El académico se ha dedicado a estudiar el estado actual de la derecha política
El intelectual plantea que los casos de corrupción y de relaciones entre dinero y política se deben a una crisis ideológica y» espiritual» en los partidos. El filósofo cree que la senadora podría estropear todo lo hecho por la directiva de Hernán Larraín para sacar a flote al gremialismo
En entrevista con el diario La Segunda, el filósofo y autor del libro La derecha en la crisis del bicentenario, Hugo Herrera, se refirió al caso de los correos entre la senadora y presidenta de la UDI Jacqueline Van Rysselberghe y el ex presidente de la Asociación de Industriales Pesqueros del Bío Bío (Asipes).
«Es necesario que se pronuncie la Fiscalía y que Van Rysselberghe dé una explicación más detallada», señaló Herrera a raíz de la situación de la congresista; sin embargo, apunta que «resulta complejo a esta altura de la crisis del sistema político, la falta de distancia de la senadora frente a un grupo de interés, a tal punto que éste se sienta autorizado para darle instrucciones».
Para el intelectual, «de ser cierto lo que Ciper informa, Van Rysselberghe debería denunciar. Lo contrario podría volver a sumir a ese partido en la crisis, una crisis por lo demás, que se contradice con el propio ideario que ella dice sostener», recordando además el complejo escenario del que recién viene saliendo el gremialismo. «A la directiva anterior de Hernán Larraín le correspondió una tarea ingrata, pero asumida con responsabilidad, de limpiar en lo que se podía la dañada imagen de la UDI. Lo de Van Rysselberghe podría perjudicar ese elogiable esfuerzo», señaló.
Herrera plantea que la falta de reflexión y convicción ideológica tiene a la derecha y a la política chilena en general en una situación de crisis que abre más espacios para que las autoridades sean corrompidas: «Sin una renovación espiritual, la política y la centro derecha chilenas no saldrán del atolladero. Cuando las ideas políticas pierden contacto con la realidad, los partidos pierden espíritu, mística, motivación y queda la mera máquina. A un sector de la UDI parece haberle contenido algo así: se quedó sin ideas o con ideas de la Guerra Fría. Los casos de corrupción, entonces, son como la expresión mediata de aquella crisis ideológica. Si uno está, en cambio, convencido de un pensamiento profundo, con capacidad persuasiva, comprometido manifiestamente con la realidad de la patria, está menos dispuesto a dejarse corromper».
