Opinión

El suspendido alcalde por abandonar sus deberes que fue bendecido por el Tricel

Nuestro ordenamiento social conserva una parte de la estructura socio política de la antigua Roma, donde existía un cuerpo colegiado llamado “Curia Municipal”, que era compuesta por decuriones y elegida por el pueblo para encargarse de ordenar los asuntos locales. Debido a su importancia en el cada vez más decadente imperio, y para mantener las cosas en paz, hacia el siglo XI se crearon los “Municipios de Castilla”, que fueron los organismos encargados del gobierno de las villas y ciudades. Así nace el Concilium o Concejo Abierto, que era dirigido por una especie de autoridad superior llamada Juez o Alcalde. Dicho modelo fue implementado en los gobiernos locales del Chile Colonial, un antecesor directo de nuestros actuales Concejos Municipales.

En 1854 se crea la primera Ley Orgánica Municipal, sellando los términos “Alcalde” y “Regidores” que fueron disueltos en 1974, y retomados con el regreso a la democracia con la actual denominación de “Alcalde” y “Concejal”, intentando volver con ese término a los antiguos Cabildos que sesionaban en reuniones públicas y recogían las inquietudes del pueblo.

Lo que pocos comprenden es que todo ese proceso fue absolutamente jurídico, pues de alguna manera la antigua Roma perdió el control del imperio, entre otras cosas por otorgar demasiadas atribuciones a los decuriones, quienes reunían en una sola persona el poder legislativo local, el poder judicial y amplias potestades administrativas. Se hacía necesario que, de alguna manera esos pequeños reyezuelos, tuvieran un órgano paralelo que los controlara en la aplicación del derecho.

Los requisitos para entonces eran solo 2, tener más de 30 años, y gozar de solvencia económica, algo casi tan simple como lo es hoy día.  Pero el modelo fracasó ya que la idea de dar tanto poder a un solo hombre (a las mujeres les estaba prohibido acceder) siempre fue contra natura.

Hoy el escenario es distinto, y un alcalde no solo puede ser cuestionado públicamente por los propios ciudadanos, sino que también pueden ser sujetos de acusación por los concejales que de alguna manera operan como un ente regulador de la actividad alcaldicia. Así, si hay una frase a la que los alcaldes le temen es la de “Notable Abandono de Deberes”. De solo escucharla muchos ediles sufren escalofríos. Esto porque, ni las urnas a su favor, ni el respaldo popular pueden hoy librarlos de alguna sanción del Tribunal Electoral, cuando su administración ha incurrido en abandonar su deber republicano de defender los intereses de su comuna, por sobre cualquier otro interés familiar, de amistad o electoral.

Recientemente el alcalde de San Felipe, don Patricio Freire Canto, fue destituido de sus labores por el Tribunal Electoral Regional (TER) de Valparaíso, y en síntesis dicho tribunal estimó que el alcalde no estaba escuchando el concejo del cuerpo colegiado local que votó por mayoría, la destitución del administrador municipal, Patricio González.

En simple, el TER, interpretó que Freire, al no ejecutar lo acordado por el concejo, estaba desconociendo la voluntad popular depositada en los concejales. Pero eso no es todo, ya que, dicho tribunal estimó que el destituido alcalde al haber participado en aprobar una ordenanza sobre estacionamientos y, al tener negocios de ese mismo rubro, caía derechamente en una “falta a la probidad”, cosa que, en su fallo el TER desechó sancionar porque su falta de no remover al administrador municipal, desobedeciendo un fallo de la Corte Suprema, era “de tal gravedad” que cualquier otra falta quedaría innecesariamente aplicada.

El cuestionado alcalde fue destituido de su cargo y sufrió una pena administrativa que lo inhabilitaba por 5 años en el ejercicio de su cargo, haciendo justicia con una historia plagada de desobediencias tanto administrativas como judiciales. El alcalde apeló a dicha sanción e hizo un fuerte lobby mediático en el que apuntaba a su apoyo electoral y anunció ser representado por “los mejores abogados de Chile”, quienes demostrarían que él era inocente.

Sorprendentemente, e incluso algunos días antes de que se conociera el fallo, tanto el exalcalde como su cercanos celebraban que quedaría “libre de polvo y paja”. De hecho, el día que se produjeron los alegatos en el TRICEL, y sin conocerse el fallo aún, Freire celebró con sus amigos y envió sendos comunicados anunciando su triunfo y que, el TRICEL lo absolvió de lo que se le acusaba, encontrándolo con “las manos limpias”.

Resulta entonces evidente que este episodio es un retroceso en el derecho administrativo ya que, el ingrávido fallo del TER, que hasta se refiere al amonestado como un “XX”, no solo pudo ser conocido por el propio alcalde con anterioridad a su comunicación, sino que además no se hace cargo de una serie de elementos que el TER sí abordó, y que no sancionó solo por existir una medida más severa reservada para un cargo mayor. Entonces, al desecharse ese “cargo mayor”, no es posible ignorar los demás elementos de la sentencia del tribunal regional, cosa de la que el TRICEL no se hizo cargo.

Finalmente resulta tremendamente preocupante que, entre esos otros antecedentes no considerados por el TRICEL se encuentren el pago de horas extras no realizadas; la creación de ordenanzas que benefician el patrimonio del alcalde Freire; la pérdida patrimonial de casi 1.800 millones de pesos por un contrato jamás ejecutado de luminarias públicas, y que Contraloría declaró absolutamente ilegal.

Así la suave amonestación aplicada al alcalde Patricio Freire, y que este celebró como un verdadero triunfo, no solo es un retroceso a la época de los decuriones, donde un solo individuo manejaba los tres poderes del Estado Romano en su villa, sino que también es un avance hacia la desconfianza pública de los desencantados ciudadanos que vemos cómo una sentencia del TER se convierte muy fácilmente en una especie de bendición del TRICEL.

Cabe destacar, sin embargo, que pese a esta bendición, el Tribunal Calificador de Elecciones, sí sancionó con la suspención de sus funciones a Freire por “Abandono de Deberes”, vale decir por no cumplir sus obligaciones como alcalde, situación que está muy lejos de ser un triunfo, aunque el suspendido alcalde intente presentarlo así a la comunidad generando desinformación y confusión.