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Bastaba acercarse a la Ciudad del Rock, recinto donde se desarrolla Rock In Rio, para darse cuenta del peso de la marca como main sponsor y cerveza oficial.
Río de Janeiro no es solo playas, sol y el Cristo de Corcovado. Tampoco exclusivamente samba. De tanto en tanto, diferentes ritmos se toman la ciudad carioca para albergar el festival de música más grande del mundo. Se trata de Rock In Rio, que este año celebró tres décadas de historia y en el que Heineken volvió a estar presente. Y no de cualquier forma.
Bastaba acercarse a la Ciudad del Rock, recinto donde se desarrolla Rock In Rio, para darse cuenta del peso de la marca como main sponsor y cerveza oficial. Una vez dentro, la situación era aún más evidente, siendo Heineken quien desarrolla las activaciones más entretenidas y de mayor aceptación entre el público que llega al festival.
Partiendo por la tirolesa verde: más de 200 metros de cuerda que atraviesan el escenario principal de extremo a extremo, sobre la que tres personas, en líneas separadas, podían tener una visión en 360 grados de toda la Ciudad del Rock y durante toda la jornada. Y si de música se trata, ahí estaba #HeinekenPlay. Así, como hashtag. Entre todos los que lo ocuparan en Twitter, con el nombre de una de las canciones del headliner de esa noche, las tres más votadas eran tocadas en vivo en el escenario, mientras una pantalla iba registrando en tiempo real el estatus de los pedidos.
Como complemento estaba el VIP de Heineken, un llamativo cubo verde de dos pisos en el que dos barmen traídos desde Holanda enseñaban los cinco pasos del Star Sterve, el estándar del schop perfecto de Heineken, siempre servido a -2 ºC. Además, en el segundo piso se tenía una vista privilegiada del main stage. Mientras que afuera, otras instancias como el Heineken Cellar Beer y una campaña de reciclaje de vasos seguían manteniendo la presencia de la marca entre los asistentes. Lo justo para disfrutar de todo lo que tenía que ofrecer esta versión 2015 de Rock In Rio.
