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“La gente puede no sentirse cómoda con lo que representa la UDI y generar un desbande” David Sandoval, diputado gremialista:

“La gente puede no sentirse cómoda con lo que representa la UDI y generar un desbande”

El vicepresidente gremialista asegura que la determinación de Pablo Longueira de renunciar al partido pone un nuevo estándar, mucho más alto, a la colectividad, que debe impulsarlos a la meditación. Apoya la decisión de Jaime Bellolio de no postularse a la presidencia de la tienda de calle Suecia, porque no se podía “quemar” en las actuales condiciones y porque estaba acompañado además “no precisamente de los más renovados”.


Vía WhatsApp el vicepresidente de la UDI, diputado David Sandoval, se comunicó con el presidente de su partido, senador Hernán Larraín, apenas terminó de ver por televisión la renuncia al partido de uno de los emblemáticos de la colectividad, Pablo Longueira, por sus vinculaciones en las investigaciones por financiamiento irregular de la política.

Sandoval ha sido uno de los más críticos respecto de la forma en cómo la tienda de avenida Suecia ha enfrentado los casos judiciales en que se han visto envueltos varios de sus militantes. Ahora, el parlamentario apuesta a que tras la decisión del coronel UDI se produzca un punto de inflexión. Asegura que si no se realiza un cambio se puede producir un desbande en el partido, lo que pone en riesgo el proyecto político del gremialismo.

El parlamentario apuesta por la renovación de rostros en la dirigencia y valora a figuras como Jaime Bellolio, respaldando, eso sí, su decisión de no postularse ahora para reemplazar a Larraín, pues señala que no podía hacerse cargo de una situación como la actual, pues así evita “quemarse”. El miembro de la actual mesa, quien ha pedido incluso postergar las elecciones con posterioridad a las municipales, apunta además a que no era una buena idea postularse al cargo acompañado “por los mismos de siempre”

-¿Queda conforme con la renuncia de Longueira?
-Lo valoramos sobremanera, no esperábamos menos. Pablo Longueira es una figura extremadamente relevante y siempre ha puesto pautas en lo que ha sido el trabajo político. Él entiende que frente a un hecho de esta naturaleza debe responder personalmente y no puede poner en riesgo lo que ha sido su propio proyecto de vida política, como es el partido. El estándar que ha puesto ante un involucramiento personal frente a un hecho irregular que está siendo investigado es alto, y fija la vara a la conducta que deben que tener todos quienes cumplen funciones públicas en el partido.

-O sea, ¿ahora debería cambiar la línea de acción de la UDI frente a estos casos?
-Es una potente señal, Pablo le pone al partido una vara que sin duda va a generar mucha meditación y mucha reflexión interna.

-Se lo pregunto por el caso de Jovino Novoa, quien a pesar de ser condenado por la justicia sigue siendo militante UDI, ¿se han cometido errores en el partido?
-Sin duda. Aquí hay un antes y un después. En algún minuto nos encapsulamos en una conducta que se resolvió y que apuntaba a la presunción de inocencia, que sean los tribunales los que decidan, al final de cuentas las sanciones formales las realiza el Tribunal Supremo, y quedamos encapsulados en la reglamentación y dejamos a un lado otro aspecto que hay que considerar, no solamente el procedimiento formal sino también la conducta personal. Efectivamente, puede que nos hayamos equivocado, pero hoy la lección es nueva y como estamos en un proceso profundo de reorientación, yo creo que Pablo Longueira le pone un nuevo énfasis en esta tarea.

-¿Era “quemar” a Bellolio al postularlo a la presidencia de su partido?
-Absolutamente, es más, lo he planteado al interior del partido, tenemos que ser responsables en la construcción de liderazgos, eso cuesta mucho. Más todavía en un partido que durante muchos años ha trabajado más para adentro que hacia fuera, más al interior que relacionarse con las bases y ese divorcio que sentimos desde la militancia, esa crítica permanente que recibimos desde los concejales, los alcaldes, que el partido está en una línea pero ellos en otra, eso ha frenado probablemente el surgimiento de muchos liderazgos. El partido no abre los espacios, porque de alguna manera la conducta que hemos tenido es mirarnos el ombligo y eso nos ha impedido abrirnos en ese tema. Jaime Bellolio es uno de los liderazgos que tiene potencial, como lo fue en su oportunidad Ernesto Silva y Javier Macaya. Enfrentados a estos procesos, tuvimos que sacrificar a toda una generación de trabajo. Lo planteé, el partido tiene la corresponsabilidad de resguardar precisamente estos liderazgos a objeto de que no tengamos que perder esta oportunidad. Hoy tenemos que asumir los costos en un contexto de la actual de directiva y que los nuevos procesos se asuman en una condición totalmente distinta del partido.

[cita tipo= «destaque»]“Es una potente señal, Pablo le pone al partido una vara que sin duda va a generar mucha meditación y mucha reflexión interna”.[/cita]

-¿Usted espera que los nuevos liderazgos no sean la proyección de Jovino Novoa y Longueira?
-La única crítica que hice era que el equipo que acompañaba a Jaime Bellolio no eran precisamente los más renovados que pudiéramos señalar y ese era el gran temor que existía. Aquí no es un problema generacional, es un problema de rostros, de gente nueva que pueda asumir diferentes cargos que están ahí esperando su oportunidad. Aquí hay que tener en salvaguarda ese tema, el partido no puede sacrificar a una persona frente a un proceso que iba a ser simplemente cambiar un rostro pero no cambiar el fondo del problema. Tenemos que dedicarnos a trabajar, a diseñar, a reflexionar, sobre el fondo de lo que el partido tiene que hacer. Tenemos una tremenda responsabilidad política, es el partido más grande del país y eso nos da una responsabilidad de construir un proyecto nuevo, distinto.

-¿Por qué ha dicho que está en riesgo el proyecto político de la UDI?
-Hay una fuerte tensión en las diferentes estructuras de estos últimos procesos que hemos tenido. El presidente lo señaló en varias ocasiones: hemos vivido el peor minuto de la UDI, y se ha sostenido porque de alguna manera pensamos que podemos salir adelante de este momento amargo. Pero eso también ha generado al interior fuertes críticas, lo que me parece muy bien, y se han planteado en los entornos que corresponde. Si no se toman los canales adecuados en la UDI, muchas personas pueden sentirse no identificadas. La gente puede no sentirse cómoda con lo que representa hoy la UDI y se puede generar una situación de desbande. Nadie sobra en el partido, pero sí necesitamos hacer un giro fundamental, repensar el partido, esos son los desafíos, tenemos que preguntarnos qué partido queremos. Está en riesgo ese proyecto político si la gente empieza a sentirse que no tiene los espacios, que no tiene la participación. No podía surgir Jaime Bellolio, como han surgido muchas directivas, en un acuerdo de cuatro paredes que ya no es lo lógico.

-Entonces, el cambio debe ser profundo y no sólo un cambio de nombre…
-No podemos hacer maquillaje, la gente qué va a creer si de UDI nos llamamos IDU, no va a generar ningún cambio. La enfermedad que estamos sufriendo en la UDI requiere de una atención médica, no de medicamentos sino que de cirujanos. Este drama que hemos estado viviendo durante estos últimos tiempos también debe ser una oportunidad para reflexionar en las cosas profundas y hacerlo al nivel que sea necesario para lograr retomar una senda que le dé sentido al partido. De lo contrario, seguir así no tiene ningún sentido práctico.

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