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La decadencia del cahuín:  el complejo momento de los famosillos y la farándula en la TV Los chismes, la tontería y la tv abierta están en crisis

La decadencia del cahuín: el complejo momento de los famosillos y la farándula en la TV

Bastián Fernández
Por : Bastián Fernández Periodista de El Mostrador
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El género televisivo que comenzó hace más de diez años parece haber tocado fondo, aburriendo a sus audiencias, que hoy demandan más contenidos informativos. Los “chismes” y “cahuines” sobre personajes salidos de reality shows han dejado de ser rentables en la TV. El negocio comenzó poco antes de los 80, cubriendo el matrimonio de la hija de Augusto Pinochet, Jacqueline. En los 90 se sumaron modelos, deportistas y comenzó el ciclo que hoy se desgasta. ¿Hacia dónde debe apuntar la farándula? Algunos sugieren que la industria tiene que “madurar” y meterse en las sábanas del poder político y económico.


Todo un cahuín. Felipe Braun engañó a María Elena Sweet, Carla Ochoa dice que fue pareja de Felipe Camiroaga y Raquel Argandoña denuncia que no la dejan ir a otros programas fuera de TVN. ¿A quién le importa?

Cada vez a menos chilenos, según los números del rating televisivo. En lo que va del año los programas de farándula han cosechado pocos puntos y gran cantidad de denuncias ante el Consejo Nacional de Televisión (CNTV).

El programa que más marcó fue “Secreto a Voces” (Mega), con 5,8 puntos, seguido por el cancelado “Alfombra Roja” (C13) con 5,2, “SQP”(Chilevisión), también con 5,2, e “Intrusos” (La Red), con 2,9. Desde el CNTV dicen que han recibido 616 denuncias en lo que va del año. A la cabeza está “SQP” con 312 denuncias, seguido de cerca por “Primer Plano” con 248. Más atrás: “Intrusos” (29), SAV (17), “Alfombra Roja” (7),  la “Gala del Festival”(2) y la “farándula en general” (1).

primer plano

Entre quienes estudian la industria televisiva no se sorprenden con las cifras y aseguran que esto “se veía venir”, ya que el año pasado los puntos de rating habían disminuido. Al parecer los ejecutivos de la TV no se percataron de la tendencia.

Hace cinco años que Valerio Fuenzalida, docente de la Universidad Católica, ha registrado y dividido datos sobre las audiencias en tres categorías: ficción, información y espectáculo (farándula). “Esta última se ha mantenido en promedio un 20% de presencia en pantalla. Sin embargo, la audiencia ha bajado desde un 22% a un 12%. O sea, una pérdida de la mitad de audiencia en un lapso de cinco años. El género información ha tenido, en el mismo período, en cinco años, un 25% de presencia en pantalla. En los años 2011 y 2012 ha subido un 43% su audiencia. O sea, cerca de doce puntos en relación al comienzo. Da la impresión de que la audiencia aprecia los programas informativos”, explica Fuenzalida.

En una línea similar, Luis Breull, investigador de la industria y académico de la misma universidad, dice que los datos existían hace un tiempo, pero “los canales siempre tienen una reacción tardía en la detección de agote de ciertos contenidos. Llegan tarde y después de que las audiencias se descolgaron”.

alfombra roja

Hace cuatro años el portal «Walabi» comenzó a cubrir noticias sobre TV y cine (nacional e internacional) y “cultura pop”. Su director, Diego Huenchur, cree que el formato de la farándula se saturó. “La gente se aburrió porque lo están haciendo mal y de manera falsa. Están inventando mucho. Siguen en el mismo formato y eso la ha vuelto tediosa”, dice.

Nada de lo anterior hace eco entre quienes trabajan en farándula. “Quizás falta una renovación. Igual hay pocos personajes faranduleros y siento que eso también influye. Pero la farándula no ha muerto”, dice Dominique Gallego, ex reina del Festival de Viña del Mar (2013) y ex panelista de «Alfombra Roja». Una idea que comparte Andrés Caniulef, ex panelista del mismo programa. “Efectivamente los personajes de la farándula son muy menores, mucha gente desconocida. Hay que entender que la farándula es parte del mundo del espectáculo, hay que hacer programas de espectáculos que abarquen farándula, como lo hace el canal E!”, señala.

carol

El productor ejecutivo del programa «Intrusos» es más categórico aún. Rodrigo León cree que pese a que no es el mejor momento, no hay ninguna crisis de sintonía con la farándula y se aventura con una teoría propia. “No tengo el nombre específico, pero me parece que hay cierta preocupación en ciertos grupos de la sociedad por que la farándula desaparezca, o baje. Me da la impresión, y acá tomo las palabras de Pamela Jiles, de que la farándula ha democratizado la TV. Hay quienes no quieren que eso pase y se han dedicado a desinformar. Creo que AR fue una víctima de esta campaña de desinformación de la farándula”, sostiene León.

¿Por qué los bajos números de rating entonces? Porque es la televisión abierta la que está, según Caniulef, en crisis. “Tengo la certeza de que lo que ha bajado es la audiencia de la televisión abierta en general. Teleseries, estelares, matinales, programas de farándula, todos han bajado sus ratings. Lo de la farándula no es un hecho aislado, sino que se suma a la baja general”, dice.

ceciliaboloccoEl jet set que no fue

Corría 1984 y en Chile la dictadura de Augusto Pinochet estaba en pleno proceso de instalación del modelo neoliberal importado desde Chicago. “¿Por qué no puedo ser del jet set?”, se preguntaba en Argentina Gustavo Cerati, voz y guitarra de Soda Stereo.

En esos años un sector de la prensa del país, liderado por la revista Cosas, intentó construir una suerte de jet set nacional –antesala de la farándula–, aprovechando que después del Golpe de Estado de 1973 la persecución política y el toque de queda borraron de un plumazo la vida bohemia que giraba en torno a cabarets como el “Bim Bam Bum”, “Picaresque” y “Humoresque”.

“Los orígenes están en los programas de TV nocturnos, como ‘Aplauso’, que se dan durante la dictadura, del 76 en adelante. Hubo un Chile bohemio antes, pero la farándula en dictadura y postdictadura la organizó la revista Cosas, que se define como ‘revista de corazón”, dice Ricardo Martínez, lingüista y profesor de la Universidad Diego Portales (UDP).

Martínez escribió el artículo “Las cosas caras (Farándula en Chile 1976-2011)” en la Revista UDP (Nº 9, 2012). En él aborda la génesis de la farándula nacional basándose en una revisión de todas las portadas de revista Cosas de esos años (1976-2011).

“En una era de toques de queda, de nula vida nocturna, estos programas (de TV) son la puerta de escape de una protofarándula, y entonces el Festival de Viña se propone poner un broche de oro a esos años dorados de la televisión con un espectáculo que tanto por masa crítica de estrellas como por días de duración no pueda ser igualado por ninguno de los estelares de la pantalla chica. Y la revista Cosas se hace la América”, escribe Martínez.raqueleliseo

Cosas intentó copiar el “modelo” de las revistas europeas como Hola, que centraban su cobertura en las monarquías de ese continente. “La idea del jet set en Europa dependió mucho de las casas reales. Siempre mostraron reyes y princesas, pero en Chile no había ninguna posibilidad porque no teníamos una realeza”, cuenta Martínez.

A falta de coronas surgieron tres mujeres claves en el intento de construir un jet set criollo, según devela la investigación de Martínez. La primera es la hija rebelde, autoritaria y predilecta de Pinochet, Jacqueline, y su matrimonio con Guillermo Martínez Spikin. La boda fue “el primer tema abordado en nuestro país con los modos o manierismos de las coberturas de los casamientos de la realeza europea”, escribe Martínez.

Llegados los 80, Raquel Argandoña dominó la escena nacional, siendo el punto máximo su boda, en 1984, con el piloto de Fórmula 1 Eliseo Salazar. Cecilia Bolocco la destronó luego de ser electa como Miss Universo en 1987. La modelo rubia se mantuvo por 12 años a la cabeza hasta que, en 1999, Daniella Campos y Titi Ahubert pelearon en la discoteque «Skuba» por el jugador del Inter de Milán, Iván Zamorano. La escena puso la lápida al intento de construir un jet set e inauguró el ciclo de farándula, compuesta por futbolistas, modelos y rostros de reality shows, que hoy agoniza.

En las sábanas del poder

“Está partiendo, esperen nomás que entre al mundo político, recién está en el deportivo, luego vendrán los empresarios… Queda mucho, ¡olvídate!”, profetizaba hace dos años Rafael Araneda en una entrevista con revista Caras.

Considerando los números rojos que han tenido los programas de farándula desde el año pasado, la idea del conductor no parece tan descabellada. Que los programas dieran un vuelco y se dedicaran al seguimiento de la vida privada de personajes públicos que no sean televisivos. “Que se metan entremedio de políticos, parlamentarios, ministros y empresarios. Que empiece desde allí un vuelco en el giro de lo que es el reporteo de farándula hacia un reporteo de vidas privadas del mundo del poder”, aventura, respecto de una forma de reinvención de la farándula, Luis Breull.

Senador Fulvio Rossi

Senador Fulvio Rossi

Pese a esto, el analista no cree que exista en Chile un canal que se atreva a hacer ese tipo de reporteo, a meterse con el poder y dejar a un lado el “juego de las apariencias” sobre personajes cuyas existencias no tienen un impacto real en la vida pública. “En la medida que reveles aspectos de la vida privada de personas que incidan en la vida pública del país las cosas son distintas. Ahí empiezas a jugar a las patadas”, dice.

Tampoco se hace demasiadas ilusiones Ricardo Martínez, quien cree que el periodismo de farándula nacional es “descafeinado” y que ni siquiera tiene paparazzis. “Los diarios sólo replican lo que se hace público, pero no generan sus propios temas. No hay un sistema de creación de nuevas noticias como periodismo amarillo y eso tiene que ver con el temple chileno. No hay ningún diario que se parezca al The Sun en Inglaterra. Los medios chilenos son más reticentes y cautelosos a generar escándalo”, explica.

Caniulef plantea que el tema de fondo está en la necesidad de que exista un recambio generacional en la TV que provoque, a su vez, un cambio en la creación de los programas. “En las cúpulas de los canales todavía hay gente que hacía televisión en los 80 y en los 90. Acá tiene que haber un recambio importante. Todavía hay gente que le tiene mucho miedo al poder, que está muy acostumbrada a los convencionalismos”.

Los faranduleros son, según Rodrigo León de «Intrusos», personajes públicos sin poder, “en cambio los políticos y los empresarios tienen todo el poder del mundo para acallar reportajes, ejercicios periodísticos, entonces lo veo súper complicado y por eso es que la farándula aún no se mete con ellos”, explica León.

Situación que tampoco es del todo cierta y que ya tiene ejemplos varios, como cuando el senador Fulvio Rossi, ex pareja de la alcaldesa de Santiago Carolina Tohá, ventiló su romance con la farandulera Maite Orsini; o antes, cuando se metió con Adriana Barrientos en el 2012, tras lo cual la modelo de discoteca declaró en La Nación: «Me encantaría que Fulvio Rossi me ayudara a entrar en la política… Si Marcela Sabat es diputada, yo también puedo serlo».

Por ahora, son pocos los que auguran larga vida al cahuín, el chisme y la tontería de la mano de realities y estelares. Los personajes de farándula televisiva –que ven con temor la pérdida del empleo– conservarán sus portadas en Lun como si se tratara de un recuerdo de la revista Ritmo y los cerebros tras la pantalla se parten el cráneo en busca de la reinvención.

Habrá que ver qué pasa… la tele aguanta tanta cosa.

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