Confiado no tanto en su buena performance, sino en la muy mala que ha mostrado su adversario de la Concertación, Sebastián Piñera y sus equipos ya estarían entregados a la tarea de organizar a las huestes que lo acompañarán en todos los niveles del aparato público, a partir del próximo 11 de marzo del 2010.
Confiado no tanto en su buena performance, sino en la muy mala que ha mostrado su adversario de la Concertación, Sebastián Piñera y sus equipos ya estarían entregados a la tarea de organizar a las huestes que lo acompañarán en todos los niveles del aparato público, a partir del próximo 11 de marzo del 2010.
Bajo la premisa de que «a todos se les exigirá un currículo de excelencia, honestidad y vocación de servicio público» para «gobernar con los mejores», según reza el discurso del propio empresario, ya comenzaron a desfilar los aspirantes idóneos.
Desde hace meses, todo tipo de profesionales ligados al mundillo de dirigentes y parlamentarios de la derecha, observan con apetito los cientos de cargos que asumen se abrirán con la llegada de Piñera a La Moneda. Pero los elegidos serán los menos. Porque según aclaran en el sector, el abanderado «es muy exigente en este aspecto, él ha dicho que va a gobernar con los mejores, en todos los niveles de la escala funcionaria», dice un militante de RN.
La cuna de los primeros afortunados son los institutos ligados a la derecha. Es sabido que los profesionales que se desempeñan en la Fundación Jaime Guzmán, el Instituto Libertad y Desarrollo y el Instituto Libertad -los primeros ligados a la UDI y el último a Renovación Nacional- no sólo cuentan con el beneplácito del candidato, sino que constituyen un semillero. En su mayoría son jóvenes que cuentan con post grados en sus respectivas áreas. Justo el perfil que Piñera ha comprometido durante su campaña y que, a su juicio, contrasta con el de las camarillas que la Concertación mantiene en los cargos públicos.
Esto contrasta con las «listas» que se supone andan circulando en la UDI y RN. Este ha sido tema de conversación en los partidos y hasta en el Congreso, donde más de algún asesor espera ansioso la llamada desde el comando, donde se estarían haciendo las entrevistas de rigor. Una fuente del sector aclara de inmediato que lejos de pretender «arrasar con los funcionarios públicos» lo que busca «estar preparados para tener, desde el primer día, las herramientas para solucionar los problemas de la gente con personas capacitadas para eso. Es lo que haría cualquier candidato responsable». «Parece que cuesta encontrar gente que se quiera ir a regiones. Todos se quieren quedar en Santiago», dice una fuente que, conociendo el proceso de reclutamiento en que está el comando, estima que tal vez es demasiado adelantado, ya que si bien «estamos confiados en que esta vez vamos a ganar, la campaña está muy peleada. La segunda vuelta va a ser demasiado estrecha».
