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Críticas a la corrupción podrían marcar congreso del Partido Socialista

Si la oposición a la mesa de Camilo Escalona se la juega por la probidad y rechaza el apoyo al desorden en el Mineduc, estaría ad portas de dar un fuerte golpe de timón. De momento, sólo está claro que la principal fuerza al interior de la tienda es el sector Grandes Alamedas, liderado por Isabel Allende, que lleva 130 delegados a la actividad.


La corrupción será uno de los temas que rondará este fin de semana el congreso ideológico del Partido Socialista en las Termas de Panimávida. De hecho, se podría transformar en una de las principales armas de la disidencia a la regencia de Camilo Escalona para articular una oposición capaz de desbancarla y lograr una mesa unitaria.



Ello, a raíz del apoyo del propio presidente de la colectividad al ex jefe metropolitano de la Seremi de Educación Alejandro Traverso, frente al desorden financiero que contempla $ 262.000 millones, según la Contraloría, producto de su mala gestión.



El tema involucra mayoritariamente a militantes pertenecientes al escalonismo, aunque podría escalar al resto de las tendencias internas, especialmente si se suman los problemas de Chile Califica, cuyo director ejecutivo, Ignacio Canales, fue jefe de gabinete de Marcelo Schilling, actual secretario general de la colectividad.



Sectores opositores a la mesa señalan que el poder de movilización y convocatoria de la Nueva Izquierda (Escalona) se basa en la vasta red de colegios y centros educacionales que se han tejido por parte de los mandos medios del Mineduc.



Sin embargo, en el tema de la corrupción no todo está a favor de la corriente Grandes Alamedas, liderada por Isabel Allende, ya que podría sufrir un serio tropiezo interno si salen a discusión los programas de empleo en Valparaíso, donde el senador Carlos Ominami y su hijo diputado Marco Enríquez-Ominami han sido vinculados a irregularidades. Sin embargo, militantes de esa tendencia señalan que el legislador no ha sido formalmente vinculado, por lo que no ven mayores dificultades para hablar de transparencia.



Congreso regional



La mesa del partido ya sufrió un serio revés en el congreso regional metropolitano, efectuado el pasado fin de semana, cuando se decidió que el sistema electoral interno se mantendría un hombre un voto y no resolvió acerca de la elección directa de la mesa, la que actualmente es elegida por el comité central.



En ese escenario, hubo un quiebre entre los terceristas, pues Ricardo Solari y Juan Pablo Letelier respaldaron a la mesa de Escalona, mientras que la facción rebelde del senador Alejandro Navarro y Fernando Zamorano fue apartada completamente.



Existen conversaciones entre estos últimos, Grandes Alamedas y la Mesa de Izquierda -liderada por Carlos Moya y Roberto Ávila- para enfrentar juntos las elecciones del 27 de abril. También existe la posibilidad de ir separados, para así potenciar la presencia de la oposición a Escalona en el comité central del PS, conformado por 110 miembros, los que finalmente eligen a la mesa directiva.



La oposición al escalonismo quiere una testera integrada e incluso pretende incluir a quienes hoy están en la directiva del PS como la Nueva Izquierda y la Mega de Marcelo Schilling.



En cambio, la actual mesa estaría dispuesta a integrar al senador Jaime Gazmuri, a la diputada Isabel Allende y al subsecretario de Cultura, Arturo Barrios, es decir a un sector de Grandes Alamedas.



Delegados al congreso



Todos los sectores piensan que en el congreso habrá un cambio en la correlación de fuerzas y, de hecho, se puede observar desde ya con la tendencia liderada por Alejandro Navarro, que el año pasado apoyó la mesa de Escalona y hoy está en la oposición.



De un total de 450 delegados al congreso, las fuerzas más importante del partido serían Grandes Alamedas (130), Nueva Izquierda (120) y Megatendencia (70). Las facciones menores serían el Colectivo (45), Mesa de Izquierda (entre 15 y 20), Tercerismo de Solari (30) y Tercerismo rebelde de Navarro (40).



Sin embargo, esta correlación de fuerzas no significa que la oposición gane las elecciones, ya que ello debe verse en los comicios de abril, cuando unos 30 mil militantes, de un universo de 120 mil, concurran a las urnas para elegir a los miembros del comité central, que finalmente escoge a la nueva mesa del PS. Si el Congreso cambiará el mecanismo de elección, está por verse. Apenas es el primer acto de la renovación de la directiva.

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