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Eugenio Tironi: «El despelote es cuando la gratuidad queda sometida a un algoritmo económico»

Eugenio Tironi: «El despelote es cuando la gratuidad queda sometida a un algoritmo económico»

Con esto, dijo el sociólogo, «se regresa al mismo principio con el que se fija el precio de la energía. Con un algoritmo se fijará la gratuidad».


El sociólogo Eugenio Tironi analizó la forma en que el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet ha conducido su proyecto estrella: la reforma a la educación superior.

En entrevista con Radio Zero, el ensayista y consultor dijo que «da la sensación de que este gobierno está sumergido en la duda y que de cierta manera se saca el pillo diciendo: ‘vamos a consultar’ o vamos preguntar». Hay un problema allí. Ahora, también es cierto que cuanto toma una decisión le va mal por todas partes, como la reforma de la educación superior».

«El caso de la educación superior es un muy buen ejemplo. Uno escuchaba el discurso de la Presidenta cuando presentó el proyecto. Ella decía que la educación superior ha tenido una expansión extraordinaria y que por eso todos debemos estar orgullosos. Luego da cuenta que tiene problemas que son insoportables e imposibles de aceptar y empieza con una lista….que Dios me libre!», agregó Tironi.

«El compadre que hizo ese esfuerzo sobrehumano para meter a su hijo o hija en la universidad y está pagando o el cabro está endeudado…en ese momento ¡la pasó mal!. Después asegura lo que el gobierno va hacer y asegura la gratuidad. No entendí nada», dijo.

En ese sentido, señaló que «el despelote es cuando la gratuidad -que es la gran promesa top de este gobierno- queda sometida a un algoritmo económico. Va depender del precio del cobre, del crecimiento que conlleve eso y dependerá del mercado internacional, particularmente de China».

«Este gobierno emerge sobre la antología contraria: estamos aburridos de la dictadura de los economistas y los algoritmos y queremos imponer el peso de la voluntad y la política, y ante la reforma más importante se renuncia a eso y se regresa al mismo principio con el que se fija el precio de la energía, con un algoritmo se fijará la gratuidad. Es una debacle ontológica», concluyó.

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