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Venderemos: los guiños a Guillier que tensionan al Frente Amplio y complican la candidatura de Sánchez Telefonazos e intentos de acercamiento han sido liderados por el Partido Socialista

Venderemos: los guiños a Guillier que tensionan al Frente Amplio y complican la candidatura de Sánchez

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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La idea de fracturar y tensionar la base social y los sectores políticos más progresistas de la Nueva Mayoría y acercarlos al frenteamplismo, siempre ha estado entre los objetivos estratégicos del nuevo bloque, esto con el fin de ampliar la alianza y robustecer el tejido del Frente Amplio. Pero la búsqueda, por parte de algunas fuerzas del FA, de un acuerdo programático con el guillierismo con miras a la segunda vuelta, a un mes de los comicios, cayó por sorpresa hasta en el comando de Beatriz Sánchez. La discusión podría llegar a fraccionar a la fuerza emergente, hasta el punto de poner en jaque su viabilidad política más allá de las elecciones de 2017.


El estallido se venía venir. Desde mediados de septiembre que el “guillierismo” se estaba moviendo con fuerza, contactando a operadores y figuras estratégicas del Frente Amplio para lograr tantear terreno y visibilizar un posible acuerdo con vistas a la segunda vuelta. En paralelo, al interior del frenteamplismo los núcleos políticos comenzaban a cuajar la mejor estrategia para abordar una discusión clave en la viabilidad del proyecto más allá de las elecciones de este 2017.

Es en este contexto que estalló una particular arremetida comunicacional desde parte del Frente Amplio, que tenía como objetivo instalar la idea de abrirse al diálogo y a un acuerdo programático con el sector de Alejandro Guillier. Desde fines de la semana pasada, Izquierda Autónoma, Partido Poder, Nueva Democracia y el sector “sharpista” del Movimiento Autonomista, dieron a conocer sus líneas ante esta disyuntiva, una opción que tomó por sorpresa hasta al mismo comando de Beatriz Sánchez.

“Hoy yo soy la candidata del Frente Amplio”, declaró Sánchez y aseguró que “hablar de la final, cuando no hemos jugado la semifinal, no es muy productivo”. Por otra parte, criticó la “política a través de los medios” y agregó que no va a estar “ordenando y tirándoles las orejas” a las fuerzas que lideraron la arremetida, ya que esta es una discusión que está abierta. Su jefe de campaña, el RD Sebastián Depolo, fue más duro y manifestó que “es estéril caer en una discusión de cúpulas”, junto con señalar que “el objetivo es ser nosotros los que compitamos con Sebastián Piñera en segunda vuelta”. Por otra parte, sentenció que “sentarse hoy día con los administradores del modelo es un error”.

El “tirón de orejas solapado” parece haber surtido efecto. Un día después, algunas fuerzas intentaron enfatizar su postura y aseverar que la prioridad es que Beatriz Sánchez salga electa. Pero, más allá del discurso, plantean desde la fuerza emergente, la semilla ya fue plantada en el seno del frenteamplismo, y una problemática que para muchos iba a ser saldada en una consulta dual de un “sí o no”, se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza que obligará a dar una discusión “profunda y de bases”.

Y es que, además de las tensiones internas, para nadie es un secreto que ha habido telefonazos y convocatorias a reuniones desde el comando de Alejandro Guillier, pero principalmente desde el Partido Socialista y, en menor medida, del Partido Comunista. Han sido encuentros “muy solapados y por debajo, nada oficial”, aseguran desde el FA, pero se teme que causen algún efecto en sectores más proclives a buscar un acuerdo antes de tener los resultados del 19 de noviembre. Solo en el Partido Poder reconocen que desde el comando de Alejandro Guillier le solicitaron una reunión a su presidenta, Karina Oliva, quien no habría aceptado la invitación.

Apuestas estratégicas

El qué hacer en segunda vuelta, es una discusión que para muchos en el Frente Amplio resulta fundamental a la hora de definir la viabilidad del proyecto más allá de la alianza electoral. Las opciones son: constituirse como un bloque con fuerza independiente y que sobrepase el espectro actual del frenteamplismo, fracasar en dicho objetivo, o pasar a ser una fuerza cooptada –o invisibilizada– por el proyecto de la Nueva Mayoría y la reconversión del concertacionismo.

Durante la semana pasada el Partido Poder sacó el documento “Imaginemos una mayoría popular”. Allí plantean que “no es suficiente con hacer un llamado a un plebiscito”, sino que es necesario dar un debate y reflexión previos. Estiman que el Frente Amplio “aún no es capaz por sí solo de derrotar a la casta y a los conservadores, así como también que no se trata solamente de derrotar a Piñera”, sino que es importante terminar con las fuerzas conservadoras que existen “en los círculos empresariales, en la clase política de la derecha, pero también en sectores decisivos de lo que se conoce como Nueva Mayoría”.

Para ello, deben generar “un proyecto que tenga la capacidad de desbordar al Frente Amplio” y “transformar el eje histórico de la transición, abriendo un ciclo con un nuevo acuerdo social y político”. Todo esto, con el fin de que el FA se vea como una fuerza que da gobernabilidad. Para alcanzar este objetivo, Partido Poder indica que el primer paso es “convocar a una Asamblea Constituyente”, además de exigir “la marginación de cualquier dirigente que esté formalizado o tenga acusaciones de corrupción”, entre otros ejes temáticos.

Izquierda Autónoma también hizo lo suyo y este martes convocó a la prensa y presentó su bajada para la segunda vuelta. Siguiendo la línea tradicional de la SurDA, trabajada y profundizada por uno de sus máximos líderes intelectuales, el sociólogo Carlos Ruiz, Izquierda Autónoma señala la necesidad de “profundizar el ciclo de enfrentamiento a la hegemonía neoliberal abierto por las luchas sociales de 2006-2011”. Para ello, determina como fundamental la convocatoria del electorado de la Nueva Mayoría, en el caso de afrontar una segunda vuelta entre Guillier y Piñera.

Es por esta razón que, a un mes de las elecciones, piden convocar “a un diálogo con Alejandro Guillier y los partidos que lo apoyan”, con el fin de lograr un compromiso programático que reconquiste los derechos sociales “arrebatados por el mercado, avanzar en desmantelar el Estado subsidiario heredado de la dictadura, y sentar las bases de una democratización de la política que revierta su captura a manos del gran empresariado”.

[cita tipo=»destaque»]Una postura distinta han impulsado al interior del autonomismo, y también en otras fuerzas del Frente Amplio, el antropólogo Rodrigo Ruiz –hermano de Carlos Ruiz (IA)– y el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp. Esta línea, que se habría venido cuajando desde las primarias presidenciales, señala que un programa fuerte no es suficiente para generar los cambios, sino que es necesaria la articulación con sectores transversales, que incluyen a la Nueva Mayoría.[/cita]

Haciéndose cargo del fantasma del rol que tuvo Revolución Democrática en el Gobierno de la Nueva Mayoría, plantea que el Frente Amplio no debe involucrarse en “negociaciones por cargos que nos desarticulen”. Además de una serie de requerimientos a nivel programático, requieren poner fin a la puerta giratoria entre los puestos burocráticos y el mundo empresarial, la participación social vinculante en las reformas y la derogación de leyes ilegítimas, como la Ley de Pesca.

Las fuerzas tensionadas

Así como se han dado divisiones y tensiones entre las doce fuerzas del Frente Amplio, al interior de estas tampoco parece estar muy resuelto el abordaje en vista de la segunda vuelta. Al interior del Movimiento Autonomista (MA) se configuran dos líneas disímiles, una pugna que se ha ido cuajando desde hace algunos meses. A título personal, el sector del diputado Gabriel Boric ha señalado que ve con malos ojos un posible pacto con la Nueva Mayoría y, más aún, llamar a votar por Alejandro Guillier en segunda vuelta.

En esta línea, la secretaria general de MA, Constanza Schönhaut, cercana políticamente al diputado y a su equipo parlamentario, señaló en su cuenta de Twitter que “para construir una alternativa a 30 años de administración de un modelo injusto, la alianza del Frente Amplio debe ser con la gente y movimientos sociales”, separando aguas de las líneas desplegadas en los medios por IA y Nueva Democracia.

Por su parte, el ex asesor de Boric y actual candidato a diputado por el Distrito N°10, Gonzálo Winter, sostuvo que “no hay que ofrecer un plan a Guillier para pactar, sino uno a los chilenos para cambiar el modelo y derrotar a Piñera. Esta debiese ser la última elección de la transición en estos términos. Gran parte del país ha entendido que el modelo neoliberal que nos rige simplemente no da, y la pega del Frente Amplio es decir que ese cambio, que algunos ponen como imposible, sí es posible. Habrá que ver si la Nueva Mayoría está de acuerdo”.

Una postura distinta han impulsado al interior del autonomismo, y también en otras fuerzas del Frente Amplio, el antropólogo Rodrigo Ruiz –hermano de Carlos Ruiz (IA)– y el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp. Esta línea, que se habría venido cuajando desde las primarias presidenciales, señala que un programa fuerte no es suficiente para generar los cambios, sino que es necesaria la articulación con sectores transversales, que incluyen a la Nueva Mayoría.

Según la propuesta de Sharp, el convocar a un diálogo con Guillier, a un mes de los comicios, no significa “asumir una derrota de antemano”, ni tampoco hacerle el juego a la derecha. El objetivo es lograr la profundización de la crisis de la Nueva Mayoría y consolidar la emergencia del FA. Enfatizan, al igual que Izquierda Autónoma, que no existe espacio para el cogobierno, ya que esto solo daría paso a la administración de un proyecto estrecho, como el de la Nueva Mayoría.

Entre las fuerzas en tensión, está el caso de Nueva Democracia. Dos de sus principales dirigentes, el ex comunista Cristián Cuevas y la candidata a diputada por Valdivia Carla Amtmann, hicieron un llamado a dejar a un lado la neutralidad ante la segunda vuelta y buscar ser la voz de una alianza entre la izquierda y el progresismo. Según la dirigenta, la discusión se debe dar “desde ya”, para que “frente a eso no actuemos como una fuerza del 3%, porque no lo somos”.

Amtmann agrega que, sin importar quién pase a segunda vuelta, “no puede ganarle a Piñera solo” y, para ello, es necesario darle un contenido programático a la apuesta. De acuerdo a la candidata a diputada, Beatriz Sánchez debe llamar “a un acuerdo democrático, económico y social”.

El conflicto parece radicar en que la apuesta estratégica de Cuevas y Amtmann no es un consenso al interior de ND. En la mesa de Nueva Democracia no hay acuerdo, aseguran desde el movimiento. Es más, la irrupción de ambos dirigentes en los medios habría causado molestia entre parte de las bases de Nueva Democracia, porque “la discusión aún no se ha dado a nivel de comunales”. Pero también hay quienes postulan una línea distinta, como el candidato a diputado por la Quinta Costa, Juan Pablo Paonessa, quien señala que es necesario que “abramos la discusión, pero teniendo claro que la Nueva Mayoría sigue representando la vieja política que tiene desencantada a la ciudadanía”.

Paonessa opina que aquellos “que están ‘negociando los votos’ que aún no tenemos , están poniendo en riesgo el proyecto del Frente Amplio y la esperanza de cambio que busca representar”. Y continúa con sus argumentos: “Un Gobierno de Sebastián Piñera evidentemente sería un retroceso. Sin embargo, nuestras propuestas son claras y distintas a las de la Nueva Mayoría (…) no sé si ellos estarán de acuerdo con cambiar radicalmente su postura ante lo que el país necesite solo porque Piñera está en la papeleta”.

Por otra parte, en Revolución Democrática las aguas parecen estar más calmadas. Las críticas a la mesa directiva, principalmente a su presidente, Rodrigo Echecopar, tras la polémica por el cupo parlamentario de Alberto Mayol, han llevado a que no se pronuncien públicamente respecto a la discordia. Pero cabe recordar que, durante la campaña de primarias, el diputado Giorgio Jackson señaló que «estamos por terminar con el chantaje del mal menor”. Durante la misma fecha, RD optó por realizar una consulta interna para definir qué hacer ante la segunda vuelta, si apoyar o no a Guillier.

El factor DC

La idea de fracturar y tensionar la base social y los sectores políticos más progresistas de la Nueva Mayoría y acercarlos al frenteamplismo, siempre ha estado entre los objetivos estratégicos del nuevo bloque, esto con el fin de ampliar la alianza y robustecer el tejido del Frente Amplio. El punto en discusión torna a complejizarse cuando la alianza comienza a darse entre “las cúpulas políticas”, indican desde el frenteamplismo, y se mantiene la lógica de la negociación de la tan criticada “vieja política”, sin romper con el denominado eje concertacionista de la Nueva Mayoría, sino que fortaleciéndolo.

Es en esta discusión por políticas de alianza en donde irrumpe el factor falangista, ya que sectores de la DC también han dado señales de buscar un acuerdo con las fuerzas que apoyan a Guillier con vistas a la segunda vuelta, basándose en un marco programático y respaldo mutuo. La pregunta es si el Frente Amplio está dispuesto a pactar con esta triple alianza que incluiría a la DC.

Desde un sector del frenteamplismo sostienen que es posible abrir un margen de acuerdo con la DC incluida, pero “con Carolina Goic, no con el Gutenberg Martínez”. Desde otro sector señalan que es mucho más complejo, y prácticamente “imposible”, abrirse a un acuerdo con la DC, que optó por el camino propio, “liderado por los núcleos más concertacionistas y conservadores”, que son los que guían la apuesta presidencial de la senadora Goic.

La discusión en torno a optar o no por un acuerdo con el sector de Guillier con miras a una eventual segunda vuelta, seguirá abierta. Este jueves, el sociólogo Alberto Mayol, junto a la Bancada Amplia, presentará su propuesta “de cómo hacer esa conversación políticamente sustentable desde una visión programática, más allá del apoyo a personas”. Lo único que parece ser seguro es que la resolución será consensuada por las fuerzas, debido a que “no hay espacio para dar un debate territorial a nivel del Frente Amplio, y únicamente una consulta no da espacio para generar un discurso y estrategia política ante la segunda vuelta”, sentencian desde el FA.

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