Publicidad
Pablo Jofré sobre la improvisación política de Trump: “Será un gobierno en la medida de lo posible, al estilo aylwinista” Analista internacional

Pablo Jofré sobre la improvisación política de Trump: “Será un gobierno en la medida de lo posible, al estilo aylwinista”

Tras la investidura de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos, el destacado periodista y colaborador de noticias internacionales (como Hispantv y Rusia Today), sostiene que el principal desafío del magnate será cumplir aquello que prometió, “´porque a diferencia de lo que sucedió durante la campaña, cuando podía mentir, obviar y desviar, siendo Presidente el escrutinio es mucho mayor: recordemos que Clinton no fue juzgado tanto por el hecho de tener un affair sexual, sino por haber mentido”. Los norteamericanos –argumenta Jofré- son muy particulares en ese sentido: “Puedes hacer barbaridades, pero no puedes mentir”.


Pablo Jofré Leal, destacado periodista y analista internacional, argumenta que, ya como Presidente de los Estados Unidos, el desafío de Donald Trump no será sólo cumplir lo que prometió durante su campaña, sino también tener muy presente que, de hacerlo, podría provocar una “crisis institucional, crisis con sus vecinos, crisis económica. Lo más probable es que la natural demagogia de Trump se matice y exista un término medio, en la medida de lo posible, al estilo aylwinista”.

Además –y en relación con el nuevo gabinete del magnate, compuesto por hombres de negocios y militares multimillonarios– Jofré hace un símil con lo que hizo el ex Presidente Sebastián Piñera con Alfredo Moreno, “un tipo que carecía completamente de experiencia política, pero que sabía de negocios (…) Entonces, es creer que un tipo que tiene experiencia económica puede ser un buen político”.

-¿Cree que la clase política chilena se ha interiorizado con el fenómeno Trump?

-Yo creo que sí, porque a medida que han pasado las semanas, uno encuentra que algunos sacan cuentas alegres de este fenómeno, que consiste en subir en las encuestas y ganar unas elecciones a partir de ciertos elementos y consideraciones políticas que, si bien pueden no ser simpáticas y muy atractivas en principio, finalmente devienen en los elementos que lo diferenciaron de Clinton, y creo que en algunos políticos puede ser atractivo tomar elementos que pueden generarle puntos: el tema de la inmigración, el tema del empleo, el tema de la seguridad, el tema de la protección de la industria nacional, si firmamos o no los tratados internacionales. Hay una especie de ícono que se está formando, sobre todo en sectores de la derecha chilena. Pero eso es muy típico: identificar a un candidato triunfador y analizar por qué triunfó ese candidato.

-Pero Ossandón no logró capitalizar el voto que todavía ostenta Piñera…

-Claro, pero resulta que una cosa es la encuesta y las votaciones que tienen que ver con partidos políticos, y otra es la población: cómo percibe la población ciertos elementos que le son de interés, cómo percibe la población chilena el tema de la seguridad, el tema de la inmigración; tantos extranjeros, tantos haitianos, tantos colombianos, qué pasa con la seguridad, con las drogas, con la salud, son elementos que prenden en sectores sociales muy proclives a estos mensajes. Yo recuerdo que Ossandón habló que se había analizado el efecto que este tipo de nominación, que este tipo de política generaba en la población, y que lo habían evaluado positivamente. Son elementos referenciales. Yo me acuerdo cuando estaba Dick Morris, en la Argentina, que era el asesor comunicacional de Fernando de la Rúa, y cómo finalmente se dijo de que producto de ese trabajo de imagen, Dick Morris había logrado posicionar a de la Rúa, siendo él fome y aburrido. Muchos políticos latinoamericanos tomaron a Dick Morris como elemento referencial para decir “esta es la forma de encontrarse a la población, esto es lo que quiere la población”. ¿Qué es lo que quiere la población, quiere un mensaje anti migratorio? Se lo doy. ¿Quiere un mensaje anti delincuencia? Se lo doy.

-¿Y cómo se expresa el fenómeno Trump en la derecha de Chile?

-Se expresa en el elemento de “la honestidad”, en no tener pelos en la lengua, el decir lo que suene políticamente incorrecto pero que la gente quiere: eso es lo que transmite el político; yo estoy diciendo lo que la gente piensa pero no se atreve a decir, pero como yo soy político, como soy presidenta de la UDI, digo lo que quiero, y puedo decir las barbaridades que quiero. Puedo decir no creo en la igualdad, y lo que ella dice está presente en la ideología de la derecha, de no creer en la igualdad, no somos iguales. Es parte de la derecha el tomar los elementos que en ese momento son beneficiosos para las campañas presidenciales.

-Se podría decir que Trump nos ha “enseñado” que lo políticamente incorrecto tiene un gran valor político.

-Absolutamente, yo creo que si algo enseñó el señor Trump a estos políticos es que hay que lograr captar la rabia, los deseos de frustración de millones de personas, a partir de un discurso nacionalista pero tremendamente atrayente para un sector de la población: nada con Bolivia con respecto al mar, ni con Perú respecto a los límites fronterizos. Nada con los inmigrantes que vienen a destruir y a robar y a traer tráfico de drogas, aquí Chile para los chilenos. Entonces, hay ahí un discurso que antes era políticamente incorrecto, podía ser ofensivo, pero ahora suena “este tipo tiene agallas, no tiene pelos en la lengua en decir lo que está pasando, aquí hay muchos colombianos, muchos dominicanos, muchos haitianos, lo que tenemos que hacer es Chile para los chilenos”.

-Centrándonos en la designación de los altos cargos de la administración federal, ¿crees que ha habido un sello de improvisación?

Indudablemente, ya que si tú tomas en cuenta los nombres que hay, las personas a quienes representan, a los sectores sociales que representan, estamos hablando de generales multimillonarios primordialmente, estamos hablando de tipos vinculados al complejo militar industrial, pero también a los tipos que tuvieron dificultades serias con el tema financiero en Estados Unidos, estamos hablando de John Kelly, James Mattis, también general. Entonces la improvisación tiene que ver con que no hay una mirada política en la designación de los cargos y más bien se ven elementos interesados: estamos en guerra en Siria, Libia, Afganistán, en la zona Oriente Medio, tenemos que enfrentar a los chinos en el mar meridional de la china, entonces necesitamos generales fuertes. Pero la improvisación se nota y ahí hay un símil con lo que hizo Piñera con Alfredo Moreno: un tipo que carecía completamente de experiencia política. La única nominada por Trump y que tiene una experiencia en administraciones anteriores es Eleine Chao, secretaria de transporte.

-¿Se ha despertado el fantasma de la secesión?

-Difícil, yo creo que más bien de la división social, más que de la secesión desde el punto de vista de los estados. Yo creo que lo que el tipo ha generado es una división social a partir de sus votantes y a partir de quienes se le están oponiendo en este momento.

-¿Se rendirá Trump al modelo de ejercicio gubernamental?

Lo más probable, y ahí hay que hacer una contextualización. Si consideramos que parte importante del triunfo de Trump fue contar con el voto de amplios sectores blancos, de lo que se llama el cinturón industrial, del medio oeste norteamericano (además de algún voto de la minoría negra, de la minoría hispana, sobre todo, en Florida), estamos hablando de que va a ser un poco complejo que este tipo deje que sus promesas sean pura demagogia: va a tener que hacer algo de lo que ha dicho, pero mucho de lo que ha dicho va a tener que ser matizado, porque no podría llevar a cabo todo lo que dijo sin provocar con ello una crisis institucional, crisis económica, crisis con sus vecinos, crisis del punto de vista empresarial económico. Si decide romper los TLC con México, castigar a las empresas norteamericanas que operan en China y capitalizar subiendo impuestos, es decir, son parte de promesas de campaña, pero otra cosa es con guitarra, y en ese sentido creo que lo más probable es que la natural demagogia de Donald Trump y el programa de gobierno va a existir una especie de término medio, en la medida de lo posible, al estilo aylwinista.

-Volviendo a los paralelismos entre el fenómeno Trump y la atmósfera política de Chile, ¿ves alguna relación entre el discurso anti político del magnate y el discurso del candidato presidencial del Partido Radical?

-Absolutamente, pero es un error profundo, porque una persona medianamente inteligente lo primero que dice es “cómo no va a ser político si usted es senador señor Guillier, usted no es un hombre que surgió de las comunicaciones y aparece como candidato presidencial, usted es senador por un partido de la Nueva Mayoría, un partido que tiene que ver con la política, con la alianza, con convenios, que tiene que renovar confianza con la presidencia”. Hay un contubernio político que está detrás de él, pero no se puede desligar de lo político, pero es el discurso fácil: “Miren señores, yo no vengo del mundo tradicional de la política”. Puede ser que no venga del mundo de sentarse en una mesa con la UDI y RN, pero es un político, es un senador, no conozco a ningún senador en ninguna parte del mundo por mas apolítico que sea, que trate de representar que no venga del mundo político. Entonces eso es capitalizar malamente un discurso coyuntural absolutamente instrumental, que es dar a conocer los temas relacionados con las AFP, la educación: cualquiera puede levantarse con ese discurso y va a encontrar en la población eco, pero otra cosa es que ese programa que él pretende implementar se lleve a la práctica; no lo hizo Bachelet en sus dos gobiernos, pudo llegar hasta donde pudo llegar, y Trump llegará hasta donde pueda llegar siempre que no choque con los republicanos, que son mayoría en el Congreso, y aunque Trump diga que no venga del mundo de la política, es presidente gracias al color y a las banderas del partido republicano, entonces tiene que ponerse de acuerdo, ya que sacar adelante las leyes significa llegar a acuerdos con los demócrata y republicanos, no puede gobernar vía decreto.

-¿Cuál es el principal desafío de Trump como Trump?

-Su principal desafío es tratar de cumplir aquello que prometió, porque a diferencia de lo que sucedió durante la campaña, en que podía mentir, obviar, podía quedarse callado, podía desviar la atención sobre lo que él había dicho, sobre las mujeres, sobre Clinton, sobre Rusia, sobre China, ahora, cuando es Presidente, el escrutinio es mucho mayor. Recordemos que Clinton no fue juzgado tanto por el hecho de tener un affair sexual en la casa blanca, como por el hecho de mentir: eso llevó a Clinton a ser juzgado; los norteamericanos son muy particulares en eso, es decir, puedes hacer barbaridades pero no puedes mentir, y en ese sentido, Trump ha prometido una serie de cosas relacionadas con lo financiero, con lo social, y que tiene que cumplir o puede ser sindicado como alguien que no cumplió, como un mentiroso. Falta saber si va a cumplir las promesas de incrementar el salario mínimo, saber qué va a hacer con el sistema bancario, con las tasas de interés, es decir, es mucho más fácil prometer que cumplir. Sin embargo, cumplir sus promesas implica conjugar una serie de elementos muy complejos en la política norteamericana: lo militar, la política interna, el complejo militar industrial, los lobbies. Finalmente, yo creo que va a matizar todo.

-¿El triunfo de Trump se puede ver como un augurio del éxito en política que podría tener alguien como Farkas?

-Sería un golpe duro para la derecha, porque un Farkas como candidato presidencial podría ser un Francisco Javier Errázuriz en la época que se presentó como candidato. Un Farkas despierta simpatía en cierta parte de la población que cree en la teoría del chorreo, que cree que un hombre por ser multimillonario no necesita robar, y que va a generar empleo y vamos a ser exitosos porque él lo ha sido: ese pensamiento está presente en una parte de la población, cuando se preguntaba por Piñera, que cree usted de él, “él es un buen candidato porque no necesita robar, es un millonario, va a ser buen candidato porque va a crear empleo y ya lo ha hecho”. Aquí es lo mismo, Trump lo que ha hecho es ser un empresario inmobiliario, un tipo vinculado a la especulación, un tipo que no ha creado miles de empleo, ha creado empresas que le han dado beneficios, no ha sido un emprendedor, un innovador, no ha sido un creador de Microsoft, no es ese tipo de empresario, sino que es el empresario comunicacional, vendedor de esperanza. Es un buen vendedor y él vendió una buena campaña, una buena promesa, por tanto es un negociante, alguien que vislumbró un buen negocio.

Etiquetas: Donald Trump, analista internacional, en la medida de lo posible, Farkas, derecha

Destacado: . Si consideramos que parte importante del triunfo de Trump fue contar con el voto de amplios sectores blancos, de lo que se llama el cinturón industrial, del medio oeste norteamericano (además de algún voto de la minoría negra, de la minoría hispana, sobre todo, en Florida), estamos hablando de que va a ser un poco complejo que este tipo deje que sus promesas sean pura demagogia: va a tener que hacer algo de lo que ha dicho, pero mucho de lo que ha dicho va a tener que ser matizado, porque no podría llevar a cabo todo lo que dijo sin provocar con ello una crisis institucional, crisis económica, crisis con sus vecinos, crisis del punto de vista empresarial económico.

 

 

Publicidad

Tendencias