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Pensiones de las FF.AA., una situación insostenible Opinión Crédito: Agencia UNO

Pensiones de las FF.AA., una situación insostenible

Sergio Vera
Por : Sergio Vera Ingeniero naval. Magister y doctor en Ciencias COPPE - UFRJ, OPM Harvard Business School.
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Un sistema creado para sostener la vida de soldados en su vejez, con los bajos sueldos del pasado y durante 10 a 15 años, con cotizaciones del 6%, terminó perpetuándose para sostener en la actualidad pensiones por 35 a 45 años, basadas en un nivel de remuneraciones promedio respecto del mercado laboral y aun así manteniendo cotizaciones previsionales del 6%. Así es como en la actualidad se pagan pensiones desde los 18 años de servicio efectivo en 66,6% de la última remuneración y 100% de la remuneración a partir de 28 años de servicio efectivo. La situación se hace insostenible.


Por más que cueste enfrentar el problema y por las razones que pueda esgrimir cada parte, las pensiones de las Fuerzas Armadas necesitan ser abordadas con urgencia. Es un problema que está por explotar pronto, bajo las peores condiciones sociales y económicas, donde las instituciones de la Defensa sacarán la peor parte, terminando resistidas por una mayoría de la ciudadanía. Las FF.AA. deben anticiparse y ser proactivas para encontrar una solución.

Este es un desafío que ya han enfrentado con éxito en las últimas décadas países tales como Francia, Reino Unido, Canadá, Australia, Corea del Sur, Colombia, Ecuador y varios otros, que han modificado un sistema basado en altas tasas de reemplazo –monto de pensión/monto de los últimos sueldos– y pensión temprana desde los 18 años de servicio efectivo.

La constante mejora de la calidad de vida en los últimos 50 años ha extendido la sobrevivencia promedio a más de 80 años, ha elevado extraordinariamente los costos totales del actual modelo de pensiones y cuyo origen en Chile se remonta a los inicios del siglo pasado –recién terminada la Guerra del Pacífico–.

Se suma a lo anterior que, a partir de 1990, se produjo un importante incremento en las remuneraciones de las Fuerzas Armadas –hasta en 75% en algunos grados–, lo cual fue traspasado proporcionalmente a quienes se fueron pensionando.

Un sistema creado para sostener la vida de soldados en su vejez, con los bajos sueldos del pasado y durante 10 a 15 años, con cotizaciones del 6%, terminó perpetuándose para sostener en la actualidad pensiones por 35 a 45 años, basadas en un nivel de remuneraciones promedio respecto del mercado laboral y aun así manteniendo cotizaciones previsionales del 6%.

Así es como en la actualidad se pagan pensiones desde los 18 años de servicio efectivo en 66,6% de la última remuneración y 100% de la remuneración a partir de 28 años de servicio efectivo. La situación se hace insostenible, con un sistema donde solo el 6,38% es financiado por los afiliados de la Caja de Previsión de la Defensa Nacional (Capredena) y el 93,62% a través de aporte directo del fisco. Entre Capredena y Dipreca, el déficit anual supera los 2.000 millones de dólares y aumentando cada año.

Los países que ya han abordado este problema lo han hecho con pragmatismo y responsabilidad fiscal, aceptando que continuar por esta senda es un daño al país. En concreto, las medidas se traducen en:

  1. Elevar la tasa de cotización previsional por sobre 10%.
  2. Fijar en 25 años la permanencia mínima para tener derecho a pensión.
  3. Dejar la tasa de reemplazo en un monto equivalente al 50% del promedio de los últimos 12 sueldos imponibles para pensiones con 25 años y 70% del promedio de los últimos 12 sueldos imponibles para pensiones con 30 o más años de servicio efectivo.
  4. Y, finalmente, suspender el pago de pensión en caso de ser contratado nuevamente por cualquier institución del Estado.

Cuando se trata de gastos impagables, no hay otra solución para el Estado que reducirlos, el resto sería una tozudez e irresponsabilidad a costa del resto de los chilenos: la situación actual es insostenible.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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