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[FOTOS] El 21 de mayo en Iquique: culto y devoción colectiva

[FOTOS] El 21 de mayo en Iquique: culto y devoción colectiva

Patricio Rivera Olguín
Por : Patricio Rivera Olguín Profesor de Historia e historiador. Académico Facultad de Ciencias Humanas Universidad Arturo Prat.
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«Luego del 21 y la fiesta de consumo que crea la nueva paradoja de que muchos comerciantes son peruanos, termina el mes que se hace corto. El después del 21 lleva al fin de mes inmediato y el capitán Prat vuelve a descansar en sus monumentos», escribe el historiador y académico de la UNAP Patricio Rivera en el artículo que acompaña este fotorreportaje de cómo se vivió esta fecha en la capital de Tarapacá. (Fotos: Hernán Pereira)


Los iquiqueños del siglo XX , autodenominados antiguos, dividen el mes de mayo en un “antes y un después del 21”, dado que ese día es la frontera temporal del mes, todo ello debido a que los sucesos bélicos de Iquique y Punta Gruesa, han significado una conmemoración que ha marcado a sucesivas generaciones de la ciudad.

Iquique es una ciudad cosmopolita de amplias inmigraciones que hoy con la presencia de peruanos, bolivianos, colombianos y haitianos, está reconfigurando su culturalidad, pero es una paradoja que esa culturalidad local, es cambiada a partir de 1883 con la llegada de los chilenos y hoy los propios chilenos ven como cambia nuevamente.

Desde 1880 que el 21 de mayo se recuerda en Iquique, en esa época el periódico chileno “Veinteiuno de Mayo” señala que se harán salvas de cañón y desfiles de la guarnición local. Por tanto, antes de terminar la guerra de 1879 que el culto a Prat comenzaba a emerger en la ciudad. La conmemoración se hace intensa con el llamado proceso de chilenización que comienza ya en este período y continua de otra forma hasta hoy, dado que se asiste a una socialización de la ciudadanía chilena que es constante en el tiempo y que involucra a los inmigrantes. De hecho, muchos niños peruanos y bolivianos desfilan ante Prat y los Héroes de Iquique con la singularidad que lo hacen vestidos de marineros.

Los efectivos mecanismos de reproducción cultural que postula P. Bourdieu (1974) se hacen visibles en Iquique y el norte de Chile. No es extraño que Arica vibre el 7 de junio, Antofagasta lo haga el 14 de febrero y Calama el 23 de marzo; todas son fechas de batallas y ocupaciones de la guerra de 1879. Por lo cual, el norte de Chile no se funda en un 18 de septiembre de 1810 o en un 12 de febrero de 1818, sino con la Guerra del Pacífico.

La guerra vuelve a surgir en estas fechas, el combate naval de Iquique y Punta Gruesa, son recreados en una continuidad en los niños que luego al ser jóvenes, deben actuar en un carnaval del estado y éste, es el desfile, se rinde culto al estado a través de un santo, como muy bien acertó Williams Sater (2004). El dispositivo de chilenidad es tan asertivo que se crean bandas de guerra en los colegios, llamadas bandas escolares y hasta de forman bandas de ex alumnos que quieren continuar con la dinámica del cuerpo en desfile y marcialidad que comienza desde la educación parvularia y continua hasta la adultez y esa es la veneración pública del santo cívico-militar que es Prat.

Todo el mes de mayo, sacralizado por decreto de la Junta Militar desde 1974 con el Mes del Mar, viene a legalizar una tradición instalada en Iquique que tuvo su punto culmine en la ciudad en 1979, a los 100 años de la gesta y que trajo a la dictadura militar en pleno con todas su escuelas matrices en un 21 de mayo único en militarización del puerto.

La bahía de Iquique en su sector norte, conocida como El Colorado, guarda a 44 metros el precio de la vieja corbeta “Esmeralda” que es visitada en una romería acuática de todos los iquiqueños que detiene el tiempo a las 12:10, hora de hundimiento del buque que se asemeja al entierro de un fallecido. Todos  los que asisten se remecen ante la llegada de la muerte a la valiente marinería. Antes de eso, las tropas han desfilado e Iquique está en las calles viviendo una fiesta de consumo y recreación, dado que se venden gorras y pañoletas navales con la particularidad que se hacen diferenciadas de oficiales de gente de mar, lo cual induce a pensar en una diferenciación social al momento de vestir al niño de marinero.

Los escolares desfilaban los días 20 de mayo, más el calendario cambió la ritualidad y ésta sumó a Alto Hospicio que integró a los nuevos nortinos llegados de la zona centro y sur a la ritualidad naval, tal como se hizo hacia 1880, 1890, 1900 y durante todo el siglo XX y XXI a los que quisieron cambiar su horizonte laboral distinto en un Iquique salitrero, pesquero, comercial de Zona Franca y minero.

Los desfiles se han multiplicado y existen desfiles por junta vecinal, hay desfile de los escolares de la jornada nocturna, desfiles de jardines infantiles y párvulos que han superado al gran desfile escolar de los colegios de Iquique. Este se hace dividido en escalones a la sazón sociales, porque desfilan los colegios municipales, luego los particulares subvencionados y los particulares pagados, al parecer el desfiles tiene matices basados en la matrícula y el copago.

Luego del 21 y la fiesta de consumo que crea la nueva paradoja de que muchos comerciantes son peruanos termina el mes que se hace corto, el después del 21, lleva al fin de mes inmediato y el capitán Prat, vuelve a descansar en sus monumentos, aunque en todos los iquiqueños está presente, porque en toda la ciudad está su nombre en la junta vecinal, plazas, colegios, universidad y en la cotidianidad que nos hizo querer el nombre de Arturo Prat y de hacerlo Iquiqueño.Para muchos no nació en Ninhue, sino que su vida es un día 21 y eso es Iquique.

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