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Eduardo Cardoza: “Hay haitianos y dominicanos que tienen títulos universitarios y trabajan de reponedores en supermercados” Secretario Ejecutivo del Movimiento Acción Migrante

Eduardo Cardoza: “Hay haitianos y dominicanos que tienen títulos universitarios y trabajan de reponedores en supermercados”

La organización tira sus dardos contra el decreto de ley 1.094 del año 1975, “porque en base a eso se rigen los inmigrantes que viven en el país y su sistema de visa es anacrónico, restrictivo y existe la potestad de rechazar o aceptar sin ningún fundamento, con una discrecionalidad absoluta”. Asimismo, Cardoza agrega que el derecho a la libre circulación está vinculado a la existencia de un contrato previo de trabajo: “Por ejemplo, supone que la persona que ingresa tiene que estar dos años con el mismo empleo; si lo llegas a perder, en menos de treinta días tienes que tener un nuevo empleador, de lo contrario tienes que volar”.


“Uno de los casos que más recuerdo era el de una dominicana, bióloga de profesión, que al llegar a Chile comenzó a trabajar en servicio doméstico. Y te das cuenta que, incluso para el país, es un desperdicio enorme, porque son capacidades que Chile no formó y que acá podrían ser muy utilizadas. También con los médicos. ¿Cuántos pueblos en provincia necesitan tener médicos? Las capacidades de los inmigrantes le pueden ser útiles a las áreas más necesitadas del país”, comenta Eduardo Cardoza

A juicio del secretario ejecutivo del Movimiento de Acción Migrante, el decreto ley 1.094, del año 1975 –uno de los principales obstáculos, según los inmigrantes, para mejorar su calidad de vida–, fue redactado con la mentalidad de “concebir al otro como un enemigo, como un tema de seguridad nacional”, sin asegurar el cumplimiento de los derechos humanos.

“Por ejemplo, dentro de los países del Mercosur, convinieron un sistema de visa muy fácil, que permite la libre circulación, que permite trabajar y tener un carné de identidad, de manera casi automática. Eso implica facilitar la circulación de las personas dentro del territorio, y también la incorporación para que puedan trabajar. Acá se dice que el extranjero viene a quitarle el trabajo a la gente, pero está probado que cuando se encuentran en las mismas condiciones que los nacionales, eso no pasa, no compiten por el mismo trabajo”.

Esa competencia, de acuerdo a Cardoza, “ocurre cuando un extranjero está privado de derechos y un empleador lo hace trabajar por menos dinero”.

Si bien hay algunas iniciativas que han logrado solucionar algunos de los problemas que viven los inmigrantes en Chile (quienes, según la estadística, representan un 2.5% de la población total), lo preocupante es que hay ciertas medidas que “son administrativas, no hay ley que las soporte, de modo que pueden cambiar con el próximo gobierno (…). No hay voluntad política de impulsar una buena ley migratoria”, apunta.

Con respecto al aumento de haitianos en Chile, Eduardo Cardoza advierte que los trabajos que están tomando “son esos que los chilenos ya no quieren, porque implican cierto grado de peligro. No es casualidad que en las bombas de bencina atiendan haitianos: les pagan poco y asumen riesgos. Pero ellos están ahí porque necesitan trabajar”.

Recalca que otro de los problemas es el no reconocimiento de los estudios o títulos universitarios. “Yo conocí a un kinesiólogo haitiano que trabajaba de reponedor en un supermercado, incluso doctores. Son trabajos precarios, incluso, en la primera etapa, hasta que les salga la visa. En ese período trabajan en cualquier cosa, porque tienen que comer”.

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