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PC: el chivo expiatorio Opinión

PC: el chivo expiatorio

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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Es probable que en los próximos días observemos apretones de mano y todos den vuelta la página, sin embargo, esto no logrará tapar una crisis que se está haciendo cada vez más crónica. Y, mientras tanto, seguimos esperando que la Presidenta aparezca en escena y tome el liderazgo que se requiere luego de la catástrofe de las municipales.


Qué duda cabe, la crisis en la Nueva Mayoría es evidente. La derrota sufrida el 23 de octubre solo fue la confirmación de que las cosas no andan para el Gobierno, pero especialmente para el conglomerado que constituye –o debería constituir– su base de apoyo. El conflicto desatado a partir del proyecto de reajuste del sector público es la representación más clara de la crisis interna. Vamos a los hechos.

Un equipo político que no es capaz de conseguir ni un solo voto de sus parlamentarios, literalmente, antes de presentar la iniciativa.

Un ministro de Hacienda que es defendido en el episodio por la derecha y el empresariado.

Una dirigenta de la CUT que pierde la compostura y las emprende contra el titular de Hacienda del bloque al que pertenece.

Un ministro del Interior que trata de intervenir en el conflicto, pero que no es tomado en cuenta por los protagonistas.

Un conglomerado que emite una declaración pública contra uno de sus integrantes, olvidando el viejo refrán de que la “ropa sucia se lava en casa”.

Y, obviamente, una oposición que toma palco y sonríe frente al espectáculo de su rival.

Seamos francos. En la Nueva Mayoría lo que menos ha existido estos dos años y medio de mandato de la Presidenta Bachelet es disciplina y alineamiento. Aún está fresco el episodio en que la Democracia Cristiana congeló la relación con el equipo político debido a que, entre algunas razones, sacaron a uno de sus militantes del Registro Civil. Tampoco ese partido se ha caracterizado por respaldar todas las iniciativas legislativas impulsada por el Gobierno. Sin ir más lejos, el proyecto de despenalización del aborto ha contado con el rechazo público de una parte importante de ese partido, incluyendo las duras críticas que ha realizado contra el Ejecutivo  un grupo de cuatro diputados, encabezados por Matías Walker.

[cita tipo= «destaque»]El PC, en este episodio, ha desplegado una estrategia comunicacional correcta: victimizarse. Cuando se dieron cuenta de que habían quedado aislados, optaron por levantar la hipótesis de la expulsión. “Nos quieren echar”, señaló Juan Andrés Lagos en una entrevista en Cooperativa, relato que después sería replicado por todos sus dirigentes.[/cita]

Paradójicamente, el Partido Comunista ha sido el más “oficialista” de los siete partidos que integran la Nueva Mayoría. Sus diputados sí que saben cumplir una “orden” de partido. Cuidadosos de no realizar críticas vía prensa, cautos para referirse a la Presidenta. Hasta en el episodio de la votación por el reajuste, el PC era el partido al que menos cuentas le podían pasar en el bloque gobernante. De ahí que llama la atención la forma con que los han apuntado con el dedo. Creo que esto es mucho más profundo.

El voto disidente es la excusa para instalar el debate acerca de si esta coalición puede sobrevivir en el tiempo, o bien de qué forma debería mutar. Para nadie es un misterio que la DC está incómoda en el Gobierno. Se les nota a sus dirigentes, se percibe en sus declaraciones. De hecho, la carta contra el PC fue impulsada por la falange, lo que refleja el fuerte  deseo interno de terminar la alianza por conveniencia con el partido de izquierda. Hoy por hoy, la Democracia Cristiana está pensando más en quienes podrían ser sus futuros aliados que en los que tiene actualmente.

El PC, en este episodio, ha desplegado una estrategia comunicacional correcta: victimizarse. Cuando se dieron cuenta de que habían quedado aislados, optaron por levantar la hipótesis de la expulsión. “Nos quieren echar”, señaló Juan Andrés Lagos en una entrevista en Cooperativa, relato que después sería replicado por todos sus dirigentes. También optaron por la protesta de omisión, restándose de participar en la velada en que todos los presidentes de la Nueva Mayoría llegaron a la casa de la timonel del PS, y la cual culminó con una declaración pública que quedará en los anales de la política chilena, ya que dieron por superado el conflicto, pese a que el acusado no estuvo presente.

Es probable que en los próximos días observemos apretones de mano y todos den vuelta la página, sin embargo, esto no logrará tapar una crisis que se está haciendo cada vez más crónica.  Y, mientras tanto, seguimos esperando que la Presidenta aparezca en escena y tome el liderazgo que se requiere luego de la catástrofe de las municipales.

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