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“Qué hay de Nuevo Viejo” versus “Veinteañero a los 40”… ¿Plagio sin morfina de Canal 13? Habla Alex Rivera, actor, poeta, guionista y gestor cultural:

“Qué hay de Nuevo Viejo” versus “Veinteañero a los 40”… ¿Plagio sin morfina de Canal 13?

León Pascal
Por : León Pascal periodista y escritor
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A. Rivera atraviesa por estos meses una lucha titánica contra un gigante estilo David contra Goliat. Junto a su socio, el guionista Marcelo Gajardo, demandaron a Canal 13 por plagiarles, según ellos, el guion de su autoría “Qué hay de nuevo viejo”, legalmente inscrito hace más de un año en la oficina del Registro de Autor de la Dibam. Texto que trabajaron durante un taller de guionistas, convocado por el canal de Luksic, como ejemplo de ideas innovadoras para desarrollar.


Alex Rivera es un iconoclasta por antonomasia. Un actor rupturista y provocador que, sin arrugarse, con un estilo de vida anacrónico, ha sacudido hace dos décadas el “toque de queda neuronal” de este Chile pueblerino y conservador enquistado en el “Coño Sur”, el fin del mundo, donde el Diablo perdió las boletas falsas. Aldea que aún, en pleno 2016, arrastra esquirlas y fragancias rancias con olor naftalina, por culpa de una gran maldición histórica-histérica: los tiempos de la postdictadura que, aparentemente, no nos permite evolucionar: para dar vuelta la página del pasado charcha y tránsfuga, para acceder a paraísos más oxigenantes y evolutivamente regenerantes, de una vez por todas y para siempre. Verborrea pura.

La trayectoria de Rivera en la pantalla chica y grande es variada y amplia: ha participado en una serie de capítulos de ‘Infieles’, de Chilevisión; en la premiada película a nivel internacional Isla Dawson; además de una gama de películas de comedia negra como “Marcelo, La Estafa y la Mafia” y «La Mujer Metralleta», entre otras, con la participación de reconocidos actores chilenos y extranjeros.

Alex Rivera en los años 90 se transformó en un capitán, en un bicho raro, perteneciendo, sin quererlo ni pedirlo, al estigmatizado underground, por parte de sus pares: los actores “normales”, famosos, mediáticos y faranduleros: acomodados. Realizó actuaciones crudas, rupturistas, en montajes radicales, de su autoría, en obras de teatro que buscaban despertar del letargo a la ciudadanía, castrada de libertad, esclavizada por la Caja Idiota: la TV, carentes de cultura moderna. En vivo y en directo, con el asombro de los espectadores, se pinchó las venas y mantuvo relaciones explícitas de sexo. Dichas acciones le valieron portadas de periódicos y ser rotulado como el “actor negro” en un país que se cree blanco, chorreado de corrupción y sangre.

Alex no es un actor más del montón. Al contrario, es un gestor cultural multifacético. Un icono para las generaciones de jóvenes actuales. Su otra gran faceta artística es la escritura de guiones y literatura. De los grandes libros que me han deleitado, durante el apagón cultural, está su colección de poesía Camembert-Roquefort, ediciones Malkut, 1994. Su obra literaria vio la luz el mismo año en que publique mi novela irónica Un Miembro en Reposo, editorial RIL. Ambos, sin planeárnoslo: de forma paralela, buscábamos despertar a Chile. “Libertad a los locos mentales”, era nuestra bandera de lucha invisible en esa búsqueda trascendental de todo artista libertario y libertino: contribuir en la catarsis cultural y social chilensis como medicina cicatrizante: cuerpo, mente y alma.

La denuncia de plagio

Algunos medios han hecho públicas estas denuncias que llevan un año de disputa en los tribunales, donde por un lado están los abogados de Canal 13 y del otro Alex Rivera y su socio, el guionista Marcelo Gajardo.

Hace solo días, la Brigada Investigadora de Delitos de Propiedad Intelectual de la PDI (Bridepi), apuntó a que la nueva teleserie de Canal 13 que se estrenó este domingo, ‘Veinteañero a los 40’, fue “plagiada” al actor Alex Rivera y al guionista Marcelo Gajardo. Esto porque se habrían basado en su obra “Qué hay de nuevo viejo” que estaba debidamente inscrita –con casi un año de anterioridad– en el registro legal de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos (Dibam).

Los hechos que derivaron en el informe de la PDI se iniciaron en junio de 2014. En la oportunidad Rivera y Gajardo fueron seleccionados entre un total de 300 personas para participar en un taller de guiones.

Distintos testigos interrogados por la PDI señalaron en sus declaraciones que jamás firmaron una cesión de derechos de sus obras antes de ingresar y que los profesores fueron Sergio Díaz y la asesora de Canal 13 y actual directora de Comunicación Audiovisual de la Uniacc, Isabel Troncoso.

Los trabajos eran subidos a un grupo cerrado de Facebook, donde iban analizándose y los participantes opinaban. Díaz y Troncoso también eran miembros. Respecto de esta última, la PDI asegura que, al tener acceso al contenido, también logró que se consumara el plagio.

“Lo que viene a demostrar todo esto es una mala práctica de Canal 13, como también puede existir en otras instituciones. Una falta de respeto y cuidado que existe con los derechos intelectuales en este país”, declaró Alex Rivera a los medios de comunicación.

[cita tipo= «destaque»]“Pienso en lo cara de raja de los tipos, en cómo llegamos a esta situación. Ellos tenían las pruebas desde abril, antes que grabaran las primeras escenas. El director del área dramática, Ignacio Arnold, con una valentía digna de pandillero de tercera, me amenaza en el tercer piso del área dramática del 13, diciéndome: ‘Nosotros no vamos a llegar a acuerdo, así que hagan lo que quieran, pero cuidado con demandar, que nosotros podemos demandar de vuelta”, señala Rivera.[/cita]

Descargas sin pelos en la lengua

-El domingo, el canal del angelito lanzó la teleserie que Uds. acusan de haberles sido plagiada. ¿Qué sensación experimentaste?
-Pienso en lo cara de raja de los tipos, en cómo llegamos a esta situación. Ellos tenían las pruebas desde abril, antes que grabaran las primeras escenas. El director del área dramática, Ignacio Arnold, con una valentía digna de pandillero de tercera, me amenaza en el tercer piso del área dramática del 13, diciéndome: “Nosotros no vamos a llegar a acuerdo, así que hagan lo que quieran, pero cuidado con demandar, que nosotros podemos demandar de vuelta”. Ahora todos tienen amnesia y siento que lo único que han hecho es mentir como metralleta, amparados en subterfugios legales para alargar los plazos y así misteriosamente impedirnos la búsqueda de justicia que parece tan utópica en nuestro país. Lo que más me molesta es que si esa carpeta investigativa hubiese llegado a tiempo, pues estuvo reposando en un escritorio durante un mes y medio, estos pandilleros jamás hubieran estrenado el plagio. Podrían estar formalizados y nosotros protegidos por un recurso legal que no logramos interponer.

-Chile debería tener un organismo de derecho de autor, ¿quiénes deberían componerlo?
-Lo primero es endurecer las penas. Es un mal chiste que sean tan bajas, dados los montos comprometidos en este tipo de delitos. Una buena teleserie puede generar 50 mil millones de pesos en ganancias. Es un tema que no solo les compete a las marcas (vestuario, electrodomésticos, robo industrial), en las universidades hay investigación de alumnos que terminan en jugosas ganancias para algunas personas y las mismas instituciones, sin que los creadores sean beneficiados en forma alguna. Estos robos deberían parar poniendo una comisión de ética que tenga sesiones algunas veces al mes en las distintas instituciones y analizaran los reclamos que tengan evidencias concretas para evitar todo este gastadero de tiempo y dinero que significa perseguir el delito. Quizás por este inexistente interés en transparentar estos delitos y los suculentos beneficios económicos es que prefieren amenazar y hacer desistir a las víctimas de iniciar acciones legales. Nosotros somos solo un ejemplo de muchos otros atropellos a la propiedad intelectual que por falta de medios, miedo o amenazas, no han visto la luz en un reclamo formal. No olvidemos que los robos a cajeros automáticos también tenían bajas penas en este país.

-¿Qué esperas y pides como indemnización?
-Siempre pensamos en vender este guion, con nosotros dentro del equipo de trabajo, yo actuando, y así romper los elencos tan cerrados del canal que estuviera interesado. Eso tiene un precio, pero sin robo. Ahora en una demanda civil incluiremos los daños y perjuicios de estos nueve meses de pérdidas, emocionales, económicas, familiares, de imagen, de todo este viaje espantoso que nunca planeamos iniciar.

-¿Cuál es el aprendizaje y el mensaje público de todo esto?
-Hay huevones muy mala clase que te van a decir ‘puta, te robaron ¿y qué?’ Así funciona el sistema, con robos’. Yo le digo a todo el mundo que si usted cree que sus derechos fueron pasados a llevar y tiene como probarlo, vaya a la pelea. Lo peor es pensar que porque los políticos son corruptos, es normal que los empresarios roben al Estado, no paguen los impuestos y exploten a los trabajadores, es normal porque siempre ha sido así. Vamos por un camino sin retorno, donde solo queda la rotación de las mafias en el poder. No es posible que un medio de comunicación tan masivo sea dirigido por gente que no tiene ni la preparación ni la ética necesarias para los cargos que ostentan, se manejan con un nivel de soberbia y un completo desprecio por las leyes. En el camino de búsqueda de justicia vas a perder amigos que nunca pensaste te iban a dar la espalda y vas a encontrar apoyo en gente que nunca pensaste te ayudarían, de todas formas tu vida no volverá a ser la misma. Este es el camino del héroe que se aprende estudiando guion, y es real.

-¿Cuál es tu apuesta y proyectos para este 2016 que recién comienza?
-El año pasado, en agosto, ganamos junto a mi socio Marcelo Guajardo el festival de Carolina del Norte en USA, con un documental escrito por ambos, que tuve el privilegio además de dirigir. En la actualidad tenemos más de 20 horas grabadas en distintos formatos (llamadas telefónicas, fotos a las evidencias, idas a Fiscalía, juzgado, sesiones de abogados, etc…). Con este caso de robo de propiedad intelectual cometido por personeros del 13, nuestro interés es hacer otro documental con este material y con otros guiones de series conseguir recursos para poder sacarlos del papel y hacerlos un éxito de sintonía en la plataforma que nos toque hacerlo. Tenemos una serie basada en un dispositivo literario que es de humor negro y de mi autoría, llamada “21 cañonazos” y de la cual ya tenemos un piloto. Me gustaría volver a hacer teatro y para ello estamos escribiendo un stand-up cuyo personaje protagónico es un dinosaurio. Esperar que alguno de los tres largometrajes en los que estuve estrenen este año. Y dejar de perder pegas por las redes de protección de las camarillas del 13.

-¿Cómo te gustaría que te recuerden en el tema de la violación a los Derechos de Autor?
-Como el tipo que les paró la fiesta a toda esa corruptela que se gana el billete fácil y lucra con el talento ajeno. Créeme, lo más terrible sería no dar esta pelea, creo que eso frente a un espejo en unos años más sería lapidario, además me invalidaría como artista. El artista vive del arte y, si no soy capaz de defenderlo, estoy perdido.

-¿Qué hay de nuevo viejo?
-Siento que me robaron el auto, lo pintaron y lo están vendiendo como de ellos ahora… en cualquier momento me lo chocan. Tengo ganas de topármelos frente a un juez de la república y que reconozcan este delito ante todo Chile.

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