El ex ministro y presidente de la Sala Penal de la Corte Suprema, Alberto Chaigneau, está dedicado al ámbito académico. Y como buen profesor, llevó a sus a alumnos a recorrer las dependencias del Palacio de Tribunales, mostrándoles cómo funciona el sistema interno de información, el significado de las cuatro virtudes clásicas -prudencia, justicia, fortaleza y templanza- grabadas en la cúpula de la nave que está al centro de la construcción.
El ex ministro y presidente de la Sala Penal de la Corte Suprema, Alberto Chaigneau, está dedicado al ámbito académico. Y como buen profesor, llevó a sus a alumnos a recorrer las dependencias del Palacio de Tribunales, mostrándoles cómo funciona el sistema interno de información, el significado de las cuatro virtudes clásicas -prudencia, justicia, fortaleza y templanza- grabadas en la cúpula de la nave que está al centro de la construcción.
Con su clásico bastón y su impecable terno, y haciendo gala del humor que lo destacó en sus años de ministro, era observado con atención por los futuros abogados.
Quizás ninguno de los allí presentes sabía realmente a quien tenían enfrente hablándoles. Y esto porque Chaigneau fue el cerebro jurídico de la transición en materia de derechos humanos, ya que su tesis sobre el secuestro calificado fue la que permitió el juzgamiento de los militares por delitos de lesa humanidad.
Al ser consultados por El Mostrador uno de los educandos sobre la trayectoria del ex magistrado, indicó: “es mi profesor y fue ministro de la Suprema, pero no sé más de él”. Sin duda un signo de los nuevos tiempos que corren.
