Apuntó al presidente del directorio René Cortázar y al ex director ejecutivo Cristián Bofill
Trabajó 25 años entre CHV y TVN y solo cinco meses en la estación controlada por Luksic, a la que compara con un grupo de «winners que se frustran permanentemente y terminan tomando muy malas decisiones».
Hace una semana Jaime De Aguirre, uno de los barones de la televisión local –conectado, poderoso después de 25 años como ejecutivo de TVN y CHV; y querido, aunque golpeado por las boletas de Bancard, la empresa de Piñera, que pusieron su nombre en el caso SQM–, fue despedido de Canal 13, el canal controlado por Andrónico Luksic.
De Aguirre tardó una semana en hablar sobre lo que fue el remezón más entretenido de la industria en lo que va del año. Lo hizo con revista Capital, donde disparó contra el presidente del directorio, René Cortázar, antes su dupla en TVN, en los 90, en la época más rentable del canal estatal, y también lo hace contra Cristián Bofill, el director ejecutivo de la estación en que estuvo cuatro meses y medio.
«Las cosas que nacen mal, terminan mal. Y esto nació mal. No partió como iniciativa de Cristián Bofill, que era director ejecutivo de Canal 13. Y eso se notó»
De Aguirre reconoce que no sospechaba la decisión de dejarlo fuera. Ni siquiera porque, tres días antes de enterarse, «empezó una ley del hielo por Whatsapp, hice una serie de preguntas, nada muy importante, y no hubo respuestas», admitió.
En este contexto, De Aguirre cuestiona seriamente la forma en que se maneja la estación de Inés Matte Urrejola.
«Probablemente yo no entendí la cultura del 13, ellos no entendieron o no les gustó la estrategia que presenté o mi modo de ver la televisión. Además los puestos de confianza son frágiles en Canal 13. Hay un management con liderazgos poco claros, que por momentos confunde más de lo que orienta», asegura.
«Existe un dueño que opina y todo el mundo corre, existe un presidente del directorio que no está, y que después está, una crisis económica que está persistentemente en la evaluación de programas, y por otro lado, un dueño que dice ‘echale nomás pa adelante’. Entonces es un poquito complejo echar a andar un proyecto coherente. La televisión se hace con templanza y en Canal 13 era un atributo dificil de encontrar», explica.
De Aguirre cree que»no existe una buena telenovela, un buen programa de humor, un buen programa de noticias con la histeria de que ¡estamos perdiendo!, ¡estamos perdiendo! ¡Necesitamos ganar ahora ya! La televisión a mi juicio, se hace con propósitos, metas, profesionalismo, entusiasmo, y una dosis razonable de tolerancia al fracaso. Los winners se frustran permanentemente, y terminan tomando muy malas decisiones… se olvidan de que esto es servicio público», concluyó.
