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Guillier en su laberinto: la crisis política de la Nueva Mayoría arrastra al candidato Irrupción de Sánchez y Goic lo deja con escaso espacio para crecer

Guillier en su laberinto: la crisis política de la Nueva Mayoría arrastra al candidato

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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No hay solo una explicación para la baja en las encuestas de Guillier, son varios factores los que se han conjugado; sin embargo, existe coincidencia en que la razón principal es que su candidatura está pagando, en cierta medida, los costos de ser la carta de una coalición rota, políticamente quebrada, que perdió la mística, su capacidad de acuerdo interno, que desechó la fórmula histórica de su éxito político, es decir, el entendimiento estratégico entre la DC y el PS, que por más de dos décadas ejercieron como columna vertebral, primero, de la Concertación y, después, de la Nueva Mayoría.


Esta debe ser de las peores semanas políticas para el abanderado del PS-PR, Alejandro Guillier, y difícilmente estuvo en el diseño original de su candidatura tener que enfrentarse a un escenario tan revuelto y adverso como el que atraviesa en estos momentos. Cuando restan cinco meses y medio para la elección presidencial, experimenta una sostenida tendencia a la baja en las encuestas, su espacio de acción se ha visto eclipsado por la irrupción de su contrincante del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, y la Nueva Mayoría –la coalición que debería sustentar su candidatura– está en su peor momento, como nunca antes, fracturada, ahora que tiene dos cartas compitiendo por llegar a La Moneda hasta la primera vuelta de noviembre.

Entre quienes se han reunido con el senador por Antofagasta en los últimos días, dicen que se le ve cansado, ojeroso, sin dinamismo, que son señales de agotamiento. No es para menos, la última encuesta Adimark –que se publicó el martes 2 de mayo– lo mantuvo en el segundo lugar de las preferencias, con un 19% de apoyo, siendo el contrincante más serio y que está más cerca, a solo cinco puntos, de la carta de la derecha, Sebastián Piñera (24%), pero también vino a confirmar algo que muchos ya comentaban hace tiempo en las filas de la Nueva Mayoría: la tendencia a la baja que lo afecta y que, según este sondeo, ya suma 8 puntos en los últimos tres meses.

No hay solo una explicación para la baja de Guillier, son varios factores los que se han conjugado; sin embargo, hay coincidencia en que la razón principal es que su candidatura está pagando, en cierta medida, los costos de ser la carta de una coalición rota, políticamente quebrada, que perdió la mística, su capacidad de acuerdo interno, que desechó la fórmula histórica de su éxito político, es decir, el entendimiento estratégico entre la DC y el PS, que por más de dos décadas ejercieron como columna vertebral, primero, de la Concertación y, después, de la Nueva Mayoría.

Entre dirigentes oficialistas y analistas políticos concuerdan en que la irrupción de Sánchez, de la mano del Frente Amplio, se debe a que ha sabido copar un espacio que dejó vacío la Nueva Mayoría y que eso, precisamente, afecta la capacidad de reacción del candidato Guillier para acomodarse a esta turbulenta situación. “Está de alguna manera viviendo los estertores de representar a un conglomerado que se está desmoronando, sin unidad interna y su liderazgo, por sus características personales y políticas, es para otro escenario, uno más tradicional, con dos grandes bloques. Su baja en las encuestas se debe al deterioro de la Nueva Mayoría”, sentenció el analista Max Colodro.

En el PS, más allá de las declaraciones públicas de algunos de sus dirigentes, reconocen que sus filas no están movilizadas para la campaña, que hay desánimo, que a un sector interno aún le pesa la salida de Ricardo Lagos de la carrera. Reconocen que están preocupados y hay quienes temen que Sánchez termine siendo para Guillier exactamente lo mismo que, el año 2009, fue Marco Enríquez-Ominami para la candidatura de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, cuando el primero obtuvo un 20% y el abanderado oficialista logró un magro 27% en primera vuelta.

“Siendo honesto, ese es un buen símil de lo que puede pasar ahora. La única diferencia es que Frei no era querido y Guillier le cae bien a la gente, eso lo puede ayudar”, asumió uno de los integrantes de la flamante nueva mesa directiva del PS.

En el PPD varios afirman que Guillier está siendo afectado por el vacío de poder que ha dejado la coalición: “El Frente Amplio se va a meter hasta la cocina”, advirtió uno de sus principales dirigentes.

En la Nueva Mayoría observan a Beatriz Sánchez como una figura con atributos clave, la ven cercana, amable, novedosa, pero sobre todo reparan en que ha sabido usar y copar el espacio que ha dejado estos meses la coalición oficialista, inmersa en conflictos internos, disputas por mecanismos, sin proyecto ni propuestas claras a futuro. Sin discusión asumen que la abanderada del Frente Amplio no solo le quita a Guillier los votos de la izquierda, sino que principalmente le eclipsó el aura de ser una figura que ofrecía una nueva forma de hacer política, un timbre político que “ya se lo arrebató” Sánchez, que en solo un mes saltó en la encuesta Adimark del 2 al 11 por ciento de apoyo.

“Beatriz Sánchez lo eclipsa, ella es lo emergente, representa el cambio de un ciclo político y viene a reforzar las debilidades de Guillier, pero también de la Nueva Mayoría. Va a ser difícil que Guillier logre remontar la amenaza política, cultural e ideológica distinta del Frente Amplio, porque él representa un proyecto que está feneciendo y contrasta con este que está emergiendo”, explicó Colodro.

El gran argumento que puso sobre la mesa el PS, cuando su comité central decidió en abril proclamar a Guillier y no a Lagos como candidato, fue precisamente que era la carta más competitiva en la encuestas, el que tenía mejor rendimiento para enfrentar a Piñera.

Tanto los laguistas de dicho partido como los del PPD advirtieron varias veces, pública y privadamente, que esa era una apuesta riesgosa, considerando las señales a la baja que estaba ya mostrando el senador por Antofagasta, que no era descabellado pensar en la posibilidad de que a mitad de año Sánchez pudiese acortar notoriamente su brecha con Guillier, complicando las opciones de pasar a segunda vuelta.

“El principal atributo de Guillier es que estaba bien en las encuestas, pero ahora está bajando, es una tendencia y eso está sembrando el pánico”, reconoció un dirigente PPD.

Es sintomático que el abanderado haya precisado en estos días, sobre el Frente Amplio y Sánchez, que hay una diferencia entre “la gobernanza” y levantar testimonios. No dejó de llamar la atención de muchos, considerando que era la misma crítica que, no hace tanto, se le hacía a él desde el laguismo: que no tenía propuestas y que carecía de experiencia.

En la Nueva Mayoría precisan que el senador también tiene su cuota de responsabilidad en el escenario actual. Dicen que peca de exceso de burocracia, que es indispensable que “se despercuda”, que tiene que salir a la calle e incorporar a los partidos de la coalición para desplegarse simultáneamente, que no puede desperdiciar el hecho de que este es un conglomerado con experiencia política en terreno, en campañas, en contiendas electorales y que nada de eso está siendo considerado.

[cita tipo=»destaque»]Es sintomático que el Guillier haya precisado en estos días, sobre el Frente Amplio y Sánchez, que hay una diferencia entre “la gobernanza” y levantar testimonios. No dejó de llamar la atención de muchos, considerando que era la misma crítica que, no hace tanto, se le hacía a él desde el laguismo: que no tenía propuestas y que carecía de experiencia.[/cita]

Ese cuestionamiento va unido a otra crítica que permanentemente se escucha en el oficialismo: que a Guillier le falta liderazgo político, que evita a toda costa asumirse en tal ámbito y que, por lo mismo, desperdicia oportunidades clave para imponerse, tomar control de la agenda y no parecer inmovilizado, como es la sensación que tienen en las huestes de la Nueva Mayoría.

No pocos esperaron que, en las semanas previas a la junta nacional de la DC, el candidato del ala progresista se arriesgara, se jugara alguna carta, golpeara la mesa. Varios en el oficialismo recuerdan que el 2013, con bastante anticipación, Michelle Bachelet rayó la cancha, puso sus condiciones para ser candidata y fue categórica al respecto: exigió primarias que la legitimaran y debía visar el acuerdo parlamentario.

Un par de veces, Guillier dijo que sin primarias no sería candidato, pero su advertencia no tuvo peso ni efecto en la Nueva Mayoría. Se hizo humo, además, porque el oficialismo se marginó del proceso legal del 2 de julio y el abanderado PS-PR anunció que optó por conseguir las 33 mil 500 firmas ciudadanas que la ley le exige para inscribirse como candidato independiente.

La decisión de las firmas se adoptó, explicaron en los partidos, porque se entendió como la única forma de darle un hálito de legitimidad ciudadana a un abanderado que hasta ahora ha sido elegido entre cuatro paredes en instancias partidistas.

Cuando se habla de liderazgo, en los partidos también apuntan a la incapacidad para haber convencido a las huestes de la coalición, de haber ejercido un papel menos pasivo ante lo que sucedía en estos meses en la Nueva Mayoría y, si aspiraba a ser candidato, haber sido un líder real.  “Estamos viviendo las consecuencias de un candidato sin liderazgo político”, se lamentaron en el PS.

Si por el flanco izquierdo Guillier está neutralizado por Sánchez, lo cierto es que en el centro lo bloquea Goic. Esta, si bien aún marca 2% en la encuestas, tiene a un partido grande como la DC detrás suyo y, además, coquetea con los huérfanos de Lagos, con ese electorado que siempre se inclinó por la Concertación.

En el resto de la Nueva Mayoría dicen que no le ven futuro a la apuesta de la falange, que no logrará repuntar en los sondeos, que es una candidatura sin destino, pero en la DC piensan distinto y confían en que Goic va a movilizar al partido, que no está todo dicho. A diario ha estado en terreno, ya están definidos los tres ejes programáticos para esta etapa –salud, clase media y seguridad ciudadana– y se adelantará la declaración de intención de candidatura ante el Servel, lo que le permitirá regirse por las reglas de la precampaña (entre 200 y 90 días antes de la elección), con lo cual podrá recibir donaciones en una cuenta bancaria creada especialmente y utilizar hasta un 10% del gesto electoral correspondiente.

Eso le permitirá hacer despliegue territorial, además de financiar esta parte de la campaña, y en el PS hay quienes reconocen que “Goic igual le va a tocar la oreja a Guillier”.

TV o no TV

La imagen del martes, con Sánchez y los líderes del FA caminando sonrientes hacia el Servel con las cajas al hombro que contenían las 44 mil firmas recolectadas para inscribirse en las primarias legales, fue el otro balde de agua fría que recibió la candidatura de Guillier esta semana. Eso implica que la Nueva Mayoría es la única fuerza política –siendo que fueron los que instauraron el mecanismo- que se marginó de ese proceso, ya que la derecha también elegirá por votación ciudadana –entre Piñera, Manuel José Ossandón y Felipe Kast– a su carta presidencial definitiva.

Pero significa asimismo que, por dos semanas, tanto la derecha como el Frente Amplio tendrán espacio asegurado en televisión para hacer sus respectivas franjas. Un error de cálculo no menor en la Nueva Mayoría, respecto del cual en todos los partidos apuntan al PS, por no haber contemplado este factor y, por lo mismo, haber asegurado las primarias proclamando a Lagos.

Cada minuto de los noticiarios de televisión que la Nueva Mayoría pierde y en cuyo reemplazo hay notas del FA, es el mejor reflejo de la pérdida de poder e influencia de la coalición oficialista.

En su columna semanal en La Tercera, el ex subdirector de la Secom, Carlos Correa, precisó que “la primera figura política de la Nueva Mayoría que debiera saber esto es el propio senador Guillier, que llegó a dos dígitos en las encuestas no por su desempeño legislativo ni por la profundidad de sus ideas, sino por su extendida y exitosa carrera en televisión. Por mientras, la coalición ha preferido no inscribirse en ningún partido y salir a recoger firmas y con ello crear una movilización que emule en algún grado el efecto de las primarias. Para poner en dimensión la dificultad de esta tarea, es como intentar recoger firmas y repartir volantes el mismo día que hay fútbol”.

Una mirada que no deja de ser cierta, considerando que la credibilidad de Guillier ante los ojos ciudadanos se generó precisamente a partir de su desempeño como periodista de televisión, lo que lo ayudó en las encuestas y lo hizo competitivo.

“El poder de la televisión no está dado solamente por aquello que comunica y bombardea ocupando lenguaje verbal, y sobre todo visual, sino también por los mundos implícitos que construye en las audiencias. El más común de ellos es suponer que aquello que no está en la pantalla simplemente no existe o es cosa del pasado. La franja de Chile Vamos se preocupará de recalcar lo segundo, y la del Frente Amplio de recalcar que no hay otra coalición que pueda enfrentarse a la derecha, salvo ellos. El sentido mesiánico de sus líderes ayudará a la construcción de este mensaje televisivo”, agregó Correa.

Mayo partió mal para Guiller y es difícil que mejore si tanto el abanderado como su coalición siguen la misma ruta que hasta ahora. Durante los próximos 15 días deberá ser proclamado por el PC y el PPD, pero necesitará más que eso para remontar.

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