
El difícil reto de expandir la democracia
En esta Convención, los vociferantes de los distintos sectores conquistaron el interés de los medios y de las redes, hastiando a muchos que esperaban ver puesto al centro el bien común en vez de las propias voces. Pero no ganaron las normas. El pleno y la obligación de conquistar los 2/3 para imponer cada una de ellas, supo frustrar sus pretensiones. No se impusieron las tentaciones maximalistas que aspiraban a definir en sus detalles el modo en que deberán concretarse los lineamientos generales que concordamos. Quedaron mayoritariamente entregados a la ley y a las políticas públicas. Ninguna norma marginó la participación de los privados en la provisión de derechos sociales. La democracia es una construcción permanente y frágil, siempre perfectible e incansablemente amenazada. Y si algún reto estamos enfrentando ahora, es su difícil expansión. Decidir entre más y diversos es exponencialmente más complejo que hacerlo entre pocos y parecidos.