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Claret sobre la doble moral del obispo Vargas: «Es una realidad que muchas veces es un secreto a voces en la Iglesia» PAÍS

Claret sobre la doble moral del obispo Vargas: «Es una realidad que muchas veces es un secreto a voces en la Iglesia»

Carla Marín R.
Por : Carla Marín R. Periodista El Mostrador
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El vocero de la organización Laicos de Osorno ha sido una de las figuras claves en presionar por la salida del obispo Juan Barros, quien ha sido acusado como principal encubridor de los abusos cometidos por Karadima. Para el representante de los laicos, el reportaje publicado por El Mostrador sobre el obispo de Temuco, junto con demostrar que «esta forma de concebir la Iglesia ya no es sostenible, también pone sobre la mesa la condena que históricamente ha realizado la jerarquía eclesiástica a las relaciones homosexuales, el menosprecio que realizaban al matrimonio y también a la exigencia del celibato», señala.


La nota «La doble moral del obispo Vargas» publicada por El Mostrador ha caído como un balde de agua fría sobre la Iglesia católica, institución que atraviesa la mayor crisis de su historia en Chile. Esto, porque el obispo de Temuco, Héctor Vargas, está siendo fuertemente cuestionado debido a conductas que son contrarias a las que normalmente predica.

«Pero la doble vida genera más molestia cuando quien predica una cosa es y hace realmente otra”, comentó una fuente de la Iglesia en el reportaje, haciendo referencia al obispo, a quien se le reprocha, internamente y en distintos círculos eclesiales, haber compartido casa durante un tiempo largo con otro religioso que conoció en Arica, mientras era obispo de esa diócesis, y que algunos conocieron como su pareja sentimental.

Ante este cuestionamiento a la doble moral que existe por parte del clero, el integrante de la organización Laicos de Osorno, Juan Carlos Claret, quien ha sido una de las figuras claves en presionar para la salida del obispo Juan Barros, cree que «lo que ha hecho el reportaje de El Mostrador es precisamente mostrar una realidad que muchas veces es un secreto a voces dentro de la Iglesia».

Para Claret, esto demuestra dos cosas: «En primer lugar, que no es sostenible hoy día mantener una rigidez institucional que lo único que hace es contradecir el desarrollo pleno de la persona humana, y también pone sobre la mesa la condena que históricamente ha realizado la jerarquía de la Iglesia a las relaciones homosexuales, el menosprecio que realizaban al matrimonio y también a la exigencia del celibato», cuestiona.

En esa línea, el vocero de los laicos de la región manifestó que «cuánto quisiera yo que hubiera un obispo homosexual y que pueda desarrollarse sanamente dentro de la Iglesia, sin embargo, estas mismas personas que se creen baluarte de la moral lo que hacen es condenar a personas sensatas que viven su relaciones homosexuales», criticó.

«Estas personas están reprimidas y lo único que les queda es llevar una vida que no se condice con el discurso de este rigor moral que llevan adelante», concluyó.

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