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La batalla de Aduanas: las tensiones y redes políticas tras la lucha por el poder del servicio El organismo ha sido un bastión histórico de la DC

La batalla de Aduanas: las tensiones y redes políticas tras la lucha por el poder del servicio

Valentina Araya
Por : Valentina Araya Estudiante de Periodismo UC
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Una ola de despidos y renuncias siguieron a la salida intempestiva del ex director nacional de Aduanas Gonzalo Pereira, en febrero de este año. Cercanos al abogado aseguran que detrás la desvinculación hubo una operación política de la DC a través de Hacienda y parlamentarios. Los aludidos lo niegan y los motivos de la solicitud de renuncia son difusos. Nadie tiene una explicación certera. La tensión y los últimos acontecimientos en el servicio son comentario obligado en Valparaíso, La Moneda y Teatinos 120.


Sin prensa, el lunes 9 de mayo recién pasado, renunció a la subdirección Jurídica de Aduanas Pablo Andueza, el único de los cercanos al ex director nacional del servicio, Gonzalo Pereira, que había conservado su cargo tras la llegada de Juan Araya.

Cuando en noviembre de 2015 el democratacristiano y subsecretario de Hacienda, Alejandro Micco, llamó al ex director nacional de Aduanas, Gonzalo Pereira Puchy, para decirle que no fuera a la sesión de la Cámara de Diputados en la que comenzaría la tramitación de la ley de modernización del servicio que encabezaba, el fin era inminente. Una cuestión de tiempo.

Micco, supuestamente, tenía un acuerdo con José Miguel Ortiz, diputado DC desde 1990 y miembro de la Comisión de Hacienda de la Cámara, que exigió que Pereira no se apareciera. “Tú no vas porque Ortiz no te quiere ver”, le habría dicho el segundo de Hacienda a Gonzalo Pereira, según cercanos a los sucesos, pero el director del ente fiscalizador se negó. Ese fue el segundo de cuatro quiebres que terminaron por desterrar a Pereira.

“Nunca, jamás le he pedido eso, eso es de falsedad absoluta. A mí no me gusta la farándula política. Yo no puedo influir en un subsecretario de Hacienda, él tiene sus responsabilidades ejecutivas y yo las mías legislativas”, asegura el diputado Ortiz.

El falangista agrega que “a Pereira lo conocí muchos años atrás, pero qué rivalidad voy a tener yo con él. Se tira a agrandado, yo no lo voy a transformar en víctima a este señor, nunca me he preocupado de él. Nunca jamás me he metido en la gestión de ningún servicio público”.

Bastión democratacristiano

Desde 1990 –y con la sola excepción del Gobierno de Sebastián Piñera, período en el que hubo cuatro directores en cuatro años– por la dirección nacional de Aduanas ha desfilado una extensa lista de democratacristianos. Un “verdadero bastión decé”, dicen funcionarios históricos del servicio. Benjamín Prado, Enrique Fanta, Raúl Allard, Karl Dieter y Sergio Mujica, son algunos de los falangistas que ocuparon la oficina de la máxima autoridad de Aduanas.

En marzo de 2014, con el cambio de Gobierno y en reemplazo de Rodolfo Álvarez, Gonzalo Pereira Puchy asumió la dirección nacional de Aduanas. El abogado, nombrado por la Presidenta Bachelet en el cargo dependiente de Hacienda, fue fiscal de Sernapesca y secretario general de la Comisión Permanente para el Pacífico Sur, entre otros.

Cuando estudiaba en la universidad fue parte del Partido Comunista, pero luego dejó la militancia. Participó colaborando en la segunda campaña presidencial de Michelle Bachelet y era muy cercano a Alberto Arenas, socialista que, tras ser nombrado ministro de Hacienda en 2014, lo designó como director nacional del ente fiscalizador.

Pereira arribó al servicio y conformó su equipo de seis subdirectores con cinco profesionales externos a Aduanas que obtuvieron el primer lugar en sus respectivos concursos de Alta Dirección Pública, ADP. La sexta del gabinete fue ratificada en su cargo. “A pesar de la experiencia técnica por la cual fueron seleccionados, hubo muchas presiones políticas para que no los nombraran, específicamente de Aldo Cornejo: el tipo más nefasto para la historia de Aduanas”, afirma un empleado del servicio en 2014.

“Yo trabajé en Aduanas, conozco cómo funciona y a poco andar de su llegada hubo problemas, porque este niño Pereira llegó con gente que no tenía nada que ver con Aduanas, gente de afuera. El gremio de Aduanas es extraordinariamente politizado, pero de ahí a que hubiera una maquinación de la Democracia Cristiana para boicotear su administración, nunca”, asegura el diputado Cornejo.

Tenemos que recuperar la Aduana”

Aldo Cornejo, democratacristiano desde 1970, fue elegido diputado por primera vez en las elecciones parlamentarias de 1989 por el distrito 13: Valparaíso, Isla de Pascua y Juan Fernández, cargo que volvió a ostentar entre los períodos 1994-1998 y 1998-2002.

En 2001 postuló al Senado para representar a la Quinta Costa, pero no fue exitoso. Luego en 2004, y con el 51% de los votos, resultó electo alcalde de Valparaíso. Cuando en 2008 repostuló a ese cargo, quedó en segundo lugar con el 42% de los votos. El alcalde electo, con el 44% de los votos, fue el UDI Jorge Castro.

Pero Cornejo no se dio por vencido: en 2009 volvió a postular al Congreso y fue elegido diputado –una vez más– por el distrito 13 para el período 2010-2014, cargo en el que fue reelegido en 2013 y que ocupará hasta 2018. Entre marzo de 2014 e igual mes de 2015, presidió la Cámara Baja.

Cuando perdió la elección para ocupar un escaño en el Senado –época en la que el DC Raúl Allard encabezaba Aduanas– Aldo Cornejo se desempeñó como subdirector jurídico del servicio. Eran los tiempos en que un compañero de partido, Daniel Vergara, era dirigente en la Asociación Nacional de Funcionarios de Aduanas, Anfach. Así, la cercanía de Cornejo con Aduanas es de larga data y se relaciona directamente con las redes falangistas, según distintos funcionarios y ex empleados del servicio.

Daniel Vergara, también decé y funcionario de Aduanas desde 1972, fue presidente y vicepresidente de la Anfach –en total 14 años– y director regional de Valparaíso del servicio. Reconocida es, además, la cercanía del dirigente al diputado decé José Miguel Ortíz, cuya oficina, según asiduos del Congreso, Vergara visita recurrentemente.

Daniel Vergara explica que su relación con ambos diputados es de camaradería y asegura que recurre a ellos solo por temas profesionales.

José Miguel Ortiz, por su parte, explica que conoció a Daniel Vergara cuando era presidente del gremio en 1995 y fue a hablar con él al Congreso para ingresar un proyecto de modernización de la Aduana, junto a su directiva. En ese momento, asegura el diputado DC, “le abrí todas las puertas de Hacienda y sacamos un proyecto de mejoramiento de las remuneraciones de todo el personal aduanero. Nos hicimos amigos, con él y todos los dirigentes de la época».

El falangista agrega que “fue tan positiva la ley que yo les saqué, que vinieron todos los dirigentes a verme a Concepción y me hicieron un homenaje público muy grande, en el que me declararon ‘el diputado de la Aduana’”.

En 2008, cuando su correligionario Aldo Cornejo ejercía la jefatura comunal de Valparaíso, Vergara fue imputado por el desvío de fondos de los Planes de Generación de Empleos, PGE, para campañas políticas en la V Región.

El también ex candidato a concejal por la Quinta Costa en 2004, fue formalizado por estafa y la dirección nacional de Aduanas, a través de su cabeza Sergio Mujica, solicitó su suspensión temporal del cargo en agosto de ese año. Alejado de la dirección regional, siguió trabajando en otras áreas del servicio. Por su situación procesal, en junio de 2008, el Tribunal Supremo de la DC había suspendido también su militancia.

Pero, además de involucrar a Vergara por seleccionar, contratar, transportar y pagar a los brigadistas de su campaña a la concejalía con recursos fiscales, la indagatoria incluyó a Cornejo. De acuerdo a la defensa del ex director regional de Aduanas, el jefe comunal de Valparaíso compartía la sede de su comando con él cuando se encontraba, al igual que Vergara, en plena campaña. Además, dos personas remuneradas con platas públicas aseguraron, durante la investigación judicial, que trabajaban para Aldo Cornejo y no para Daniel Vergara.

Cornejo negó los hechos y Vergara, en 2009, fue hallado culpable de estafa por desviar fondos de los PGE hacia su campaña de concejal, simulando la realización de un proyecto de hermoseamiento de la parte alta de Valparaíso por casi $15 millones.

“Yo nunca desvié un fondo y por mi mano no pasó un peso. Fui hallado culpable porque la justicia en Chile no es ciega, ¿usted cree que todos los que están en la cárcel son culpables y todos los que están en la calle son inocentes? Hay poderes que influyen sobre la justicia y cambian cosas para justificar otras. La acusación fue porque hay que tapar a otros más grandes, así es este país”, afirma Vergara al respecto.

Un día antes de asumir la dirección nacional, Pereira se reunió con Daniel Vergara por gestión de Julio Valladares. Vergara se presentó como el “principal agente del gremio aduanero” y le dijo a Pereira, de acuerdo a cercanos al ex director nacional del servicio, que “a nosotros no nos gustó su nombramiento por tres razones: primero porque no es DC, segundo porque no es aduanero y tercero porque trabajó en un servicio chiquitito como es Sernapesca. Me pidieron que lo apoye y yo lo voy a apoyar, pero tengo un precio: quiero ser nombrado secretario general mañana”.

La flamante autoridad se negó y Vergara, según las mismas fuentes, le recordó “que ningún director nacional de Aduanas duraba más de un año y medio en el cargo”.

“Cornejo aprovechó su cargo como presidente de la Cámara cuando llegó Gonzalo Pereira para presionar a Hacienda, chantajeando con retrasar la tramitación de la Reforma Tributaria en la Cámara. Entendía que la DC tenía que tener mucho poder en Aduanas por su rol histórico”, agregan funcionarios del servicio.

“Ojalá se hubiera atrasado. La reforma salió en tiempo récord de la Cámara y yo tuve mis reparos. También los tuvo el gremio aduanero que reclamó que había materias de recaudación que no estaban contempladas. El compromiso del Gobierno al respecto, sobre mayor fiscalización, fue tratarlo en un proyecto aparte y así fue”, replica el diputado Cornejo.

Luego, agrega que “cuando asumió Pereira, a quien yo no conocía, él conversó conmigo. Yo era presidente de la Cámara. Me dijo que tenía pensado traer su propio equipo y en esa reunión estaba presente el diputado José Miguel Ortiz, que siempre ha tenido muy buena relación con el gremio. Pero no ofreció ni le pedimos ningún cargo, ni general ni particular”.

Un funcionario de Aduanas explica que, por su historia, muchos creen que el director del servicio tiene que ser DC. “Pero no es un problema de la Democracia Cristiana, es un problema de Aldo Cornejo, que tiene mal entendido que la Aduana es su patrimonio y que, de alguna manera, tiene que administrar la toma de decisiones estratégicas y decidir qué autoridades deben dirigir el servicio”, sentencia.

Aldo Cornejo afirma que “el gremio se acostumbró a tener directores DC, pero fuera de eso no hay otra razón por la cual Aduanas tenga un valor políticamente estratégico”, al mismo tiempo que admite que conoce a muchos dirigentes gremiales del servicio y tiene un vínculo histórico con ellos, entre los que se cuentan Aldo Forno, Antonio Piñeiro y el decé Daniel Vergara.

Mientras duró la gestión de Pereira, los dirigentes gremiales históricos de la DC, Forno, Piñeiro y el mismo Vergara, repetían constantemente que “la Aduana es de la DC y la vamos a recuperar”. Cada vez que se reunían con Aldo Cornejo volvían a Aduanas diciendo que “recuperarían el servicio”, aseguran funcionarios de la época.

Cuando Pereira llegó con su equipo a Aduanas el servicio tenía serios problemas de gestión, según empleados aduaneros. “Había un celo excesivo en la facilitación del comercio, en no elevar el rol fiscalizador de las operaciones de comercio exterior del servicio aduanero, en la fiscalización de temas mineros y un largo etcétera”, manifiesta un ex funcionario. Por eso, agrega, “Pereira se enfocó en la modernización del servicio”.

Esto generó los primeros problemas entre el subsecretario de Hacienda, Gonzalo Pereira y algunos parlamentarios DC, a los que no les gustaba la idea de que el área minera fuera más fiscalizada, cuentan cercanos a Aduanas en Valparaíso.

Primer round: importación y exportación de Jorge Díaz

En la subdirección de Fiscalización, Pereira nombró, al llegar, a José Luis Castro, ex jefe de división del Ministerio del Interior entre 2005 y 2010 y ex DC, pero que Aldo Cornejo nunca reconoció entre sus filas, según fuentes cercanas al partido. El abogado Pablo Andueza fue nombrado en la subdirección Jurídica.

“Aldo Cornejo montó en cólera cuando Pereira nominó a los subdirectores, especialmente a Pablo Andueza, porque existe una gran enemistad entre ambos. Andueza renunció a la DC, a pesar de que fue dirigente emblemático del partido en los 80, y su papá, Juan Andueza, que fue el primer intendente DC tras la vuelta a la democracia, también era rival de Cornejo”, afirman cercanos al partido.

A pesar de que en un comienzo Cornejo y otros diputados ejercieron presión para que Castro y Andueza no fueran nombrados, cuando en septiembre de 2014 se aprobó la Reforma Tributaria y se acordó el aumento gradual de la planta del personal de Aduanas, cambió el giro de la atención de los parlamentarios falangistas: ahora querían tener un subdirector de Recursos Humanos y, así, incidir más directamente sobre las nuevas contrataciones.

“La presión fue tan dura que Gonzalo Pereira tuvo que ceder, sacar a la subdirectora y contratar a una persona que impuso Cornejo. Sacaron a Marisol Rodríguez y entró Jorge Díaz que, si bien no militaba en la DC, era muy amigo de Aldo”, cuentan testigos de la llegada de Díaz al servicio fiscalizador.

Cornejo asegura que conoce mucho a Díaz porque es dirigente de la Democracia Cristiana en Valparaíso “desde tiempos inmemoriales”. “A mí en su minuto me preguntaron desde Hacienda si había alguna persona que la DC podía recomendar para Recursos Humanos y la DC lo recomendó a él, no yo personalmente”, puntualiza.

Para descentralizar funciones y buscar la eficiencia de la gestión, algunas atribuciones del director nacional de Aduanas –entre ellas contratar personal– se han delegado, históricamente, a sus funcionarios de confianza.

Cuando Pereira llegó a la dirección, la facultad de contratar estaba delegada en el subdirector de Recursos Humanos. Pero como Díaz no era de su confianza, el director volvió a asumir la prerrogativa de poner la firma final de cualquier contratación de empleados. En ese momento, cuentan funcionarios de Aduanas de la época, Jorge Díaz comenzó a presentar licencias y, de un período de ocho meses en funciones, cinco estuvo ausente.

Se comenta en los pasillos del servicio en Valparaíso que, en una ocasión, encontrándose ausente por licencia médica, vieron a Díaz en el Congreso conversando con Daniel Vergara. La situación fue denunciada ante el subsecretario de Hacienda por escrito y la isapre a la que Díaz se encuentra afiliado.

“Yo puedo reunirme con mucha gente y eso es un tema de privacidad, yo lo único que sé es que Jorge Díaz fue nombrado subdirector de Recursos Humanos y el señor Pereira le quitó, al nombrarlo, todas las facultades que le correspondían como subdirector y Díaz lo único que pudo hacer fue mirar el techo todos los días porque no tenía la facultad ni siquiera de trasladar a un funcionario. Esa era la gestión del señor Pereira, así trataba a los que no eran amigos de él”, explica Vergara.

Todos los funcionarios que entran a Aduanas lo hacen en calidad T y P: transitorio y provisional, y cambian de calidad cuando ganan el llamado a concurso de ADP. Tras ocho meses de Díaz en el cargo, Pereira llamó a concurso para que la subdirección de Recursos Humanos fuera encabezada por un funcionario de planta, a fines de agosto de 2015. Jorge Díaz no quedó seleccionado en la terna y Jenny Castillo, democratacristiana muy cercana a Jorge Pizarro, fue nombrada en el puesto.

El primer gran quiebre entre el director nacional y el subsecretario Micco vino a continuación, cuando el segundo de Hacienda le exigió a Pereira contratar a Díaz como asesor de Aduanas con un sueldo de $4 millones y medio. El hombre a la cabeza del servicio aduanero dijo que no y “Micco le dijo que se iba a encargar de sacarlo de la Aduana”, asegura un funcionario del ente revisor.

A Jorge Díaz le ofrecieron, como a muchos directivos que son removidos de sus funciones para que no tengan que dejar el servicio, un cargo de grado 8 con un sueldo de $2 millones líquidos en la Aduana, pero lo rechazó.

Segundo round: fiscalización minera

El segundo episodio tuvo que ver con uno de los proyectos de renovación más importantes de la administración Gonzalo Pereira: la fiscalización minera.

Bajo el mando de Pereira, Aduanas planteó en reiteradas ocasiones la necesidad de iniciar mayores fiscalizaciones a los Informes de Variación al Valor, IVV, sistema que permite al exportador informar a Aduanas sobre el valor definitivo de las operaciones de exportación con que fueron comercializadas. Lo anterior, porque la Reforma Tributaria le dio rango legal a la presentación de los informes.

En el caso del cobre, el documento primero pasa por una revisión de la Comisión Chilena del Cobre, Cochilco. Su vicepresidente ejecutivo, el DC Sergio Hernández, es amigo de Micco, según cercanos a Hacienda.

Alejandro Micco insistió en que Aduanas debía limitarse a sus tareas en el momento en el que Pereira llegó y no realizar labores que estaba llevando a cabo la Comisión Chilena del Cobre. “Por primera vez en mucho tiempo Aduanas estaba fiscalizando en serio las exportaciones del cobre y eso no les gustó a las empresas y otros entes relacionados con la minería que estaban muy cómodos con la situación anterior”, relata un funcionario de Aduanas de ese momento.

La presión de Micco, cuenta la misma persona, fue por que Aduanas renunciara a inspeccionar para que no se produjera una duplicidad de funciones entre el servicio y Cochilco, y Pereira respondió que no se podía delegar la función fiscalizadora a nadie. “Habíamos detectado una falencia y menos aún lo íbamos a hacer en ese caso”, agrega el mismo ex funcionario. Situación que generó grandes tensiones entre la subsecretaría de Hacienda y la dirección nacional de Aduanas entre 2014 y 2015.

Tercer round: modernización de Aduanas

La primera vez que Aldo Cornejo pidió públicamente la salida de Gonzalo Pereira de la dirección nacional de Aduanas fue el 18 de febrero de 2015, tras el colapso del paso Los Libertadores del fin de semana del 14 y 15 de ese mes. El incidente, que generó esperas de diez horas, llevó a Cornejo a acusar a Pereira de “mala gestión” y criticó que no se hubiera planificado con anticipación el reforzamiento de un operativo.

Un mes después se iniciaron las negociaciones con el gremio de trabajadores de Aduanas, en el marco del proceso de modernización de la institución.

En medio de las transacciones, el 20 de mayo de 2015, la Anfach convocó a un paro indefinido demandando el aumento de la dotación de funcionarios de planta y conocer la fecha concreta en la que se ingresaría el proyecto de ley de modernización del servicio nacional.

La movilización fue liderada por el dirigente PC Marcelo Reyes y los nueve días que se extendió el paro afectaron principalmente a los servicios de Chungará, en el paso a Bolivia, Santiago, en el aeropuerto y Punta Arenas, donde los embarques de salmón fueron los más impactados. Cornejo y otros diputados DC nuevamente solicitaron que el director nacional saliera del puesto.

Fuentes de gobierno aseguran que la salida de Pereira se debió únicamente a su mala gestión, reflejada, entre otros aspectos, en el mal manejo del paro. “La movilización se alargó por su culpa”, aseguran, “ya que no logró anticiparse a los hechos ni mantener una relación fluida con el gremio”.

Tras un acuerdo que se firmó en La Moneda, el paro se depuso y a la reunión asistió Aldo Cornejo. El gran ausente, por instrucción de Alejandro Micco, fue Gonzalo Pereira. “Es una interrogante para nosotros. Cornejo aparece firmando la salida del paro en un tema que no tenía nada que ver con él”, apunta un cercano a la administración de Pereira Puchy.

Con la firma del protocolo de bajada del paro se acordó que el proyecto de modernización del servicio se dividiría en dos proyectos de ley. El primer de carácter técnico versaría sobre las nuevas facultades de Aduanas y la actualización de la ordenanza del servicio.

El segundo proyecto, referente a materias de estructura organizacional y recursos humanos, determinó que la dotación de Aduanas al año 2018 sería de 2.300 funcionarios –aumentando gradualmente desde los 1.800 que hay actualmente–, de los cuales 1.700 tendrían calidad jurídica de personal de planta. En ese momento Micco dijo a distintos medios de prensa que el acuerdo implicó el aumento de la dotación en 150 funcionarios, ya que el resto estaba comprometido en la Reforma Tributaria.

El 30 de junio de 2015, el proyecto de ley de carácter técnico ingresó al Congreso y, el día de su presentación, Micco le pidió a Gonzalo Pereira que no asistiera a la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.

Luego vino el episodio –de noviembre de 2015– del inicio de la tramitación del proyecto de ley de modernización de Aduanas. Hecho que, aseguran personas ligadas históricamente al servicio, enfrió aún más las relaciones que nacieron tensas y siempre estuvieron al borde de la muerte.

El cuarto y último round: Pereira tira la toalla

Durante la administración de Sebastián Piñera el control de los camiones que entraban a los puertos se les entregó a los operadores portuarios privados, con el pretexto de facilitar el comercio quitándole trabas.

La información de los camiones que entraban a la llamada “zona primaria” tenía que entregarse a Aduanas, pero tras un estudio de un año y medio del equipo de Pereira, se detectaron serias falencias: no se informaba todo lo que entraba a los puertos. De ahí surgió el proyecto de interoperabilidad

La idea era volver a entregarle a Aduanas su función de controlar que todo lo que entrara en la zona primaria fuera efectivamente lo que los privados estaban declarando. Además, implicaba enlazar los sistemas informáticos de Aduanas con los de los puertos. El subsecretario de Hacienda decía que el cambio entorpecería el comercio y se negaba a que eso sucediera.

Cuando faltaban seis meses para la implementación de la interoperabilidad, Pereira tenía a todos en contra: el Servicio de Empresas Públicas, SEP, Transporte, la Subsecretaría de Hacienda y la Cámara Marítima, porque pensaban que iba a afectar la competitividad de los puertos. “La respuesta del servicio fiscalizador era que iba a ser tan eficiente como estaba siendo, pero sin el costo de que la Aduana no ejerciera su rol”, dice un ex funcionario del servicio.

El 30 de diciembre 2015 se fijó una reunión en La Moneda destinada a que Aduanas explicara el tema, nuevamente, a todos los interesados. Ese mismo día Micco citó a Pereira en su oficina, 15 minutos antes de ir al Palacio de Gobierno, y le exigió que, cuando llegara allí, anunciara que la interoperabilidad no se iba a implementar. Pereira le respondió que no tenía razones técnicas para hacer eso y que, si los subsecretarios de Hacienda e Interior –sus superiores jerárquicos– decidían que no se implementara, él iba a acatar, pero que él no iba a decir que no se ejecutaría.

El 4 de enero de 2016 se realizó una nueva reunión, pero de carácter técnico. En esa cita, Interior expresó que apoyaba que se implementara la interoperabilidad porque era importante para la seguridad del comercio. Se acordó postergar el inicio de la ejecución al 18 de enero, con la incorporación gradual de los puertos. Así, la discusión se definió a favor de lo que Interior y Pereira querían.

Se aplicó un piloto del proyecto de interoperabilidad en el puerto de la Octava Región que demostró que no había esperas adicionales, uno de los problemas que Hacienda previó que habría, y Aduanas recuperó la revisión de las cargas, mejorando así el control sobre el contrabando de exportación –figura creada con la Reforma Tributaria, consistente en la extracción de mercancías por lugares no habilitados o sin presentarlas a la Aduana–. Antes de la reforma el único tipo penal que se perseguía era el contrabando de importación.

Esa fue la gota que rebalsó el vaso y el 4 de febrero Alejandro Micco llamó a Pereira y le pidió la renuncia.

[cita tipo=»destaque»] El diputado Aldo Cornejo explica que existe un lío histórico entre el PC y la falange en Aduanas, por temas de liderazgos gremiales. “Eso siempre fue igual. Cuando yo estaba en la subdirección Jurídica, las subdirecciones Técnica y de Fiscalización estaban a cargo de socialistas y la mía y la dirección nacional eran decés. Siempre fue así, aunque en mi tiempo el núcleo fuerte era entre el PS y la DC”, señala, al tiempo que agrega que, por ser Aduanas tan importante para el comercio exterior, el gremio aduanero sabe el poder que tiene y eso ha generado rivalidades.[/cita]

El director nacional de Aduanas llamó al jefe de asesores del subsecretario de Hacienda, Enrique Paris, para pedirle explicaciones y él le confirmó que hacía un mes Micco había empezado a pedirle al ministro Valdés que lo sacara del servicio “por deslealtad política”. “Dijo que Pereira ‘baipaseaba’ políticamente a Hacienda, porque se entendía directamente con Interior”, asevera un cercano al gremio aduanero.

“La versión que dice que la salida de Pereira fue una operación política de la DC, primero que nada, puede venir de Marcelo Reyes, que es del Partido Comunista. Pero para todos fue una sorpresa la salida de Pereira. Nunca he logrado descubrir cuál fue el impasse que tuvo con Micco y motivó que le pidiera la salida intempestivamente”, comenta Cornejo.

Luego, agrega que “entiendo que Pereira acudió a Mahmud Aleuy para pedirle respaldo, Micco se enteró y ese mismo día le pidió la renuncia. No sé qué maquinación política podría haber, todo lo contrario”.

Fuentes de Gobierno aseveran que la gestión deficiente de Pereira se manifestó, además de su mal manejo durante el paro de mayo de 2015, en que el proyecto de interoperabilidad “implicó un retraso en el comercio internacional, era deficiente y produjo enfrentamientos con la comunidad aduanera”. Era, a juicio de las mismas fuentes, un plan “poco eficiente, caro y poco tecnológico. Hay razones objetivas por las que salió Pereira”.

A esos motivos, agregan las fuentes oficialistas, se sumaría que en enero de este año Pereira “demostró su falta de control administrativo interno” cuando 1.400 funcionarios aduaneros recibieron excesos de dineros en sus remuneraciones. “Esa fue la gran razón que gatilló su salida: se pagó plata de más, lo que reveló una falla de gestión muy grande”, dicen.

El error fue autodenunciado por el servicio ante la Contraloría General de la República, que resolvió en abril que los excesos de dinero deben ser devueltos.

Cuando salió Pereira, en febrero de 2016, nombraron a Juan Araya Allende en su reemplazo. Araya, que había sido coordinador y secretario ejecutivo del Sistema Integrado de Comercio Exterior, Sicex, de la Subsecretaría de Hacienda, ya había ejercido como director nacional de Aduanas durante el Gobierno de Piñera por tres meses en forma interina.

Un cambio de mando turbulento

Juan Araya llegó con un nuevo jefe de gabinete: Yamil Haddad, y Verónica Cerda a cargo de Comunicaciones. Tras un par de semanas de calma, la tormenta volvió a desatarse.

El 11 de abril de 2016, el jefe de gabinete, nombrado el 7 de marzo del mismo año, renunció al servicio cuando se destapó en la prensa la relación comercial existente entre el nuevo director nacional de Aduanas –su jefe– y él.

La empresa importadora Bamboo and Organics, de propiedad de Araya y Haddad, había realizado el 10 de marzo de 2016, cuando ambos estaban en plenas funciones, una importación desde China. Lo anterior, en circunstancias que la ley vigente fija la incompatibilidad de los empleados de Aduanas de fiscalizar sus propias actividades comerciales.

Tras aparecer la información en la prensa, Juan Araya se defendió asegurando que ya no era dueño de la empresa, ya que había vendido el 90% de la misma a Haddad en abril de 2015. “Ahí se abrieron muchas interrogantes. Nadie cree que Haddad haya sido económicamente capaz de comprar el 90% e, independientemente de que las haya vendido, Juan llevaba cinco años a cargo de Sicex, un sistema que regula el tema de comercio exterior por parte de Hacienda. Eso hasta febrero de este año. Es poco ético estar metido en temas de regulación de comercio externo a nivel gubernamental, teniendo una empresa importadora”, dice un ex alto funcionario de Aduanas.

Yamil Haddad comenzó a trabajar en Aduanas el 7 de marzo de 2016. En un intento por blanquear su situación, se rehizo su contrato y apareció como que sus funciones habían comenzado el 14 del mismo mes. “El contrato original desapareció, pero existía un correo en el que se informaba a todo el personal de Aduanas que Haddad empezaba a trabajar el 7. La farsa era impresentable”, confidencia un funcionario actual del servicio aduanero.

Tras el incidente, comenzó a correr el rumor en la dirección nacional de que los subdirectores de Pereira que permanecían en sus cargos habían divulgado la relación de negocios entre Araya y Haddad para perjudicarlos. En represalia, según un empleado activo del servicio fiscalizador, le pidieron la renuncia a la subdirectora Técnica que llevaba tres períodos en el cargo, Alejandra Arriaza; al titular de Informática, Jaime González, y al subdirector de Fiscalización, José Luis Castro.

En su puesto fue nombrado Javier Uribe, abogado que antes trabajaba en la subdirección Jurídica como jefe de departamento. “Javier es hijo del mejor amigo de Aldo Cornejo, se reúne regularmente con él, le dice tío. Lo peor es que no tiene ningún perfil técnico”, afirma un empleado de Aduanas.

Cornejo explica que conoce al padre de Javier, Eduardo Uribe, porque fue su ayudante en la universidad y trabajaron juntos en la Fiscalía del Banco Hipotecario por diez años. “Lo conozco bien, pero de ahí a ser regalón mío, no es verdad. Ni siquiera sé cómo entró a la Aduana”, asegura.

A la secretaria general, María Paz Mendía, le pidieron el cargo y la dejaron en una función supuestamente similar a la que tenía. La secretaría general es un cargo de tercer nivel de ADP, lo que implica que por su especificidad tiene inamovilidad.

Al subdirector del área Jurídica, Pablo Andueza, no lo desvincularon, pero el lunes 9 de mayo renunció tras volver de sus vacaciones. “Se fue aunque no lo hayan echado porque entiende que, con esta dinámica, no puede seguir en el cargo, no se siente cómodo con esta administración”, asegura un cercano al abogado.

El vínculo entre Araya Allende y Hacienda, dicen en Teatinos 120, no es menor. Y es que Andrea Pinto-Agüero –ingeniera comercial de la Universidad Bernardo O’Higgins y asesora del programa Sicex de la Subsecretaría de Hacienda, que hasta febrero coordinaba Araya–, en una entrevista que dio a su casa de estudios contó que su disciplina y perseverancia la llevaron a la gerencia comercial de la empresa importadora Bamboo and Organics, sociedad de Juan Araya y Yamil Haddad que le costó la salida de Aduanas al ex jefe de gabinete.

El gremio politizado y la eterna pugna entre el PC y la DC

Al arribo de Gonzalo Pereira a Aduanas, el presidente del sindicato de la Anfach era el militante del Partido Comunista Marcelo Reyes.

El dirigente lideró el paro de mayo de 2015 y tuvo fuertes discusiones con la administración aduanera. “En la lógica de Juan Araya y Yamil Haddad había una relación muy cercana entre Pereira y Reyes”, afirma un funcionario del servicio de la época del paro y agrega que se conocían de la época de la universidad, cuando ambos militaban en el PC. Reyes, además de dirigir la Anfach, era –cuando llegó Araya a la dirección– jefe de un departamento de la subdirección de Informática.

Cuando el director interino le pidió la renuncia a Castro, Arriaza y González a principios de este año, también quiso remover de su cargo administrativo a Reyes, a pesar de tener fuero gremial.

Marcelo Reyes no aceptó renunciar reivindicando su fuero y Araya se dio cuenta de que había cometido un error. “A los dos días me llamaron y me dijeron que me iban a mantener el grado y las funciones, pero en calidad de contrata hasta el 31 de diciembre de 2016. Yo volví a manifestar que no correspondía lo que estaban haciendo por el fuero gremial. Ahora estoy preparando la tutela laboral para presentarla en el Tribunal del Trabajo”, cuenta Reyes.

Al respecto, fuentes de Gobierno explican que ni la dirección de Aduanas ni Hacienda pretendían despedir a Reyes, sino que, como es usual en los servicios públicos, se concursaría su puesto pudiendo él ser parte de la terna.

En cada elección de la Anfach se eligen siete dirigentes. Antiguamente cuatro de ellos estaban ligados a Daniel Vergara y tres a Marcelo Reyes. Pero en las elecciones de 2014 el séptimo cupo lo ganó un dirigente que trabajaba con Reyes. Así, el comunista fue nombrado presidente de la asociación por dos años y Vergara quedó solo como director.

Acusando problemas en las urnas de algunas filiales, la trabajadora que perdió el puesto en la directiva de la asociación, entregándole así su mando al ala de Reyes, impugnó las elecciones en noviembre de 2015 y, sin haber un grupo mayoritario, la Anfach quedó descabezada, según consigna Marcelo Reyes.

Daniel Vergara dice que la Anfach “está descabezada porque el Tribunal Electoral de Valparaíso anuló una elección que se robaron, ahí hubo un fraude electoral. Eso pasa en un Estado de derecho cuando hay gente que actúa con malas prácticas para ganar a cualquier precio una dirección”.

El diputado Aldo Cornejo explica que existe un lío histórico entre el PC y la falange en Aduanas, por temas de liderazgos gremiales. “Eso siempre fue igual. Cuando yo estaba en la subdirección Jurídica, las subdirecciones Técnica y de Fiscalización estaban a cargo de socialistas y la mía y la dirección nacional eran decés. Siempre fue así, aunque en mi tiempo el núcleo fuerte era entre el PS y la DC”, señala, al tiempo que agrega que, por ser Aduanas tan importante para el comercio exterior, el gremio aduanero sabe el poder que tiene y eso ha generado rivalidades.

“Si habla con los dirigentes DC le van a decir que Pereira estaba validado por Marcelo Reyes. Hay un gran lío gremial”, asegura el diputado falangista.

Marcelo Reyes explica que no existe una rivalidad a nivel de partidos, sino que “es a título personal. No sé si es entre Daniel Vergara y yo, pero sí hay un tema contra mí, pero no lo comprendo”.

“En la Anfach en temas aduaneros no hay división, lo que nos divide es el poder: los que tuvieron todo el poder y se les acabó con la salida del señor Pereira, hoy día están llorando como viudas porque lo perdieron”, afirma Daniel Vergara.

El ex presidente de la asociación gremial agrega que “yo manejé la Anfach 14 años y soy el único dirigente que puede decir que hizo dos leyes que son las mejores de toda la administración pública, y se lo puede preguntar a los funcionarios de Aduanas, que son los mejor pagados. Eso lo hice yo”.

Distintos dirigentes de las filiales de regiones autoconvocaron a una asamblea para llamar a nuevas elecciones que se disputarán el 6 de junio y enfrentarán a ambos grupos en pugna. Los dos contendientes volverán a ser Daniel Vergara y Marcelo Reyes.

Nuevamente –y tal cual ha sido la tónica dentro de la Nueva Mayoría desde que la coalición se formó en abril de 2013, cuando Michelle Bachelet asumió su segunda candidatura presidencial– la falange y el Partido Comunista se verán las caras.

Contactado por El Mostrador, el subsecretario de Hacienda, Alejandro Micco, declinó dar cualquier tipo de declaración.

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