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Pablo Ortúzar: “La denuncia de Piñera generó una tormenta de mierda virtual” Investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES)

Pablo Ortúzar: “La denuncia de Piñera generó una tormenta de mierda virtual”

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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El antropólogo, que cursa un doctorado en Oxford, afirma que ha visto a la derecha “incapaz de una apertura reflexiva hacia la realidad” y que la sensación de “carrera corrida hace tanto daño como la de derrota segura”.


Desde septiembre que el antropólogo Pablo Ortúzar está instalado como alumno en el Oriel College, el quinto más antiguo de Oxford, Inglaterra. Ortúzar, que durante los próximos tres años cursará un doctorado, se cuenta entre quienes han sido identificados como los nuevos intelectuales que intentan trazar un nuevo camino teórico, que le dé sustento a la derecha. Entre ellos se puede citar, además de Ortúzar, a Daniel Mansuy o Hugo Herrera.

En esta entrevista, Pablo Ortúzar –quien continua ligado al Instituto de Estudios de la Sociedad (IES)– demuestra que, a pesar de la distancia, no está desconectado del clima político chileno y menos de lo que ocurre con su sector, donde la derrota aparece como un fantasma muy real, especialmente después de la denuncia de Sebastián Piñera sobre votos marcados a favor de Guillier en la primera vuelta.

-¿Qué diferencias puedes reconocer entre esta campaña electoral y la de 2009? La derecha sacó una buena representación parlamentaria, tal como en la elección de ese año. 
-No soy experto electoral. Hay muchas otras personas que pueden responder en ese sentido esta pregunta. Yo lo que he visto en ambos casos es una derecha incapaz de una apertura reflexiva hacia la realidad, que reconozca las exigencias del presente y logre encauzarlas en una visión reformista sustentable, hacia un horizonte de sentido distintivo, basado en principios distintos a los de la izquierda. Se sigue en piloto automático, pensando que los «buenos viejos tiempos» volverán a caerles en las manos por obra del destino. Y el destino responde de manera cada vez más cruel a esa expectativa. Este año hay buenos números parlamentarios, pero los números darán lo mismo sin una dirección política. A lo más, servirán para avanzar un poco más lento en la dirección trazada por la izquierda.

-¿Crees que influyó en el ánimo, y posteriormente en las estrategias de campaña, el porcentaje de amplia ventaja que entregaban las encuestas? 
-Por supuesto. De hecho, en toda esta crítica bananera a las encuestas se pasa por sobre el hecho de que inflar a un candidato es una manera tan efectiva de reventarlo como darle malos números. La sensación de que la carrera está corrida hace muchísimo daño. Igual o peor que la sensación de derrota segura, que por último puede apelar a cierta dignidad heroica.

-¿Hubo exceso de confianza en la derecha, que vio a un bloque oficialista más o menos descompuesto y creyó que podía ganar fácil, apelando al mito de la eficiencia en la gestión? 
-La eficiencia en la gestión no es un mito. Es un factor importante al momento de evaluar los gobiernos y las opciones políticas. Pero, siendo importante, no es suficiente. Y sí, había mucha confianza en la derecha respecto a la descomposición del bloque gubernamental. Esa confianza no estaba equivocada: el Gobierno de Bachelet tiene un amplio rechazo, Guillier es un pésimo candidato y los partidos que son parte del Gobierno sacaron pésimos resultados electorales. Lo que no se pensó es que el enojo fuera canalizado por el Frente Amplio, además de la abstención.

[cita tipo=»destaque»]»Piñera es una persona con muchas capacidades. Pero también tiene muchos puntos débiles. Y resulta que lo que exige la situación expone más sus puntos débiles que sus capacidades. Piñera, como gobernante de continuidad, es genial. Ya quisiera la izquierda tener a alguien con su capacidad de gestión para ordenar y consolidar el despelote refundacional de Bachelet. El problema es que hoy a Piñera no se le pide un Gobierno de continuidad: debe tratar de cambiar la dirección impuesta por Bachelet. Y ese no es un desafío que calce naturalmente con sus capacidades».[/cita]

-¿Cómo calificas la estrategia de comparar a Chile con Venezuela y la del temor a un colapso económico  expresado en una parte del empresariado, en el caso de que gane el candidato oficialista?
-El Frente Amplio nunca ha sido claro en su relación con el populismo como opción política. Ni tampoco con su realización en los populismos latinoamericanos. Y Guillier está obligado a pactar con ellos si quiere ganar y gobernar. Eso, sin mencionar los propios elementos populistas presentes en los sectores más radicales del Partido Socialista y el Partido Comunista. Luego, suponer que un eventual Gobierno de Guillier no será simplemente otro Gobierno socialdemócrata más, es del todo razonable. Algún efecto tiene que tener la izquierdización de la centroizquierda, ¿no? Por lo demás, no entiendo por qué hay tantas personas convencidas de que podemos convertirnos, siguiendo recetas de izquierda, en Noruega o Finlandia, pero no en Argentina o Venezuela.

-¿Qué efectos crees que puede tener la denuncia de Piñera respecto de posibles votos marcados? Da la sensación de que esta polarización, al estilo de la Guerra Fría, ha dejado fuera las propuestas y las ideas de un eventual futuro Gobierno. 
-Bueno, ya generó una shitstorm o tormenta de mierda virtual, ¿no? Pero tocas un punto importante: Guillier y el Frente Amplio no están planteando cambios en la dirección del Gobierno, sino meramente una discusión sobre la velocidad de la continuidad de Bachelet. Piñera está obligado a una argumentación más sofisticada, presentada en un ritmo más calmo, y no ha logrado abrir ese espacio, en parte porque le cuesta entender el rol de las ideas en la política. Que es justamente de lo que se habla cuando se habla de dirección.

-¿Es Piñera el peor enemigo de sí mismo?
-Piñera es una persona con muchas capacidades. Pero también tiene muchos puntos débiles. Y resulta que lo que exige la situación expone más sus puntos débiles que sus capacidades. Piñera, como gobernante de continuidad, es genial. Ya quisiera la izquierda tener a alguien con su capacidad de gestión para ordenar y consolidar el despelote refundacional de Bachelet. El problema es que hoy a Piñera no se le pide un Gobierno de continuidad: debe tratar de cambiar la dirección impuesta por Bachelet. Y ese no es un desafío que calce naturalmente con sus capacidades.

-¿Cuál podría ser la salida frente a este aparente estancamiento de Piñera? 
-Tiene que rodearse de gente joven y asumir que en su Gobierno se tratará de darles espacio y ayudar a otros a torcer el curso impuesto por Bachelet y la gente que tiene detrás al destino del país. Tiene que articular un equipo capaz de llevar adelante ese desafío, que no es solo técnico sino que profundamente político. No se la puede solo. Y tiene que reconocer que no se la puede solo. Tiene que asumir su rol de bisagra y generar las condiciones para que, si gana, su triunfo sea el primer Gobierno de la nueva derecha y no el último de la antigua. O, peor, una mera administración retardataria del proyecto de Bachelet.

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