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El Club Social Mataderos, baluarte de la cueca, en peligro de muerte por decisión burocrática Desde hace cuatro meses el Municipio de Santiago le impide realizar su fiesta mensual, clave para financiar este centro cultural

El Club Social Mataderos, baluarte de la cueca, en peligro de muerte por decisión burocrática

Le exigen sacar una patente de «cabaret», pero ellos piden una de «peña folclórica». «La situación en la que se encuentra el Club Matadero es lamentable, atrapados por una normativa que no es capaz de adecuarse a los usos que artistas y comunidades hacen de forma responsable en lugares de rescate de nuestro patrimonio y tradiciones», denuncia la Fundación Patrimonio Nuestro.


La BBC de Londres lo nombró como uno de los 10 espacios más importantes donde se desarrolla el folclor en Latinoamérica. El Club Social Mataderos funciona desde hace seis años en el barrio Franklin de la comuna de Santiago, pero desde hace cuatro meses no puede realizar su fiesta cuequera mensual, «el cuecazo».

La prohibición está ahogando económicamente al lugar, que a través del evento financia su funcionamiento, que incluye talleres y otras actividades. La burocracia de la Municipalidad de Santiago le exige funcionar con una patente de «cabaret», lo que es rechazado por los responsables, que aspiran a tener la en modalidad de «peña folklórica».

«La situación en la que se encuentra el Club Matadero es lamentable, atrapados por una normativa que no es capaz de adecuarse a los usos que artistas y comunidades hacen de forma responsable en lugares de rescate de nuestro patrimonio y tradiciones», denuncia ahora Rosario Carvajal, la presidenta de la Fundación Patrimonio Nuestro.

Barrio cuequero

El club data de abril de 2010. El conjunto de música Los Republicanos de la Cueca recibió el ofrecimiento de ocupar las dependencias de la ex fábrica textil Musalem, ya que la familia propietaria buscaba llenar ese antiguo inmueble abandonado con actividades culturales.

Así nació el Centro Cultural Club Matadero (Avenida Santa Rosa 2260, esquina Placer), a manos de músicos que eran parte del circuito y que tenían como objetivo entregar un espacio para que la comunidad pudiera reunirse en torno a la cueca.

Ricardo Silva, presidente del Centro Cultural Club Matadero, señaló en su momento que instalarse en el barrio era fundamental por su importancia histórica:

“Aquí han nacido los más grandes cultores de cueca brava de la historia de Chile, los más grandes han sido matarifes, cuadrinos que trabajaban en el mercado. El Club Matadero está ubicado en la meca de la cueca”.

Entre sus actividades se cuentan talleres durante toda la semana: canto, baile, percusión y guitarra, además de una ruta patrimonial en el Barrio Matadero-Franklin. También realizan el evento «Cueca en tu barrio», donde llevan este arte a distintos rincones de Santiago. El próximo sábado 10 de septiembre estarán en la Plaza Hogar de Cristo de Estación Central desde las 15:30 horas.

Peña, no disco

Sin embargo, tras más de un lustro de funcionamiento, hace cuatro meses funcionarios de la Municipalidad de Santiago avisaron a los propietarios del espacio que ya no podría realizarse más el tradicional «cuecazo», donde pueden llegar a reunirse 200 personas para cantar y bailar, y que es el motor económico del Club. El último fue el pasado 21 de mayo.

«Nos piden una patente de cabaret», denuncia Silva, para quien lo más adecuado sería una de «peña folclórica», como la que tenía el clausurado Galpón Víctor Jara.

«Creemos que hay mucha distancia entre lo que hacemos nosotros, que es floklor, y un cabaret», cuya patente además exige una enorme cantidad de arreglos en términos de baños y salidas de emergencia, dice Silva. «No somos una disco».

Para Rosario Carvajal, presidenta de la Fundación Patrimonio Nuestro, la exigencia no se condice con la labor de rescate de la cueca, talleres y actividades culturales que por años ha realizado el Club Matadero, más parecido a una peña folclórica.

«Estas son parte de nuestra memoria colectiva, en la que se realizan eventos musicales en los que participan diversos cantantes, poetas, cuerpos de baile y orquestas folclóricas, que presentan sus obras en recintos pequeños, ante un público sentado, que a veces es invitado a participar espontánea e improvisadamente con algún número artístico», dice.

«La situación en la que se encuentra el Club Matadero es lamentable, atrapados por una normativa que no es capaz de adecuarse a los usos que artistas y comunidades hacen de forma responsable en lugares de rescate de nuestro patrimonio y tradiciones», afirma. «Esta situación se repite en diversas comunas del país. El que se haya suprimido las patentes de ‘peña folclórica’ o de ‘quintas de recreo’ nos señala que parte de nuestro patrimonio desaparece».

Crisis económica

Lo cierto es que el daño económico al lugar ha sido enorme. Para poder seguir funcionando, el Club ha debido hacer bingos y fiestas para sustentarse. El pasado sábado 3 de septiembre realizaron con éxito una fiesta en el local «El Huaso Enrique», en el barrio Yungay. Ahora esperan una autorización especial para funcionar el próximo 17 y 18 de septiembre como «única fonda cuequera de Chile, porque aquí no hay ni cumbias ni rancheras», señala Silva.

Un funcionario del municipio señaló a este diario que el lugar carecía de recepción final y que tampoco consta registro alguno de solicitud de patente. «¿Qué patente podemos tener, si somos un centro cultural?», se pregunta Silva. «¿Donde se ha visto que un centro cultural necesite una patente para funcionar? Esa es nuestra lucha».

«Todos se tiran la pelota. Hemos tratado de hablar con gente de la encargada de cultura de la Municipalidad. No nos pesca. La gente de Inspecciones menos. Ellos nos ven como un negocio, sin ninguna consideración. El cuecazo es para financiar el espacio, nadie se está haciendo rico, pero la Municipalidad no lo entiende. Hemos tratado de hablar con la alcaldesa (Carolina Tohá), pero más difícil todavía».

Para Carvajal, este tipo de situaciones definitivamente requiere de cambios de paradigmas. «Requerimos que la cogestión entre Municipio y la comunidad se haga efectiva. En este caso hubiese sido importante la realización de un plan participativo que permita la solución de este y otros problemas que por temas similares se arrastran por años en este y otros lugares de la comuna».

«Como lugar valioso hacemos un llamado de atención a toda la comunidad que defiende el patrimonio. Esta situación no se puede permitir, es nuestro deber la defensa de la existencia del Club Matadero», concluye.

 

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