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Paulsen responde a Solar y continúan réplicas por los salmones

El biólogo marino de la Universidad de Chile, Igor Solar, criticó el artículo del periodista Fernando Paulsen, publicado recientemente en El Mos


El biólogo marino de la Universidad de Chile, Igor Solar, criticó el artículo del periodista Fernando Paulsen, publicado recientemente en El Mostrador y que habla de los cuestionamientos que se hizo en el New York Times a la industria salmonera chilena.



Solar ha señalado que "desafortunadamente, el Sr. Paulsen ha decidido intervenir en un tema que aparentemente desconoce. El primer autor del artículo citado por él no es F. Cabello (a quien Paulsen califica como «eminencia mundial en microbiología»). La autora de dicho artículo es Antonia Fortt, quien publicó el artículo en colaboración con Cabello y Buschmann. Antonia Fortt representa a la ONG Oceana, que mantiene una campaña contra el desarrollo de la industria salmonicultora», señala Solar.



El biólogo agrega que en dicha publicación se menciona que el nombre científico del salmón del Atlántico es Oncorhynchus kisutch, lo cual es un error ya que en realidad el que corresponde es el de Salmo salar. «Esto me hace suponer que los autores del artículo no revisaron su información, el artículo fue publicado sin una evaluación externa que hubiese notado el error, o fue preparado y evaluado por personas que no saben de salmones.
Fernando Paulsen repite el mismo error en su propio artículo. No lo culpo, él no es biólogo (también eso explicaría que llame «virus» a la bacteria Vibrio ordali). Sin embargo, se supone que Fortt es ingeniera ambiental, y Cabello es un eminente científico de nivel mundial».



Ante esto, Fernando Paulsen, desde Estados Unidos señala que:



1.- Agradezco al señor Igor Solar sus comentarios y rectificaciones factuales a que alude.



2.- El artículo tenía la intención de aquilatar los méritos factuales del artículo del New York Times, donde el informe al que se alude no viene incluido. Más aún, lo sugerí como agregado complementario, lo que el periodista del Times no hizo. Desde este punto de vista, la correcta rectificación del señor Solar no aminora un ápice la hipótesis de mi artículo: el New York Times no hizo nada incorrecto en su artículo.



3.- Rectifico, pues, la información de uno de los dos informes que sugerí podrían haber sido parte del artículo del Times (el otro de Alpharma sobre tratamiento de bacteria Vibrio Ordalli con antibióticos y otros químicos no tiene críticas del señor Solar) y sugiero cambiar su redacción como sigue:



«Durante el mes de noviembre del año 2005 se pescaron, en la localidad de Cochamó, en el seno del Reloncaví, alrededor de un recinto acuícola que cultiva salmón del Atlántico (Salmo salar), trece individuos de especies de vida libre en el lugar». Las especies incluyeron cinco róbalos, cinco cabrillas y cinco truchas arco iris.
¿Qué hicieron los científicos? los abrieron y vieron qué contenían sus estómagos, lo que se realizó en el laboratorio de análisis SGS de Aquatic Health en Puerto Varas. Los peces silvestres tenían la mayoría pellets de alimentación de salmones en granjas vecinas. En uno de ellos, una cabrilla, mostraba 2 partes por billón de la quinolona ácido oxolínico. Un róbalo también contenía alimento para salmón en su estómago, donde se hallaron 4 partes por billón de este mismo compuesto. Y otra cabrilla mostraba 87 partes por billón de oxitetraciclina, pero sin contener tabletas de alimento para salmón en su intestino. Una trucha arco iris mostró trazas de flumequina.
¿Cómo llegaron esos químicos a los estómagos de peces en agua libre?
Siendo que los pescaron en las inmediaciones de las jaulas de salmones de granja, la respuesta obvia es que los peces silvestres comieron el alimento que se escapaba de las jaulas. Estos peces libres son capturados y consumidos por humanos, por lo que detectar medicamentos y químicos en ellos debiera ser importante, particularmente el ácido oxolínico, prohibido en varias partes del mundo por su nocividad para el ser humano».



4.- Tiene razón el señor Solar respecto del margen de error que eventualmente sobreviene al intervenir el periodismo en temas que son de márgenes técnicos complejos. Es tarea nuestra citar los informes científicos lo más rigurosamente posible, y si este no ha sido el caso por llamar al salmón del Atlántico por un nombre incorrecto, lo lamento.



5.- Como el señor Solar no critica ni una sola palabra de lo publicado sobre el hallazgo en los estómagos de los peces citados en el informe y tampoco lo ha hecho el laboratorio de Puerto Varas, debo suponer que las críticas al informe propiamente tal -que sí correctamente atribuía a Antonia Fortt, Alejandro Buschmann y Felipe Cabello, el nombre con que aparece publicado en la Revista Chilena de Infectología- no merecen mayor reparo.



6.- Sobre mi aseveración de que el señor Cabello es una «eminencia en la Microbiología», me remito a su curriculum, que imagino el señor Solar puede criticar directamente si considera está abultado, incluido en la página web del New York Medical College y que cito en inglés, para evitar errores de traducción:
«Felipe C. Cabello, M.D., professor of microbiology and immunology and a member of the faculty since 1978, has received the 2004 Dean’s Distinguished Research Award for his «significant contributions to the field of bacterial pathogenesis and the epidemiology of bacterial infections.» The College’s highest scientific accolade comes on the heels of the prestigious Guggenheim Fellowship Award he received in April».
Imagino que si fuera necesario, el Medical College y la beca Guggenheim podrían ser inquiridos por el señor Solar sobre lo que se requiere para obtener ambos Awards y qué vieron en el señor Cabello para otorgárselos.

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