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Carla Amtmann acusa lectura equívoca y temerosa en el FA: ¿por qué les cuesta tanto decir que van a votar por Guillier? La dirigenta de Nueva Democracia señala que “los que piensan que vamos a poder avanzar solos están equivocados”

Carla Amtmann acusa lectura equívoca y temerosa en el FA: ¿por qué les cuesta tanto decir que van a votar por Guillier?

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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La ex candidata a diputada del Frente Amplio por el D24 no tiene dudas al marcar su posición personal en segunda vuelta, tal como lo dejó abierto el propio FA en su declaración, y mostrar sus marcadas diferencias con la posición que fijó el conglomerado. “No me gustan las respuestas en donde se dice ‘voy a ir a votar, pero no voy a ir votar por Piñera’ y que cueste tanto decir que van a votar por Alejandro Guillier”, afirma. Destaca que “en el FA tenemos dos traumas, el MEO 2009 y la experiencia de Revolución Democrática en el Gobierno de Michelle Bachelet, pero yo creo que es bien distinto entrar con cargos político-técnicos, a ser asesores en una comisión específica de un ministerio, que poder estar en espacios de toma de decisiones grandes”.


Carla Amtmann es una de las dirigentas del Frente Amplio (FA) más reconocida de los sectores de la “izquierda más dura” del nuevo conglomerado, esa heredera de los proyectos comunistas y socialistas del siglo XX, aseguran desde el FA. Hoy, en medio de la discusión respecto a la segunda vuelta, marca una distancia personal con la posición oficial del frenteamplisto y critica el temor a llamar a votar por Alejandro Guillier.

La historiadora es militante de Nueva Democracia, organización en la que comparte filas con el ex dirigente sindical Cristián Cuevas, y fue la principal carta del frenteamplismo en el Distrito 24, que incluye a las comunas de Valdivia, Lanco, Mariquina, Máfil, Corral, Panguipulli, Los Lagos, Futrono, Lago Ranco, Río Bueno, La Unión y Paillaco. Quedó fuera de la bancada del FA por 362 votos, un estrecho margen de 0,26%, que –asegura– se tatuará para recordar el avance logrado, en una región “más que compleja” para la izquierda y el progresismo.

Afirma que al Frente Amplio lo “inunda una satisfacción importante por los resultados electorales globales. Haber logrado una bancada mucho más grande de lo que se pensaba ratifica el hecho de que era el tiempo correcto para levantar una fuerza alternativa”. Aun así, hay quienes plantean que su sector, “más de izquierda”, fue derrotado, ya que no obtuvo representación parlamentaria y, además, su candidato presidencial, Alberto Mayol, perdió las primarias presidenciales ante Beatriz Sánchez. Ante esto, señala que la candidatura del sociólogo no solo ayudó a posicionar al bloque en primarias, sino que a correr el cerco programático en el FA y amplió la discusión más allá de la “nueva forma de hacer política”, pues puso en tensión al sistema.

-¿Crees que la apuesta de la izquierda dura al interior del frenteamplismo fue derrotada?
-Hoy día todavía hay que esperar un poco para sacar conclusiones, estoy convencida de que el próximo periodo, y los meses que vienen en el Parlamento, van a ser de mucha flexibilidad, se va a mover mucho el tablero. Hay candidatos electos del Frente Amplio que yo, al menos, no les conozco su ideario político, por lo tanto, hay que esperar para ver cómo se mueve el escenario. Pero, claramente, a nosotros como Nueva Democracia nos habría gustado, y era importante, tener una representación. Yo creo que por ejemplo, el hecho de que Cristián Cuevas no haya salido electo, creemos que es un golpe, no solo a Nueva Democracia sino que a todo el proyecto del FA, porque, si miramos la bancada, no tenemos voces del mundo del trabajo. Pero creo que hay que esperar para ver si hay sectores derrotados del Frente Amplio.

-¿Quizás esta falta de representantes de sectores más allá del estudiantil, en la primera línea presidencial, pudo afectar en la falta de un discurso más duro en contra de los sectores económicos, por ejemplo?
-Todavía como Frente Amplio tenemos que madurar elementos programáticos en ese plano. Sin lugar a dudas, la respuesta política y social hacia la crisis de la política actual está súper clara y se fue muy tajante. No obstante, hay un debate sobre la estructura de propiedad, y de la forma en que se organiza el poder económico, sobre el que todavía estamos muy carentes. Por ejemplo, si bien creo que son súper relevantes los puntos que se han puesto sobre la mesa, hay otros temas –que a nosotros en la región nos interesa mucho– que atacan el origen de cómo se está organizando el poder económico, y creo que el Frente Amplio ha hablado muy poco sobre el sistema forestal, sobre qué vamos hacer sobre el litio. Hay una propuesta de Alejandro Guillier, a propósito, de conformar una empresa nacional del litio, que yo creo que es súper potente de mirarla. También hay elementos que pasan por ver cómo se discute en serio la descentralización, hoy día todavía tenemos una mirada muy santiaguina desde el Frente Amplio, y de cuáles son las prioridades programáticas.

-¿Por qué se da esto? ¿En el Frente Amplio se peca también de centralismo y de mirar quizás los sectores más de elite, o más organizados, dejando a un lado estos espacios más marginales?
-Todas las fuerzas, cuando se conforman, son hijas del contexto. El Frente Amplio no se podría entender a la par del surgimiento del Movimiento Estudiantil, de la crisis educacional y ambiental, que nos permiten explicar la apertura del ciclo político. Hoy tenemos que entender que el Frente Amplio maduró, y se pegó una maduración obligada por el resultado electoral, esto se tiene que ver reflejado en una ampliación de miradas, y ahí nuestra responsabilidad es ofrecerle un proyecto al país. No solamente a los sectores descontentos, que se movilizaron y permitieron que se abriera esa grieta que el Frente Amplio supo leer muy bien y se pudo solucionar. Pero ese ciclo ya se cerró, se abrió un nuevo ciclo político, y ese nuevo ciclo va a estar marcado, ojalá, por transformaciones materiales y, ahí, el FA tiene una responsabilidad gigante de mirar más allá de los sectores desde donde nacimos.

Una segunda vuelta por Guillier

-Más allá de la salida política que estableció el Frente Amplio la semana pasada, que ha sido criticada por ser poco clara, ¿te pareció una jugada correcta?
-Yo entiendo las razones políticas por las que se llegó a esa declaración y no a otra, y la valoro por tener la prioridad de que el Frente Amplio tuviera una voz única, lo que era difícil, porque hay fuerzas que no van a votar por Alejandro Guillier, otros que dejaron libertad de acción, porque tenían muchas tensiones internas, y otros que tuvieron distintos matices, para ver si efectivamente votaban o no por Guillier. El problema es qué pasa después de esa declaración, las críticas de ambigüedad, sin lugar a dudas, tienen sentido, porque yo creo que la declaración es clara en dos cosas, en decir que Sebastián Piñera es un retroceso… Yo hubiese sido aún más enfática, porque creo que estamos en un ciclo político en donde nos estamos jugando transformaciones de fondo, materiales, y creo que Piñera para nosotros significaría cerrar la posibilidad de este ciclo que se ha abierto e hipotecar muchos años.

-¿El Frente Amplio no ha sido suficientemente duro con la derecha?
-Creo que hay que sear aún más duro, el escenario actual es una derecha donde por primera vez tiene fuerza electoral un sector fascista, como el de Kast, que es necesario electoralmente para Sebastián Piñera, porque es una derecha que viene a defender el modelo económico implantado. Hay que recordar que Chile ha sido el laboratorio del neoliberalismo a nivel mundial. Hoy en día está en juego que el país, que fue el primero en estar en neoliberalismo, sea uno que también muestre la senda posible para salir de él. Entonces, veo que estamos en un momento importante a nivel internacional, también, en un contexto en donde en América Latina se están viendo difusos los procesos de cambio, no estamos en la época de levantamiento social, en donde los gobiernos populares y de cambio estaban en su mejor momento.

Entonces, Chile puede llegar a ser una esperanza de cómo salir de un modelo, que la derecha dijo que iba a ser exitoso y que hoy en día no lo es. Que ese momento se lo entreguemos a Sebastián Piñera, va a implicar perder una oportunidad histórica importante, pero, además, una derrota incluso ideológica. Hoy tienes a Piñera señalando que Guillier es el candidato del FA y de los comunistas, diciendo que Chile se va a transformar en Venezuela, entonces, si bien Alejandro Guillier no es nuestro candidato, cuando lo atacan con esos argumentos, nos están atacando a nosotros y a nuestro ideario.

[cita tipo=»destaque»]»El problema es qué pasa después de esa declaración, las críticas de ambigüedad, sin lugar a dudas, tienen sentido, porque yo creo que la declaración es clara en dos cosas, en decir que Sebastián Piñera es un retroceso… Yo hubiese sido aún más enfática, porque creo que estamos un ciclo político en donde nos estamos jugando transformaciones de fondo, materiales, y creo que Piñera para nosotros significaría cerrar la posibilidad de este ciclo que se ha abierto e hipotecar muchos años». [/cita]

-Además de la crítica a la derecha, ¿observas otros puntos débiles en la declaración dada por el Frente Amplio?
-Creo que, además de ser clara respecto al retroceso que significa la derecha, otra afirmación que se hace, que yo creo que es de perogrullo, es que ninguno de nosotros somos dueños de los votos, porque somos responsables, y entre ser propietarios y responsables hay un abismo gigante y ahí la responsabilidad es vital entre los dirigentes del Frente Amplio. Por esto, no me gustan las respuestas en donde dicen “voy a ir a votar, pero no voy a ir a votar por Piñera” y que cueste tanto decir que van a votar por Alejandro Guillier.

-¿Por qué le cuesta tanto al frenteamplismo asumir que, tal vez, su voto de militancia más dura y el de tradición concertacionista o Nueva Mayoría desencantado, se va a traducir en un respaldo hacia Alejandro Guillier?
-Hay una lectura temerosa y equívoca, en creer que, por señalar con claridad –y lo digo personalmente– que vamos a votar por Alejandro Guillier, vamos a estar hipotecando el capital del Frente Amplio. Es temerosa y equívoca porque, si confiamos en los votantes, es muy simple explicar la situación. Yo he podido explicar esto en la calle y no hay cuestionamiento. Hay que estar aún más seguros de la fuerza que tenemos. Todos estamos equivocados de creer que estamos en el mismo escenario del 2009, porque no somos lo mismo que el PRO, tenemos estructura, presencia parlamentaria, una fuerza territorial enraizada en movimientos sociales que están en alza. Por lo tanto, no hay que tener temor a hipotecar algo.

Nosotros tenemos que seguir interpelando a Alejandro Guillier, como en las otras semanas, me parece muy correcto, porque hemos corrido el cerco a nivel programático. Que hoy se haya abierto a realizar un plebiscito por las AFP, que diga que va a terminar con el monopolio del sistema de pensiones, condonar el 40% del CAE, un plebiscito para el proceso constituyente, donde manifiesta que la Asamblea Constituyente es apoyada personalmente por él, es reflejo de que movimos el cerco. Él no dijo eso en la primera vuelta, lo dijo ahora gracias a la fuerza del Frente Amplio, y yo me quiero sentir orgullosa de eso. Entonces, hay que decirlo sin temor, sin creer que van a dejar de confiar en nosotros. Si tú en la urna vas a votar por Guillier, dilo afuera y explica el por qué.

-¿Confías en que Alejandro Guillier puede representar la profundización de los cambios que busca el Frente Amplio? Porque hasta a la Presidenta Michelle Bachelet le fue difícil impulsar una agenda transformadora, y con una mejor correlación de fuerzas…
-Creo que, por lo bajo, va a ser una continuación de lo que hizo Michelle Bachelet. El escenario presidencial va a ser absolutamente distinto, porque además hay una estructura de las fuerzas en el Parlamento distintas, y eso a mí me da confianza, no en él en particular, sino en cómo se van a mover las fuerzas en este periodo, en donde vamos a empujar para que esas transformaciones sean más profundas. Si tú me preguntas a mí, yo prefiero que nuestros parlamentarios, nosotros en los territorios, estemos empujando para que las reformas sean más profundas de lo que se está planteando, a que estamos resistiendo frente a consolidaciones neoliberales, que plantea Sebastián Piñera (…). Hay una necesidad política para el Frente Amplio, de demostrar que nuestro compromiso no es mirándonos el ombligo, sino que diciendo cómo aportamos para que sigan los avances y, además, un compromiso con la ciudadanía.

-¿Crees que era muy descabellado pensar que el Frente amplio se hiciera parte del posible próximo Gobierno de la Nueva Mayoría, que hubiera el criticado cogobierno?
-Yo creo que hoy día, como el Frente Amplio está recién surgiendo como fuerza, requiere consolidarse desde una autonomía política que le permita caminar con pies más firmes. Si tú me preguntas a mí, yo creo que hoy hay que estar abiertos a contribuir en que las transformaciones se hagan en la dirección que nosotros creemos que se deben hacer, y ahí sin duda hay espacios en los que se puede contribuir y tener injerencia. Creo que en el FA tenemos dos traumas, el MEO 2009 y la experiencia de Revolución Democrática en el Gobierno de Michelle Bachelet, pero yo creo que es bien distinto entrar con cargos político-técnicos, a ser asesores en una comisión específica de un ministerio, que poder estar en espacios de toma de decisiones grandes.

-Pero en el Frente Amplio han planteado una táctica-estrategia de camino propio, de una oposición a quien gobierne el próximo año.
-Yo quiero, me imagino y voy a trabajar para ello, que el próximo periodo sea un Gobierno de transformaciones. Estoy convencida de que ese Gobierno de transformaciones no va a ser solo del Frente Amplio, y los que piensan que vamos a poder avanzar solos están equivocados, hay sectores de izquierda y progresistas de la Nueva Mayoría, con quien debiéramos estar tendiendo puentes y trabajando para conquistar un Gobierno de más transformaciones y profundización. Yo espero que en diez años más, cuando mi hija esté saliendo del colegio, ya no haya un modelo neoliberal en el país. Entonces, en el próximo periodo tenemos que estar en el Gobierno, dentro de un pacto progresista y de izquierda y, si no reconocemos que hay progresismo y hay izquierda en la Nueva Mayoría, estamos perdidos, porque yo creo que hay que tender puentes desde ya. Hoy día, no va a ser desde el Gobierno, el Frente Amplio ha definido una oposición crítica, pero eso no puede implicar que la conclusión sea que nosotros solos vamos a ganar en cuatro años más.

-En esta apuesta por tensionar el eje al interior de la Nueva Mayoría, que según tus palabras se ha ido logrando en el marco de la discusión programática de segunda vuelta, ¿cómo se harían cargo del ethos concertacionista más duro y conservador de la Nueva Mayoría, que puede no ser tan enfático con esta apuesta neoliberal?
-Yo creo que ya está tensionado y resquebrajado. Los resultados de las elecciones para el Senado, en donde perdieron candidatos del statu quo, que tenían mucha resistencia a los cambios… además, en que hoy día hubiese habido dos candidaturas de la Nueva Mayoría, en donde una representaba a sectores más progresistas que otras –con muchas tensiones internas–, yo sé que hay un voto socialcristiano que inmediatamente entendió que en segunda vuelta su voto era para Alejandro Guillier, por lo que no estigmatizo, ni veo en blanco y negro el voto de ellos. Pero, sin lugar a dudas, había un sector conservador, con resistencia a los cambios, y que fue derrotado. Esa derrota no es total, están presentes, los que tensionan y, por sobre todo, el poder económico. Entonces, en la medida en que avanzamos, ellos retroceden y la pregunta es cómo avanzamos. Que Alejandro Guillier intente hacer sentido a un votante que sabe que quiere más transformaciones, es un avance para nosotros y un retroceso para los sectores que se resisten.

-Pero, para lograr esto, tendría que haber una alianza en el Congreso con la Nueva Mayoría…
-Aquí, en la táctica, el Parlamento va a ser fundamental, porque estoy segura de que, en los hechos, la bancada por las transformaciones va a ser mucho más amplia, con los parlamentarios del Partido Comunista, con parte de los parlamentarios socialistas, con parlamentarios progresistas de la NM, y vamos a ver que en esa coalición va a haber más fisuras y vamos a poder hacer una mayoría. Por otra parte, el rol de la ciudadanía va a ser muy importante, el hecho de que hoy en día se esté hablando de un plebiscito, no dimensionamos lo que puede llegar a cambiar nuestra realidad, como no dimensionados lo que podía llegar a cambiar el término del binominal. Yo creo que ese es uno de los grandes legados que deja Michelle Bachelet (…). Es como lo que pasó con el plebiscito de No+AFP, que no era vinculante, que no estaba institucionalizado y aún así votó más de un millón de personas. A veces somos demasiado desconfiados del poder de la ciudadanía, se subestima.

-¿Pero cómo se podría combinar esta especie de oposición crítico-constructiva, con un mayor empoderamiento y lo álgido de la calle, de los espacios organizados, donde el Frente Amplio tiene incidencia?
-A mí no me gusta el análisis que establece que es mejor Sebastián Piñera porque aumenta las contradicciones, no lo comparto, es simplista y reduce el problema. Nosotros tenemos que avanzar al fortalecimiento de la sociedad civil organizada. Yo me leí a fondo el programa de Guillier, antes de la primera vuelta, con mayor razón en la segunda, y yo decidí conscientemente, sobre la base del programa y por un análisis de la realidad, votar por Guillier en segunda vuelta.

Hay un tema programático que él plantea, que ha sido muy poco hablado, que es el fortalecimiento de las juntas de vecinos. Como te decía antes, a veces se abren puertas que uno no dimensiona lo que pueden significar, financiamiento directo a las juntas de vecinos, elecciones en un mismo periodo de todas las juntas, chuta, a mí me pareció genial, no se nos ocurrió a nosotros. Y ahí hay fortalecimiento también. A mí, en la campaña, me tocó tratar con espacios organizados que quizás no son muy observados desde el mundo de la política estudiantil. Las juntas de vecinos, los clubes deportivos, son muy potentes, están, muchas veces, absolutamente despolitizados, pero se pueden politizar y son espacios estratégicos, donde la gente común y corriente está y representa múltiples intereses, porque tienes a los trabajadores, a los estudiantes, los dueños y dueñas de casa, los niños, espacios que juntan el territorio y demuestran la multiplicidad de problemas que ayudan a pensar de manera distinta el territorio.

El foco en las alcaldías

-Pensando en el futuro que tiene el Frente Amplio, y más allá de la agenda electoral parlamentaria, el Frente Amplio actualmente cuenta con la experiencia de la alcaldía en Valparaíso, con Jorge Sharp, que apunta más directamente al cambio local y territorial, ¿crees que la próxima apuesta del FA debiera estar en armar y fortalecer una red de representantes a nivel de alcaldes, apuntar a los gobiernos locales?
-Creo que uno de los principales desafíos, más que estar viendo las presidenciales en cuatro años más, que sin duda es una prioridad, hay que estar viendo las municipales. Se sobreestima el poder del Parlamento, que es muy relevante, pero yo creo que el municipio de Valparaíso y el de Recoleta, han sido fundamentales en mostrarnos que un alcalde y los concejales pueden tener más poder para realizar cambios y transformaciones económicas, que los diputados no tienen. Hay toma de decisiones para el modo de producción local y, por lo tanto, la forma en que se genera la ciudad, que transforma directamente la forma de vida de la gente. Ejemplos palpables, como la limpieza de la ciudad, que ha sido el cambio en Valparaíso; una mejor administración de los fondos municipales, eliminar la corrupción, que ha sido ejemplar lo que ha ido haciendo Jorge (Sharp) ahí; pero principalmente hay una forma de enfrentarse a la estructura económica, a las inmobiliarias. O que Daniel Jadue esté combatiendo el monopolio de las farmacias con las farmacias populares, ahí hay un poder real, sumamente potente, que además le devuelve a la ciudadanía la confianza en las instituciones.

-Por lo tanto, ¿el foco estaría puesto en las alcaldías?
-El próximo desafío es que en las elecciones municipales se obtenga una representación importante en las alcaldías y concejos municipales y, para eso, también tenemos que tender puentes con los sectores progresistas y de izquierda locales, porque en las presidenciales hay segundas vueltas, en las municipales no, entonces tenemos que articularnos con estos sectores para ganarle más alcaldías a la derecha. Pero que esto no signifique ceder, negociar, todo eso que se sataniza, yo digo no los satanicemos, sino que trabajar en conjunto para nuevos proyectos de gobiernos locales, y demostrar ahí cómo se gobierna.

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