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Científicos lanzan esquema para salvar los ecosistemas críticos y estabilizar el clima del mundo CULTURA|CIENCIA

Científicos lanzan esquema para salvar los ecosistemas críticos y estabilizar el clima del mundo

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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El reporte concluye que se necesita un 35,3% de regiones adicionales para conservar zonas de importancia específica para la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Cincuenta ecorregiones y veinte países contribuyen desproporcionadamente al total. Una prioridad inmediata que se identificó es la protección del 2,3% de las áreas terrestres, que son un valioso hábitat para las especies más amenazadas del mundo.


Un grupo de científicos y expertos elaboró el primer análisis exhaustivo a nivel global sobre cuáles son las áreas terrestres esenciales para la biodiversidad y la resiliencia climática, y cuya conclusión es que estas representan el 50,4% de la superficie del planeta. El reporte se publicó ayer en la revista Science Advances y se tituló: “La ‘Red de Protección Global’ para revertir la pérdida de la biodiversidad y estabilizar el clima de la Tierra” (1). El reporte destaca la importancia de salvaguardar y restaurar el mundo natural para poder abordar tres crisis convergentes: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la aparición de nuevos virus, como el COVID 19.

El equipo de especialistas estuvo liderado por la organización de investigación científica RESOLVE, en colaboración con la Universidad de Minesota, la Universidad Estatal de Arizona, Globaïa y otras más, con el apoyo de One Earth. Los datos compilados para la Red de Protección Global – Global Safety Net (GSN1) están disponibles a través de una aplicación web interactiva y desarrollada por One Earth en asociación con Google Earth Engine. Los usuarios pueden dar clic sobre un país, estado o ecorregión para conocer la conformación de las zonas de importancia biológica para cada una de las regiones.

El sitio web es: https://stage.globalsafetynet.app/viewer/

Este esfuerzo de investigación de dos años se basó en múltiples conjuntos de datos a escala mundial, para identificar áreas que requieren conservación más allá del 15,1% que actualmente ya está bajo protección. Estas han sido compiladas en cinco capas principales a una resolución de 1 km: Sitios con Especies Raras, Zonas de Alta Biodiversidad, Zonas en las que habitan Grandes Mamíferos, Áreas Silvestres Intactas y Zonas de Estabilización para el Clima.

El reporte concluye que se necesita un 35,3% de regiones adicionales para conservar zonas de importancia específica para la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Cincuenta ecorregiones y veinte países contribuyen desproporcionadamente al total. Una prioridad inmediata que se identificó es la protección del 2,3% de las áreas terrestres, que son un valioso hábitat para las especies más amenazadas del mundo.

Es la primera vez que un documento presenta un enfoque “común pero diferenciado” para las metas de cada una de las áreas definidas bajo el marco del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, que se celebrará el año próximo en Kunming, China. Cada una de las 846 ecorregiones del mundo presenta una combinación única de capas, es por esto que el documento recomienda metas de conservación, diferenciadas por áreas, dentro de cada país.

El análisis incluye estimaciones sobre el almacenamiento de dióxido de carbono por capas, logrando así que este mapa también sea relevante en la toma de decisiones con respecto a los compromisos gubernamentales bajo el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático (UNFCCC). También destaca el importante rol de los territorios indígenas en la protección de la biodiversidad y para revertir el cambio climático. Estos territorios indígenas cubren el 37% de las áreas definidas por la Red de Protección Global – Global Safety Net.

Globaïa, una organización dedicada a la investigación científica, elaboró un análisis complementario sobre la forma de enlazar terrenos a escala mundial, y demostró que una superficie terrestre relativamente pequeña – aproximadamente 350 millones de hectáreas– podría conectar entre sí fragmentos aislados de la naturaleza, aumentando la resiliencia de los ecosistemas y de nuestra biosfera como un todo.

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