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Mauricio Carvallo y la decadencia intelectual de la política: “Lagos e Insulza están añejos” Periodista y autor de “Hora de cierre: civiles y militares en dictadura y democracia”

Mauricio Carvallo y la decadencia intelectual de la política: “Lagos e Insulza están añejos”

Tras la publicación de su libro, que recoge importantes entrevistas políticas realizadas durante cuarenta años al frente de la contingencia nacional y de los personajes que la protagonizaron –entre ellos Clodomiro Almeyda, Patricio Aylwin, Bernardo Leighton y Edgardo Boeninger– Carvallo reconoce, con cierta nostalgia, que más allá del bien y el mal, “estas personas, de ese nivel histórico, ya no existen”. Solo quedan –dice– viejos pasados de moda, “lo cual también afecta en la posibilidad de hacer cambios políticos en Chile”.


Como la recopilación de los fragmentos póstumos de Fernando Pessoa, plasmados en su mejor obra, “El libro del desasosiego”; como el trabajo incesante de Violeta Parra, desenterrando y recopilando folclore hasta quemarse el rostro; como la preservación de los pensamientos de Blaise Pascal, ese gran humanista que conmovió al mundo con sus meditaciones. En nada difiere, en términos de riqueza, la nueva obra de Mauricio Carvallo, titulada “Hora de cierre: civiles y militares en dictadura y democracia”. En nadie difiere, claro, si se acepta que el foco no es la poesía, la música ni la filosofía. Aquí, el gran tema es la política, expresada a través de decenas de entrevistas que, en un período de cuarenta años, dibujan el período más oscuro de la historia de Chile.

Como entrevistador, Carvallo era insistente, estudioso y, sobre todo, ambicioso. “Mi fuerte fue la preparación a fondo, la pregunta directa y la independencia frente a los poderes. No me importaron sus investiduras. Elaboraba las preguntas con la mayor profundidad posible”, detalla en el capítulo “La ciencia de la entrevista”.

Ejemplo de su tenacidad es la entrevista que publicó en El Mercurio, el 6 de julio del 2003, a Miguel Krassnoff, hoy condenado por violaciones a los derechos humanos cometidas en dictadura. Ésta sería su primera y única entrevista después de guardar un “hermético silencio por un cuarto de siglo”, apunta Carvallo.

MC: ¿Qué sabe de las exhumaciones?

MK: No tengo ningún tipo de información. Conforme a antecedentes de prensa, al parecer éstas habrían comenzado a ejecutarse a partir de 1978, época en que estaba en la Academia de Guerra preocupado de las misiones propias ante la eventual guerra con Argentina.

MC: Fue el único oficial activo que respondió a la Comisión Reting.

MK: Efectivamente, le mandé una nota diciendo que no tenía nada que ver aportar; que me parecía incongruente que tuviera que ir a explicar supuestas actividades a una comisión extraña para mí. Y que, conforme a lo que hice, si mañana me correspondiera cumplir misiones en ese sentido, lo haría de nuevo. Por supuesto, fue pésimamente interpretado.

MC: Pero, ¿lo haría de nuevo?

MK: Lo mantengo…

José Zara, Miguel Krassnoff, Pedro Espinoza, “gente asesina”, como los define Carvallo, fueron las entrevistas que califica como “más desafiantes”, y ocupan buena parte de las más de trescientas páginas que componen el libro. Además, figuran decenas de otras conversaciones con personajes, en su mayoría, tristemente famosos, como por ejemplo Mariana Callejas, quien no tuvo pudor al decir que “Orlando Letelier está bien muerto”.

“Esas personas ya no están, tuvieron su gran importancia y creo que esa gente, de ese nivel histórico, ya no existen en la política, que ha visto disminuida su profundidad intelectual y, con ello, la posibilidad de hacer cambios políticos en Chile.  Hablo de Clodomiro Almeyda, Bernardo Leighton, Eduardo Novoa Monreal, Pedro Vuskovic, es decir, gente a la que uno admiraba”, reflexiona el autor.

-Pero en el libro se incluyen personajes como Lagos e Insulza, que están más que presentes en el debate público

-Sí, pero ellos están añejos y la gente se da cuenta. Sin embargo, creo que es interesante comparar al Insulza de ahora, que se está vengando de Lagos, y al Insulza de antes, que lo admiraba. Obviamente influye el hecho que, en su tiempo, Lagos no le permitió ser el candidato –y le habría ido mejor que a Frei– y, con tan poca importancia, el ex Presidente tampoco se presentó. Si yo volviera a reportear, si estuviera en acción ahora, habría tratado de investigar qué es lo que está separando realmente a Lagos de Insulza: yo creo que hay un hecho histórico, un encuentro o desencuentro, hay algo ahí, un comienzo; me gustaría haberlo averiguado.

 

 

 

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