«Yo me pregunto, comentarios, rumores, infamias de esa naturaleza, ¿habrían sido posibles si quien dirige los destinos del país fuera un hombre y no una mujer?», manifestó el vocero de La Moneda sobre un artículo que analiza el complejo escenario que enfrenta la jefa de Estado.
El ministro secretario general de Gobierno, Marcelo Díaz, acusó de «machista» el tenor de un artículo publicado este jueves por El Mostrador y que analiza las estrategias del oficialismo para contrarrestar el «vacío de poder» por el debilitamiento de la figura de la Presidenta Michelle Bachelet, cuya aprobación en las encuestas, después del Caso Caval y la trama del caso SQM, no supera el 26 por ciento.
El vocero del Ejecutivo se refirió puntualmente a la información sobre los rumores que circulan en el propio oficialismo y que buscan instalar la idea de que la Mandataria no está con plenas capacidades para gobernar, mismos que –como lo indica la nota– la propia Moneda se ha encargado de desestimar, asegurando que Bachelet continúa ejerciendo su mandato de manera «aguda y en control del cargo».
«Hoy día hemos conocido una información de un medio de comunicación que a mi juicio traspasa los límites de la decencia, que es de una vileza y una bajeza que no habíamos visto probablemente en mucho tiempo en la política chilena. De verdad, yo creo que afirmaciones como las que vimos en esa nota reflejan el más profundo y el peor de los machismos», dijo Díaz con tono enérgico.
Y agregó: «Yo me pregunto, comentarios, rumores, infamias de esa naturaleza, ¿habrían sido posibles si quien dirige los destinos del país fuera un hombre y no una mujer? Que rumores sin fuente, sin nadie que se haga cargo sean ventilados por la prensa, levantando infamias me parece a mí francamente, reitero, que superan el límite de lo decente y son una expresión del peor de los machismos que uno puede ver en la sociedad chilena».
Las declaraciones de Díaz no hacen sino recordar las declaraciones de la propia Michelle Bachelet en 2007, cuando durante su primer Gobierno, y agobiada por el conflicto con el movimiento secundario, acusó ser víctima de un «femicidio político», recurriendo a una política comunicacional basada en la victimización de su figura.
