«Asumirlo es duro, es difícil. No hemos podido asumir que lo vimos bien, que estaba bien, sano y fuerte (…) Ni uno ni mil millones nos van a devolver nuestro hijo», relató el padre.
(*Fotografía referencial)
Este viernes se dio a conocer que dos recién nacidos murieron en las instalaciones de la Clínica Alemana los días 14 y 15 de febrero producto de una fórmula parental contaminada con una bacteria y que igualmente, otros 4 lactantes se encontrarían bajo observación por la misma situación.
Un día después de lo ocurrido y a través de un comunicado, Clínica Alemana «informó a la Seremi de la Región Metropolitana la detección de un nexo entre el alimento parental suministrado por un laboratorio externo y los hechos acaecidos».
«Todavía no lo asumo». Estas fueron las palabras con las que el padre de uno de los dos recién nacidos fallecidos en la Clínica reaccionó para que se hiciera pública la historia de su hijo Felipe.
Leonardo narró a Ahora Noticias cómo fueron esos primeros días del prematuro, que nació el pasado 13 de febrero con sólo 32 semanas, después de un complicado embarazo.
«Lo vimos nacer y a pesar de que uno espera un ratoncito chiquito, muy débil, vimos que pataleaba, que lloraba, sus pulmones se escuchaban bien y pasó a Neonatología de inmediato. Yo lo acompañé, me quedé con él, me decían que estaba con signos vitales muy estables (…) se veía muy fuerte para la edad que tenía», comentó el padre. También se dio de forma positiva la lactancia.
Sin embargo, las complicaciones comenzaron a vislumbrarse el segundo día de vida de su hijo, según detalló. «Ya el día 14 (de febrero) en la tarde vamos a ver Felipe y nos dicen en ese rato que lo van a alimentar, entonces si nos podíamos retirar un segundo. En ese momento era su primera dosis de alimentación, que es la que estaba contaminada (…) Desde ese momento en adelante se fue dando el envenenamiento por una bacteria», sostuvo.
Luego nos llaman para una auditoría médica donde nos comunican que dentro de la alimentación venía un virus y estaban viendo el tipo de cepa. Comprobamos algo que nadie quería pensar, que lo alimentaron con algo que estaba contaminado. Lo supimos a los días después», contó.
«Asumirlo es duro, es difícil. No hemos podido asumir que lo vimos bien, que estaba bien, sano y fuerte (…) Ni uno ni mil millones nos van a devolver nuestro hijo», manifestó el padre.
