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Andrés Zaldívar, de honorable maestro de “cocina” a anfitrión de la última cuenta pública de Bachelet Presidente del Senado y sus conflictos entre dinero y política

Andrés Zaldívar, de honorable maestro de “cocina” a anfitrión de la última cuenta pública de Bachelet

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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Protagonista de los últimos 60 años de la historia política chilena, el octogenario senador –que paradójicamente ha expresado su intención de ir a la reelección– no ha sido inmune a las sospechas y actos sobre financiamiento irregular de la política. Sus redes, cultivadas a través de décadas, lo han convertido en una bisagra entre el mundo empresarial y parlamentario en proyectos de ley emblemáticos.


Andrés Zaldívar tiene 81 años y está en política desde 1952, cuando ingresó al Partido Conservador Social Cristiano, del que su madre, Josefina Larraín, era vicepresidenta. A los 21 años se inscribió entre los primeros militantes de la Democracia Cristiana.

Hoy será su sexta cuenta pública como presidente del Senado. Fue nuevamente elegido por acuerdo parlamentario en marzo de este año. Su extensa vida como protagonista de la elite política sirve para graficar las tensiones en el ejercicio del poder en los últimos 60 años. Protagonismo que desea seguir conservando. Incluso, según ha dicho, evalúa presentarse a la reelección.

Con la vuelta de la democracia, Zaldívar fue el ejemplo de lo más controvertido del sistema binominal. En las elecciones de 1989 ganó su cupo al Senado por Santiago Poniente por menos de un punto a Ricardo Lagos. Se impuso por 31,27% de los votos, contra 30,62 de Lagos. Como juntos no pudieron doblar a la lista de la derecha, el otro senador por dicha circunscripción fue Jaime Guzmán, con poco más del 17% de los sufragios.

Diez años después, Zaldívar sería parte de la vanguardia, nuevamente, al protagonizar la primera elección primaria presidencial como precandidato de su partido, la Democracia Cristiana. Pero esta vez Ricardo Lagos no desperdició su oportunidad y arrasó con él y sus partidarios.

El histórico militante DC siguió en el Senado. Durante este período aparece por primera vez un serio conflicto de interés. En 2002, el Parlamento discutía una actualización de la Ley de Pesca. Zaldívar presentó una moción para establecer límites de extracción en las regiones Primera y Segunda. La propuesta fue impugnada por la Fiscalía Nacional Económica (FNE), porque significaba una posición monopólica en favor del grupo Angelini. Paralelamente, se publicó que el senador y su hermano Adolfo tenían acciones en Eperva, donde Felipe Zaldívar otro de sus hermanos era gerente comercial. La empresa era una subsidiaria de Corpesca, del señalado grupo Angelini.  

Andrés Zaldívar negó que ese porcentaje accionario, de poco más del 1%, «una forma de ahorro», según dijo, fuera determinante en sus decisiones como parlamentario. Pero aunque la presión lo obligó a vender sus papeles, no se inhabilitó al momento de votar la ley, dando su voto a favor de la empresa del grupo Angelini.  

Y no pasó nada. Postuló a la reelección en 2005, ocasión en que fue derrotado en Santiago Poniente por Guido Girardi. Esa vez el binominal lo dejó fuera en beneficio de Jovino Novoa, que con menos votos obtuvo su escaño.

Las boletas con Aguas Andinas

Pero «quedar fuera» es en realidad una forma de decir. Esto porque, mientras Michelle Bachelet fue candidata en 2005, su figura fue una de las que calmó la incertidumbre de la vieja fronda política, ante la inminencia de una mujer arribando a La Moneda. Fue el jefe de campaña en la segunda vuelta y luego el primer ministro del Interior de Bachelet.

Pero algo nuevo estaba naciendo y Zaldívar no pareció darse cuenta a tiempo. Duró solo cuatro meses en la cartera. No pudo controlar los efectos de las movilizaciones estudiantiles de 2006, caracterizadas por un duro accionar desde Carabineros y, en julio de ese año, estaba fuera del cargo. Bachelet le avisó solo dos horas antes de hacer pública la decisión.

Se dedicó entonces, por los siguientes tres años, al ejercicio libre de su profesión de abogado. Entre octubre de 2006 y el 6 de marzo de 2009 trabajó para Aguas Andinas. Vínculo que fue descubierto por la PDI mientras investigaba la ligazón de esta empresa con el financiamiento ilegal de la política. En ese período recibió un total de $150 millones.

[cita tipo=»destaque»]En mayo de 2015, el actual senador explicó que no se trató de boletas falsas y que su trabajo en la multinacional fue “hacer un seguimiento a toda la tramitación, en el Senado y la Cámara, en comisiones y en Sala, de iniciativas del Gobierno en general, de todos los proyectos de ley que pudieran interesarle a la empresa. Entregué un informe mensual, con un resumen ejecutivo más anexos. Resúmenes de la discusión en Sala, de los acuerdos que se tomaban, y así hasta que los proyectos se promulgaban. Eso lo cumplí durante todo el periodo que estuve fuera del Senado”, detalló.[/cita]

En mayo de 2015, el actual senador explicó que no se trató de boletas falsas y que su trabajo para la multinacional fue “hacer un seguimiento a toda la tramitación, en el Senado y la Cámara, en comisiones y en Sala, de iniciativas del Gobierno en general, de todos los proyectos de ley que pudieran interesarle a la empresa. Entregué un informe mensual, con un resumen ejecutivo más anexos. Resúmenes de la discusión en Sala, de los acuerdos que se tomaban, y así hasta que los proyectos se promulgaban. Eso lo cumplí durante todo el periodo que estuve fuera del Senado”, detalló.

De vuelta al Senado y la “cocina” y el grupo Said

En el mismo período, una empresa ligada a él emitió una boleta a Inversiones Caburgua, del grupo Said, por $5 millones. Esta compañía está entre las beneficiarias del «perdonazo» del SII a firmas ligadas con el financiamiento irregular de la política a través de boletas y facturas ideológicamente falsas. Según Zaldívar, sus servicios realmente se prestaron y se trató también de asesorías legislativas.

Como sea, desde su puesto esta vez como senador por la Región del Maule, donde fue elegido para el período 2010 a 2018–, ha sido un interlocutor importante entre los empresarios y el Gobierno en proyectos significativos, como las reformas tributaria y laboral.

En el primero, se hizo famosa su analogía de 2014: «Algunos se sienten más o menos informados, pero en estas cosas no todo el mundo puede estar en la cocina, ahí muchas veces está el cocinero con algunos ayudantes, pero no pueden estar todos, es imposible”, sostuvo en la ocasión.

Después de eso, no son pocos quienes lo apuntan como el «master chef» de negociaciones clave con el mundo empresarial. Así al menos se expresó en la discusión de la Reforma Laboral, donde Zaldívar reconoció los «problemas» con que llegó el proyecto al Senado y que se encargó de corregir, con la oposición de los gremios de trabajadores.

Este jueves, Zaldívar será el anfitrión de la última cuenta pública de Bachelet y, aunque la distancia entre ambos desde su salida del Gobierno en 2006 sea insalvable, el octogenario senador sigue defendiendo, a su modo, a la actual administración.

En tal sentido, ayer, horas antes del discurso, aseguró que «este no es un país que se esté cayendo a pedazos o destrozándose, como algunos dicen. Es un país que ha seguido avanzando. A lo mejor no está dentro de lo que quiere la oposición, pero nosotros estamos en el Gobierno», afirmó.

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