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Los 600 mil empleos que promete Sebastián Piñera: algo no calza Opinión

Los 600 mil empleos que promete Sebastián Piñera: algo no calza

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Gonzalo Martner
Por : Gonzalo Martner Economista, académico de la Universidad de Santiago.
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Piñera ha dicho que durante su eventual futuro Gobierno la economía crecerá más o menos como durante su mandato de 2010-14. Con una elasticidad producto/empleo de 0,5% y un crecimiento de 5%, se debieran crear cerca de 850 mil puestos de trabajo, y no 600 mil. Entonces pueden estar pasando dos cosas: o bien Piñera calcula una fuerte caída de la intensidad de la creación de empleo, respecto de lo cual no se avizoran factores que la justifiquen, o bien sus cálculos reales de crecimiento son más cercanos al 3-4%.


En el Gobierno de Piñera, entre marzo de 2010 y marzo de 2014, se creó –según los datos del INE– un total de 969 mil empleos, con un crecimiento de 14% en el período. El empleo se crea básicamente según aumente la producción. El PIB, de acuerdo al Banco Central, aumentó en 22.8% en el mismo lapso. La elasticidad producto/empleo (es decir, en la jerga del análisis económico, los empleos creados por cada unidad adicional de producto) fue de 0.61, una cifra superior al promedio de más largo plazo, que ronda por el 0.5.

En el Gobierno de Michelle Bachelet (para hacer posible la comparación de cuatro años tomamos el tercer trimestre de 2013 y el tercer trimestre de 2017, última cifra disponible) se han creado 531 mil empleos, es decir, crecieron en 6.8%. La economía creció en el mismo período en 7.9%. Por tanto, la elasticidad empleo/producto subió a 0.86. Dicho con otras palabras, el crecimiento se hizo más intensivo en empleo.

Paréntesis: parece una buena cosa que se creen más empleos para cada unidad del crecimiento de la producción. Y lo es ciertamente para las personas que han conseguido empleo. Pero, de nuevo para el análisis económico, ¡esto representa una caída de la productividad del trabajo! Se necesitan más trabajadores para producir lo mismo. Decida usted cuál de las dos caras de la moneda le parece más satisfactoria.

Lo razonable es sostener que en el corto plazo y en la parte baja del ciclo, por ejemplo, cuando la economía chilena ha sufrido un fuerte choque externo, como con la fuerte caída del precio del cobre entre 2012 y 2016, y un desplome de la inversión minera (pasó de 8% a 2% del PIB) durante todo el Gobierno de Michelle Bachelet, es bueno que el empleo no se haya resentido en demasía.

Se podría haber hecho más con una política monetaria menos rígida y una política fiscal más contracíclica (sobre todo no haciendo retroceder la inversión pública durante dos años seguidos), pero no se vino abajo la creación de empleo a pesar de que el crecimiento anual promedio del PIB bajó a menos de la mitad. En el largo plazo, más vale aumentar la producción por trabajador, porque así se incrementa la probabilidad de ampliar los ingresos de la mayoría. Esta probabilidad es mayor si existen mecanismos no asimétricos de negociación salarial periódica entre empleadores y trabajadores y además mecanismos redistributivos a través del sistema de impuestos-transferencias.

Sigamos. Piñera ha dicho que el empleo en su eventual futuro Gobierno va a crecer en 600 mil puestos de trabajo. Aclaremos, en primer lugar, que el empleo público (plantas y contratas) es el 3% del empleo total, de modo que no va a ser el Gobierno el que va a crear esos nuevos puestos de trabajo, sino los demás agentes económicos, es decir, básicamente las empresas (contratando personas) y las familias (mediante empleo familiar no remunerado, por cuenta propia o contratando servicio doméstico).

Piñera ha dicho que durante su eventual futuro Gobierno la economía crecerá más o menos como durante su mandato de 2010-14. Con una elasticidad producto/empleo de 0,5% y un crecimiento de 5%, se debieran crear cerca de 850 mil puestos de trabajo, y no 600 mil.

Entonces pueden estar pasando dos cosas: o bien Piñera calcula una fuerte caída de la intensidad de la creación de empleo, respecto de lo cual no se avizoran factores que la justifiquen, o bien sus cálculos reales de crecimiento son más cercanos al 3-4%.

Sería interesante que se nos aclarara este punto, porque, si no, se debe concluir que la promesa de reactivación fácil de la economía y de vuelta al crecimiento del ciclo alto del precio del cobre en la primera parte de su Gobierno, por las expectativas que Sebastián Piñera crearía, no son las que están consideradas en sus propios cálculos de creación de empleo.

Recordemos que la estimación de crecimiento potencial para los próximos años que calcula el Banco Central es de 2.5%. La economía se reactiva en el corto plazo, en tanto haya capacidad ociosa de producción, aumentando el consumo y la inversión mediante la política monetaria y fiscal, para lo cual hay un margen en la actualidad. Pero en el largo plazo la economía y el empleo solo crecen aumentando esa capacidad de producción, con más inversión pública, más investigación y desarrollo tecnológico, más inversión privada y un tipo de cambio real alto, lo que además debe hacerse cautelando el medioambiente y la calidad del empleo. Nunca por arte de magia ni por las solas virtudes del mercado, como parece creer Piñera.

Aumentar el crecimiento y hacerlo inclusivo y sustentable no es una tarea que se resuelva con la especulación.

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