Necesitamos ser visibles no sólo por el orgullo de ser, sino también por la urgencia de vivir. Nos urge vivir. A su vez, se nos hace no sólo necesario mirar hacia el resguardo de futuras generaciones con la aprobación de la “Ley José Matías” por sólo mencionar un ejemplo; sino que también es fundamental generar una Ley de Reparación Trans, le debemos a quienes nos han “emparejado la cancha” y hoy son adultes mayores transgénero, quienes han sobrevivido a vulneraciones históricas y son el antecedente vivo de que sí se puede.
En Chile, en un país que vive desde sus entrañas formas extremas de existir, desde el frío al calor, del vasto norte al sur austral; posee riquezas inmensas y muchas miserias también; donde tenemos extremos en nuestras democracias, nuestros acuerdos y en la toma de decisiones; no todo existe de un extremo a otro. Así como los colores fluyen en espectros, combinaciones y se mezclan, las formas de vivir nuestra identidad también. Hoy 14 de Julio, en el día internacional de la visibilidad no binaria, pisamos fuerte y lo expresamos más vives que nunca: existimos y resistimos.
En un sistema cis-hetero-patriarcal que nos encuadra a clasificarnos en roles y expresiones de género, luchamos los otros 364 días del año. Porque las personas que no encajan dentro del binario tradicional “hombre – mujer” no aparecemos en estadísticas nacionales ni en la mayor parte de las políticas públicas sobre derechos básicos.
Es por esto que hoy no nos conformamos con encajar, necesitamos ser visibles no sólo por el orgullo de ser, sino también por la urgencia de vivir. Nos urge vivir. Pero vivir con todos los colores, en todos los espacios, en todos los rincones; La despatologización de nuestra existencia es un elemento clave a la hora de avanzar en la protección de nuestros derechos. No sólo combatimos en la batalla de extremos sobre el binarismo de género, sino también en la dicotomía entre “sano-enfermo” que nos vulnera como sujetes de derecho, quienes contamos con total autonomía de decidir sobre nuestros propios cuerpos y vidas.
Existimos y estamos en todas partes, siempre lo hemos estado y seguiremos luchando y posicionándonos robustes contra el odio y la discriminación en cada ámbito de nuestras vidas, por quienes nos dejaron, por nuestres compañeres y por les que vendrán.
Se nos hace no sólo necesario mirar hacia el resguardo de futuras generaciones con la aprobación de la “Ley José Matías” por sólo mencionar un ejemplo; sino que también es fundamental generar una Ley de Reparación Trans, le debemos a quienes nos han “emparejado la cancha” y hoy son adultes mayores transgénero, quienes han sobrevivido a vulneraciones históricas y son el antecedente vivo de que sí se puede. Mientras tanto, no le debemos explicaciones de nuestra existencia a nadie, porque las personas trans y no binaries no aparecemos luego de la firma en un documento clínico o gracias a las buenas voluntades de los gobiernos, actores políticos y de quien sea que desee hablar por nosotres.