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SVS y su responsabilidad en la decadencia del sistema de pensiones Opinión

SVS y su responsabilidad en la decadencia del sistema de pensiones

«En relación con la regulación de las Rentas Vitalicias, pilar fundamental de las pensiones que se pagan, la SVS en vez de corregir hacia el lado correcto (es decir, seguir el espíritu de la Ley y de cómo fue diseñado el sistema), y hacer que la operación de las compañías de seguros de vida convergiera a una operación segura, incorporó una serie de parches vestidos como normas supuestamente “técnicas” que tienen como resultado subvalorar considerablemente los reales pasivos que las aseguradoras tienen comprometidos con los jubilados, cambiando el fondo del sistema por uno que no fue el que se diseñó».


¿Es posible distorsionar completamente el diseño de un sistema y/o el espíritu de la Ley con una apariencia de legalidad y, lo peor, de control, resguardo y supervisión? Sí, la SVS es un ejemplo. La SVS tiene varios pecados capitales que no caben en esta breve columna. Destacaré uno de tal gravedad, que la hace responsable de la decadencia del sistema de pensiones. Decadencia que puede terminar en la destrucción del sistema.

Como sistema de pensiones debemos entender el proceso de ahorro previo a la jubilación (AFP) y –también– el proceso posterior (a veces se olvida), donde existen básicamente dos opciones: Retiro Programado (de la AFP) o contratar una Renta Vitalicia (RV) con una Cía. de Seguros de Vida (CSV).

La opción preferida de los jubilados es la RV. ¿La razón? Un pago seguro (sin riesgo de no pago) hasta que se muera. Cualquier situación de riesgo en uno de los dos subsistemas, pone en peligro el sistema global. No son independientes, como a veces se piensa y como tan frecuentemente se analiza. La SVS es responsable por su inacción y acción en la actual situación de riesgo de las CSV en sus RV ofrecidas.

El Contexto

En el caso del sistema de pensiones, el diseño fue obligar a la gente a ahorrar durante su vida laboral y al momento de jubilar tener en esencia las dos opciones comentadas. Por diseño (insisto en este punto porque así fue concebido), si una persona elige una RV, esta debe pagarse a todo evento, y no depende del riesgo de la CSV (que como institución pueda tener producto de su operación). Así fue diseñado, así es publicitado y así es percibido por la ciudadanía. De hecho, hasta el nombre sugiere lo anterior: Renta Vitalicia.

Cuando se diseñó el subsistema de las RV, el escenario de tasas de cero riesgo era «alto» y la destrucción creativa era infinitamente menor a la actual. Se permitió, bajo este cuadro, que las CSV asumieran riesgo, «castigando» el pasivo no calzado en plazo, valorizándolo a una tasa «baja» –impensada en aquel momento– de 3% (real anual), siendo el patrimonio el capital de respaldo correspondiente.

La acción e inacción de la SVS

Pero las tasas cayeron. Y el piso ahora llegó a ser un techo. Esto cambió la industria a tal grado, que cuando las tasas cayeron por debajo del 3% se dio el absurdo de que la tasa castigo ahora pasaba una ser una tasa “premio” y, por lo tanto, “convenía” tener todo el pasivo descalzado. O sea, cambió la metodología central de valorizar los pasivos, que es EL tema en las CSV. Y la SVS no reaccionó apropiadamente.

Sus circulares así lo demuestran: las primeras veces en que la tasa libre de riesgo (TM) fue menor al 3%, se publicó dicha tasa (solo de referencia) y se instruyó que regía el 3% para valorizar los pasivos (¿la SVS pensó que era algo puntual?); después, solo se dijo que el cálculo había dado menor a 3% (sin dar el guarismo), pero se debía seguir usando el 3%.

Como dicha situación no podía sostenerse más, la SVS incorporó el vector de tasas libres de riesgo agregando una santa yapa: el regalito del spread de instrumentos triple A; y para dar un (falso) criterio conservador, la SVS castiga esta yapa con un factor de 0,8 (¿para valorizar pasivos a una tasa que se asemeje a la TIR promedio de los activos?). Todo –y aquí lo peligroso de este cuento– debidamente santificado con circulares y cumpliendo todas las formalidades del caso.

Agréguese a lo anterior la gran bondad que la SVS ha tenido con las CSV para que incorporen la mayor esperanza de vida en sus RV prometidas (léase, ajusten sus pasivos al alza) en cómodas cuotas anuales.

Pido disculpas al lector si lo anterior es muy técnico, pero lo concreto y simple es que, en relación con la regulación de las RV, pilar fundamental de las pensiones que se pagan, la SVS, en vez de corregir hacia el lado correcto (es decir, seguir el espíritu de la Ley y de cómo fue diseñado el sistema), y hacer que la operación de las CSV convergiera a una operación segura, incorporó una serie de parches vestidos como normas supuestamente “técnicas” que tienen como resultado subvalorar considerablemente los reales pasivos que las CSV tienen comprometidos con los jubilados, cambiando el fondo del sistema por uno que no fue el que se diseñó.

Para colmo de males, la SVS promueve la operación alejada del diseño seguro. Es tan así, que hoy la inversión de las CSV en instrumentos estatales es mínima y predominan bonos corporativos (de empresas sujetas a la gran incertidumbre provocada por la destrucción creativa), se introduce el vector ya comentado, se quiere aumentar el límite de inversión en el extranjero y se habla de inversión en activos “alternativos” para aumentar el retorno de las RV y poder “mejorar” las pensiones, entre otras medidas. Un contrasentido total de los principios económicos elementales… ¡Y pidiendo opiniones de los test y medidas implementadas a las CSV, que son los mismos regulados! (como si un profesor les pidiera su opinión a los alumnos sobre las preguntas que quiere poner en una prueba).

Para empeorar la situación, la tasa ofrecida en las RV (aunque han caído) son bastante mayores a las tasas de cero riesgo. La única manera de cumplir esa promesa es invertir en activos con algún riesgo y, en una situación donde los pasivos están mal contabilizados, esto es una bola de nieve que aumenta cada día. ¿Una sofisticada pirámide? Las CSV, en vez de advertir al ente regulador de su error, convenientemente se han enriquecido al seguir vendiendo RV que no pueden pagar en ambiente seguro, con evidente riesgo moral. Son cómplices en la decadencia del sistema.

En este contexto aparecen los Test de Suficiencia de Activos, Capital Basado y ORSA. ¿Quién va estar en contra de analizar si una CSV tiene activos suficientes o si su capital está basado en riesgo? ¡Nadie! El punto es otro: ¿de qué sirven todos estos test si el balance sobre el cual se calculan NO refleja la real situación de la compañía? Los test no están malos per se, el problema –y el peligro de confiar en estos test– es que el «input» de entrada para estos está malo: las deudas por pensiones que deben las CSV a los jubilados están considerablemente subvalorizadas producto de los regalitos dados por la SVS.

Un test inicial debería ser el siguiente:

a) Calcular las deudas por RV valorizadas a una tasa libre de riesgo sin yapa y con los flujos actualizados de esperanza de vida. Esto dará, en muchos casos, un monto muy, pero muy superior al valor contable del pasivo.

b) Determinar el valor del activo que en su Equivalente Cierto permita y garantice la operación segura.

c) Comparar el patrimonio económico resultante (negativo en varios casos) con el patrimonio contable. Dado el alto apalancamiento, basta que el pasivo aumente un poquito para que todo el patrimonio se esfume.

No estaría mal que tanto la SVS como su jefe (Hacienda) hicieran estos cálculos y reflexionaran en cómo se echó a perder un sistema que en su implementación se fue alejando de sus fundamentos. Una tremenda embarradita que tiene en jaque a todo el sistema de pensiones.

Iván Rojas B.

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