Salud
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EVC en Chile: la condición que ya impacta a 8 de cada 10 personas y cómo detectarla a tiempo
Dolor, pesadez y várices visibles son algunas de las señales de la enfermedad venosa crónica, un problema de salud altamente prevalente que puede derivar en úlceras si no se trata a tiempo. Expertos llaman a derribar estigmas y a impulsar un diagnóstico oportuno.
La enfermedad venosa crónica (EVC) es una de las patologías más frecuentes del sistema vascular y puede afectar hasta al 80% de la población en algún momento de su vida. En Chile, su impacto se intensifica en mujeres y en personas mayores de 50 años, aunque sus primeras manifestaciones pueden aparecer desde los 20.
La insuficiencia venosa crónica, conocida también como enfermedad venosa crónica, se desarrolla cuando las venas de las extremidades inferiores pierden eficiencia en el retorno de sangre al corazón. Aunque muchas veces se percibe solo como un problema estético, puede causar dolor, calambres nocturnos, hinchazón y, en casos avanzados, úlceras venosas de difícil manejo.
En Chile, entre un 20% y 30% de los adultos presentan esta condición, pero la prevalencia aumenta de manera sostenida con la edad y puede superar el 50% en personas mayores de 50 años.
A nivel global, el impacto es aún mayor: estudios internacionales sitúan la prevalencia de la EVC en cifras cercanas al 80%, lo que la convierte en un desafío relevante para los sistemas de salud.
El retraso en la consulta médica es una de las principales barreras para un diagnóstico oportuno, impulsado muchas veces por el estigma asociado a la presencia de várices o por la normalización de los síntomas.
Compresión terapéutica: una herramienta clave en el manejo
Ante este escenario, la marca JOBST lanzó una nueva fase de su campaña global “Nada te detiene”, que busca desmitificar el uso de medias de compresión y promover que las personas diagnosticadas puedan mantener una vida activa y sin restricciones.
La terapia compresiva —presión graduada desde el tobillo hacia arriba— ha demostrado mejorar el retorno venoso, reducir la acumulación de sangre y aliviar molestias como cansancio, dolor o hormigueo. Es una de las estrategias más efectivas y accesibles dentro del tratamiento conservador de la EVC, recomendada también durante el embarazo, hospitalizaciones prolongadas, jornadas laborales extensas o para reducir el riesgo de trombosis en viajes largos.
Según expertos, contar con evaluación médica y un plan individualizado permite prevenir complicaciones, especialmente la úlcera venosa, una de las expresiones más complejas de la enfermedad.

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Un abordaje integral para mejorar la calidad de vida
El manejo de la insuficiencia venosa crónica incluye diversas alternativas, desde ejercicio físico y fármacos, hasta procedimientos como flebectomías, tratamientos láser o cirugías de venas superficiales y profundas, dependiendo de la etapa clínica del paciente.
Javier Pizarro, director comercial de JOBST en Chile, comentó que desarrollaron “soluciones de compresión que permiten a las personas retomar el control de su bienestar frente a las enfermedades venosas. Somos conscientes de que aún existen barreras
culturales y creencias erróneas sobre su uso, por eso trabajamos continuamente en educación,
prevención y diagnóstico oportuno”.