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Contardo arremete contra la vocera del «Bus de la Libertad»: «Lo único que la guía, según sus propias palabras, es encontrar la presencia del diablo»

Contardo arremete contra la vocera del «Bus de la Libertad»: «Lo único que la guía, según sus propias palabras, es encontrar la presencia del diablo»

«La señora Aranda se refugia en la libertad de expresión para difundir falsedades sin que nadie le exija pruebas sobre el origen de la basura que reparte», puntualizó el periodista.


El escritor Óscar Contardo criticó a la mujer detrás del llamado «Bus de la libertad», Marcela Maranda.

Señaló que su objetivo es «sembrar la alarma en torno a los genitales de los niños. Eso no significa que su empeño se concentre en denunciar los abusos sexuales que ocurren, por ejemplo, en los hogares dependientes del Sename -en su inmensa mayoría relacionados con organizaciones religiosas-; mucho menos se preocupa de indagar en quiénes son los agresores de los abusados».

Agregó que «Aranda tampoco habla de las altas tasas de hacinamiento en que malvive el 23% de niños, niñas y adolescentes de nuestro país. A la señora Aranda no le interesa discutir sobre las causas de los suicidios adolescentes ni sobre el acoso escolar, menos aún la forma en que los padres de los niños transgénero -personas heterosexuales, la gran mayoría creyentes, cuya única intención es cuidar que sus hijos sean felices- pueden evitar que sus niños sean violentados. Ella jamás parece pensar en el sufrimiento ajeno, lo único que la guía, según sus propias palabras, es encontrar la presencia del diablo. Y la encuentra en algo que ella llama “ideología de género”, el eje de todos esos males que ella difunde en sus cuentas de redes sociales que no son más que un vertedero de noticias falsas. La señora Aranda publica allí notas sobre países en donde supuestamente se legaliza el sexo con animales o programas sanitarios del primer mundo en donde se tortura a los recién nacidos. Un resumidero de fantasías abyectas que aseguran que el infierno está en las sociedades desarrolladas y no en los estados gobernados por fanáticos religiosos integristas», consigna La Tercera.

Y sentencia: «La señora Aranda se refugia en la libertad de expresión para difundir falsedades sin que nadie le exija pruebas sobre el origen de la basura que reparte».

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