Publicidad
La señal de Peñailillo al subsecretario Aleuy a través de la subrogancia de Interior

La señal de Peñailillo al subsecretario Aleuy a través de la subrogancia de Interior


No es la tradición. Siempre que el ministro del Interior asume la vicepresidencia de la República por motivos de viaje al exterior del Mandatario de turno, es el subsecretario de la misma cartera quien hace la subrogancia. Sin embargo, en esta ocasión en La Moneda no se siguió dicho orden y el decreto que dejó la Presidenta Michelle Bachelet el domingo en la tarde, antes de partir a su primera gira a Buenos Aires, dejó al vocero Álvaro Elizalde a cargo de las riendas de Interior.

Como Rodrigo Peñailillo asumió ayer por primera vez como vicepresidente, correspondía que el subsecretario Mahmud Aleuy quedara como subrogante en Interior. En Palacio hay dos versiones de por qué en esta ocasión se optó por el vocero y no se siguió la tradición.

Una, es que Aleuy no iba a poder hacerse cargo de la subrogancia, ya que tenía previamente programada para hoy una operación a la espalda, procedimiento al que ya se había sometido antes y que requiere de unos 10 días de reposo y licencia. El viaje de Bachelet a Argentina concluye este mismo lunes, era sólo un día, pero afirman que el subsecretario del Interior ya había avisado de esta situación y que, por eso, se eligió a Elizalde en su reemplazo.

Pero la otra explicación que circula en La Moneda es que la decisión la tomó Peñailillo, con la venia de Bachelet, por dos motivos.

El primero es querer darle una “señal de apoyo y confianza” al vocero Elizalde, quien si bien tiene una alta aprobación en las encuestas, es comentario en el gobierno que su gestión es una de las más débiles hasta ahora en el comité político.

La segunda razón, apunta también a querer dar una señal, a Aleuy, una suerte de “téngase presente”. Explicaron en La Moneda que Peñailillo quiso marcar cierta distancia con el subsecretario socialista, hacer notar que aún está latente lo sucedido en el verano, antes de asumir formalmente en el gobierno, cuando el hoy vicepresidente se tomó dos semanas de vacaciones y estalló la crisis de las nominaciones de los subsecretarios que llevó a la caída de Claudia Peirano y otros tres nombramientos más.

En esos días, fue Aleuy quien se quedó en Santiago, quien hizo un informe de toda la situación, el análisis político, un nuevo chequeo de antecedentes para evitar nuevos problemas. Comunicacionalmente, recuerdan en el gobierno, el subsecretario fue visto como una suerte de “salvador” de la situación, una muestra de la necesidad de su experiencia política ante la falta de bagaje político de Peñailillo.

Ya ambos en el gobierno, las cosas se empataron entre ellos. A los pocos días de asumidos, estalló el problema de los nombramientos de gobernadores, que estaba a cargo de Aleuy, por lo que en esos días se decía que “habían quedado a mano”.

Desde entonces, Peñailillo y Aleuy tienen una relación de trabajo bastante fluida y coordinada. Sin embargo, si todo fuera miel sobre hojuelas entre ambos, difícilmente habría dos versiones de por qué se eligió al vocero y no al subsecretario PS para la subrogancia en Interior.

Publicidad

Tendencias