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Del dicho al hecho…: Guillier y las mismas malas prácticas políticas de todos La red de conocidos y operadores que el senador ha instalado en el Gobierno

Del dicho al hecho…: Guillier y las mismas malas prácticas políticas de todos

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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No por nada –explicaron en el propio Ejecutivo–, varios de sus conocidos, especialmente de la ONG Wold Vision, de la cual fue rostro de una campaña de infomerciales que se emitían en Chilevisión desde 2005 y a la que ha estado vinculado por años, llegaron a trabajar a la administración bacheletista por gestión directa o indirecta de Guillier. Todos lo hacen, es cierto, pero no todos levantan la bandera de no ser políticos tradicionales.


En todos lados se cuecen habas y por más que el senador Alejandro Guillier ha desplegado desde el primer minuto un discurso que busca tomar distancia de la política tradicional, con un claro “acento ciudadano”, que le ha valido en parte su buen rendimiento en las encuestas, las prácticas tras bambalinas de pedir cargos e instalar a su red de conocidos en el Gobierno, apuntan a que el hoy presidenciable no es la excepción a la regla.

La estrategia no es nueva. Desde la campaña presidencial de 1999 –cuando el entonces abanderado de la UDI, Joaquín Lavín, prometía un cambio y criticaba a “los políticos de siempre”, a pesar de que había sido alcalde y pieza clave en la fundación del gremialismo como partido– que diversos candidatos han recurrido a este discurso de diferenciación, que tiene eco en las encuestas precisamente por la profundización de la crisis de confianza hacia las elites, que ha llegado a su máxima expresión en los últimos años, debido a los casos de irregularidades en el financiamiento de la política.

El senador por Antofagasta pone el acento en el pretendido “eje ciudadano” de su liderazgo, tal como lo hizo en su momento la Presidenta Michelle Bachelet en las campañas del 2005 y del 2013. «No me siento un político profesional, soy senador y un ciudadano que quiso aportar a la política con una visión más de las organizaciones gremiales», dijo Guillier el 24 de noviembre en Radio T13, mismo día en que recalcó que es un independiente y que su contribución “es desde fuera y no quiero apostar metiéndome más en los partidos. Lo mío es aportar ciudadanía”.

Ese día puntualizó cuál es la diferencia con su contrincante en la Nueva Mayoría, el ex Presidente Ricardo Lagos: “Viene de un mundo que no es el mío, viene de la política. Yo en cambio vengo mucho más de movimientos ciudadanos, del mundo gremial, yo no militaba en partidos políticos, pero sí era activo miembro del Colegio de Periodistas».

Esta línea de discurso le ha valido varias críticas en los sectores más convencionales del oficialismo, como también las del propio Lagos, quien dijo que “se cree que él es el representante de la ciudadanía”. Pero también este relato lo ha instalado como la figura del oficialismo con mejor desempeño en las encuestas. No por nada, se acerca cada vez más a la carta de la derecha, el ex Presidente Sebastián Piñera, ya que la última encuesta Cadem de este 28 de noviembre arrojó que el nivel de conocimiento de Guillier es de 85%, lo que implica 18 puntos más que en mayo de este año, a la vez que cuenta con un nivel de aprobación del 51% y un 17% de intención de voto espontánea, solo cinco puntos menos que Piñera.

“Sin duda es poco convincente que un senador de la República se presente a sí mismo como ajeno a la actividad política. Con todo, el perfil de Alejandro Guillier, el haberse hecho popular como rostro de TV y tener una credibilidad construida desde los medios de comunicación, lo ayuda a mostrarse como alguien distante y distinto de la política tradicional. Saber administrar esa distancia y su capacidad de empatía con la gente son las claves de su avance en las encuestas”, explicó a El Mostrador el analista Max Colodro.

Añadió que obviamente “en un contexto de tanto deterioro de la política, sin duda que es una estrategia que puede dar buenos resultados. Mientras más logre mostrar diferencias con los políticos tradicionales, más opciones tiene de capitalizar el descontento actual”.

El punto con ese discurso es el ruido que hace en las filas del oficialismo la forma que tiene el senador de moverse en la arena política, que más que de un denominado liderazgo ciudadano, es la de un político de tomo y lomo.

[cita tipo= «destaque»]Ex funcionarios del ministerio señalan a Soto como la figura clave que instaló a Montecinos y a la red de conocidos del parlamentario en los puestos de Gobierno.  En efecto, en la cartera aseguraron que Soto y Díaz se reunieron en noviembre en dependencias de Minería y, según lo que se supo del encuentro, el objetivo era “hacer una revisión” de la gente cercana que ahí trabaja y de algunos sueldos.[/cita]

No por nada –explicaron en el propio Gobierno–, varios de sus conocidos, especialmente de la ONG World Vision, de la cual fue rostro de una campaña de infomerciales que se emitían en Chilevisión desde 2005 y a la que ha estado vinculado por años, llegaron a trabajar a la administración bacheletista por gestión directa o indirecta de Guillier. Todos lo hacen, es cierto, pero no todos levantan la bandera de no ser políticos tradicionales.

“La regla general es que los parlamentarios entienden que tienen propuestas para todos los cargos, piden nombramientos, son excepciones los que no lo hacen y el senador Guillier es parte de la regla general”, confesó una ex autoridad de este Gobierno.

En el Ejecutivo, entre quienes estuvieron al otro lado de la línea telefónica con Guillier, comentaron que el senador se caracteriza por ser una persona muy amable y, a diferencia de muchos, no es de los que amenaza, pero –agregó un ex inquilino de La Moneda– es “muy insistente y siempre se victimiza, siempre lo quieren perjudicar”.

Todo pasa por Soto

Sabido es en el Gobierno que fue el senador Guillier quien propuso el nombre de la actual ministra de Minería, Aurora Williams, para un cargo en el Ejecutivo, donde recordaron que originalmente la idea del parlamentario fue que asumiera como Intendenta de la Región de Antofagasta, pero cuando se conformó el gabinete hacía falta mujeres para cumplir con la promesa presidencial de paridad en los cargos, lo que llevó a que el nombre de Williams se eligiera para dirigir la cartera.

Eso implicó influencia en dicho ministerio para proponer e instalar a personas de confianza de Guillier en esa repartición. El actual jefe de gabinete de la ministra, desde julio de 2015, Patricio Díaz, que previamente se desempeñó como asesor encargado de la Unidad de Minería y Sociedad, es de profesión asistente social, según Gobierno Transparente. Antes de llegar al Gobierno fue el subdirector de World Vision, ONG que lleva más de 30 años en Chile y que busca la protección de la infancia, a través de programas de prevención de abuso y maltrato infantil y que, con el “apadrinamiento” de menores, entrega herramientas para salir de la pobreza.

En el antiguo puesto de Díaz, a cargo de Minería y Sociedad, instaló a María Isabel Pardo, de profesión relacionadora pública, la que previamente también pasó por World Vision, donde cumplió funciones de Gerente de Marketing.

La profesional encargada de Género del Ministerio de Minería, Cristina Carvallo Herrera, asistente social, registra asimismo un paso por World Vision.

En dicho ministerio explicaron que la crítica transversal interna apunta a que estos nombramientos corresponden a personas con poco y nada de experiencia en el tema minero, que por tanto sus “competencias son cuestionadas” y que evidencian poco manejo al respecto.

El primer asesor legislativo que tuvo la ministra Williams, entre marzo de 2014 y diciembre de 2015, fue Cristián Montecinos, abogado que había trabajado tres años en la Municipalidad de Pucón, localidad desde donde conoce a Juan Carlos Soto, el jefe de gabinete del senador por Antofagasta, militante radical hace menos de un año y hombre de confianza de Guillier hace 20 años. Desde hace 11 meses que Montecinos es el Seremi de Minería en la Segunda Región.

Ex funcionarios del ministerio señalan a Soto como la figura clave que instaló a Montecinos y a la red de conocidos del parlamentario en los puestos de Gobierno. En efecto, en la cartera aseguraron que Soto y Díaz se reunieron en noviembre en dependencias de Minería y, según lo que se supo del encuentro, el objetivo era “hacer una revisión” de la gente cercana que ahí trabaja y de algunos sueldos.

“Soto le ve todo a Guillier, confía ciegamente en él”, comentaron en el Congreso, donde lo ven siempre a su lado y, entre quienes conocen la relación de ambos, agregaron que proviene de la época en que los dos trabajaron en TVN. Tienen un vínculo tan estrecho, que se le conoce como “el productor” del senador, quien por lo mismo lo ha recomendado en el pasado a diferentes trabajos, en Obras Públicas cuando Sergio Bitar era ministro, para sumar a Soto a la Unidad de Comunicaciones como parte del equipo de avanzada –donde estrechó vínculos con parte de la G-90–, y también en World Vision, para que se desempeñara como asesor de prensa en Temuco.

Minería no es el único lugar de influencia del senador por Antofagasta, tras bambalinas. En la administración bacheletista es bien conocido el episodio que protagonizó Guillier con la ex ministra Javiera Blanco, en junio de 2015, por la decisión de remover a la Seremi de Justicia de Antofagasta, Alejandra Pozo, abogada cercana a Guillier y a su equipo de trabajo.

La versión oficial de su salida fue que Pozo cometió el error de enviar un oficio que criticaba un acuerdo entre el Poder Judicial y el Gobierno sobre el destino de un grupo de jueces en la Región de Antofagasta. Ex autoridades gubernamentales que conocieron el episodio recalcaron que la ex Seremi fue removida por la mala evaluación que existía de su gestión, pero en el círculo del parlamentario la decisión fue vista como un ataque directo a Guillier, parte de una operación política en su contra, orquestada por el otro senador de la Nueva Mayoría y pareja de Blanco: Pedro Araya.

En la administración bacheletista confirmaron que esa decisión generó varias discusiones y reclamos de Guillier a la entonces titular de Justicia, lo que tensionó por meses la relación de ambos y marcó el punto de inflexión en la enemistad con el senador Araya. “Se enojó harto con Blanco, él se quiere mostrar como un político atípico de cómo actúan los otros, pero la verdad nunca hubo ninguna diferencia”, agregó un ex inquilino de Palacio.

El Mostrador contactó al equipo parlamentario de Guillier para poder conocer la versión del senador y, tras varios intentos, nunca se dio una respuesta concreta acerca de su disponibilidad para conversar sobre esta nota.

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