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Un ladrillazo contra Sergio de Castro Opinión

Un ladrillazo contra Sergio de Castro

Graciela Galarce
Por : Graciela Galarce Economista  U de Chile y Magister en FLACSO
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El enriquecimiento ilícito de Pinochet es ampliamente conocido. No así las ilegalidades de su ministro insignia. Recientemente la Justicia declaró su quiebra por deudas impagas por varios miles de millones de pesos. Existen diez juicios ejecutivos por deudas en contra de De Castro y otras deudas a Corpbanca y el BCI, que llegan a cerca de los 3 mil millones de pesos. Al igual que Pinochet, traspasó bienes a familiares, lo que podría ser un ilícito.


La prensa nacional nos ha estado informando en estos últimos días que la justicia declaró en quiebra al reconocido economista del grupo de los ‘Chicago Boys’, Sergio De Castro, creador del ‘Modelo Económico’ del régimen militar, ministro de Economía 1973-1976 y ministro de Hacienda 1976-1982, doctor en Economía de la Universidad de Chicago, y pilar del grupo de economistas conocidos como “Chicago Boys”, asesores económicos directos del gobierno de Pinochet, que previo al golpe -y como parte de la conspiración- prepararon el Plan Económico conocido como “El Ladrillo”.

El enriquecimiento ilícito de Pinochet es ampliamente conocido. No así las ilegalidades de su ministro insignia. Recientemente la Justicia declaró la quiebra de Sergio De Castro por deudas impagas por varios miles de millones de pesos. Existen diez juicios ejecutivos por deudas en contra de De Castro y otras deudas a Corpbanca y el BCI, que llegan a cerca de los 3 mil millones de pesos.

El 3 de mayo de 2007 la Tesorería General de la República solicitó el remate de tres inmuebles del ex ministro de Pinochet, por concepto de contribuciones impagas desde hace cinco años. Al igual que Pinochet, traspasó bienes a familiares, lo que podría ser un ilícito penal.

El fallo es implacable. El ejecutor “incautará bajo inventario todos los bienes del fallido, libros y documentos, prestándole para este objeto el auxilio de la fuerza pública por la unidad de Carabineros de Chile más inmediata, con la sola exhibición de copia autorizada del presente fallo”.

En 2007, se publicó un libro escrito por la historiadora Patricia Arancibia Clavel y por Francisco Balart, titulado Sergio De Castro, el Arquitecto del Modelo Económico Chileno. En dicho texto se recopilan las contribuciones de Sergio De Castro, como uno de los principales asesores económicos y ‘gurú’ del gobierno militar.

Joaquín Fermandois, Profesor de Historia Contemporánea de la Pontificia Universidad Católica de Chile, miembro del Centro de Estudios Públicos, CEP, comentando el citado libro, escribió un documento titulado: Modernización, Desarrollo, Dictadura: El Papel de Sergio De Castro, el que inicia señalando:

“El ‘modelo chileno’, admirado, vitoreado, escarnecido o simplemente mirado con un dejo de escepticismo, ha llegado a ser una especie de marca registrada en el continente y más allá de él. Identifica al Chile actual, y gran parte de los debates públicos giran en torno a él…”

Más adelante el profesor Fermandois nos recuerda que el denominado Plan de “shock” de fines de 1975, tuvo su autoría en Sergio De Castro como el “motor individual más perfilado y sistemático de este proyecto”. Dicho Plan fue dado a conocer en un discurso de Jorge Cauas. En relación a los exitosos resultados del Plan de Shock, señala: “La madre del cordero es que su ejecución hubiera sido imposible sin la existencia del gobierno militarÂ…”.

Como ha sido reconocido por economistas de diversas tendencias teóricas y políticas, el modelo económico chileno, que se inicia en 1973, nace como resultado de un ‘pecado original’: “El sistema capitalista competitivo que se establece no brota pacíficamente a través de los años, no surge de la discusión y ‘el tira y afloja’ de la democracia, sino que lo instaura una dictadura militar, cuyo objetivo inicial, desde luego, no era ese”. (Arturo Fontaine Talavera, “Sobre el pecado original de la transformación capitalista chilena”, Editorial Norma, Colombia, 1992; 93).

En efecto, ninguna de las medidas y transformaciones económicas que se implementaron durante el régimen militar fue espontánea ni al azar. Todo estaba estudiado, analizado, calculado y escrito en un ‘Plan’ o ‘Programa Económico’ de un grupo de economistas chilenos, conocidos como los Chicago Boys, que en el Departamento de Economía de la Universidad Católica se desempeñaban como profesores. Casi todos con formación en Estados Unidos, en la Universidad de Chicago.

Este ‘Plan’ o ‘Programa Económico’ se denominó “El Ladrillo”. Uno de los principales promotores y gestores del “Ladrillo” fue Sergio De Castro, quien desde antes de 1973 pasó a jugar un rol protagónico entre quienes comenzaban a diseñar un Plan de Gobierno Post Unidad Popular.

El profesor Fermandois también nos relata que las relaciones de Sergio De Castro con Pinochet fueron de mucha cordialidad y confianza. Sin embargo, señala: “En otro episodio revelador Pinochet una vez le ordena expulsar del equipo a Ernesto Silva, por haberse pronunciado a favor de la privatización de Codelco. De Castro apeló ante el mismo Pinochet indicándole que Silva era una persona fundamental para el equipo. No hubo caso. De Castro quedó cavilando hasta que descubrió la madre del cordero: que Pinochet le estaba dando una advertencia a él mismo de que no se pida la privatización de Codelco, que lo dejara tranquilo porque eso despertaba mucha oposición en las Fuerzas Armadas, y que el que mandaba no era el ministro, sino que Pinochet en persona, que no lo olvidaraÂ…”.

En relación a este ‘pecado original’ del ‘exitoso’ “modelo económico chileno”, Arturo Fontaine Talavera nos dice:

“Los caminos del liberalismo real suelen ser más que laberínticos e inesperados que los liberalismos de los textos. La historia siempre es heterodoxa. El hecho de que la legitimación democrática del capitalismo en Chile requiere que, por una parte, sus antiguos adversarios le concedan su nibil obstat democrático, y por otra parte, que los empresarios pro Chicago boys realmente confíen en ellos. Esto es muy posible. Si esto ocurre, el “pecado original” de transformación capitalista chilena habrá quedado políticamente redimido”.

Según nos relata el profesor Fermandois, Sergio De Castro también jugó un importante y reconocido papel en el gobierno militar como Ministro de Hacienda y como ‘gurú’ del gobierno militar. Fermandois señala que el reconocimiento profesional a De Castro es tal que “nada menos que el Presidente Ricardo Lagos dijo una vez en el Centro de Estudios Públicos que Sergio De Castro había sido ‘el ministro de Hacienda más influyente desde Rengifo’, el ministro de los tiempos de Portales”.

Sergio De Castro, en el Prólogo al ‘Plan’ o ‘Programa de Desarrollo Económico” de la Dictadura conocido como “EL Ladrillo”, nos dice: “El primer efecto del Programa de Desarrollo Económico fue la migración, de casi todos sus autores, desde los claustros universitarios al árido y difícil, pero espiritualmente gratificante campo del servicio público”.

Pero ¿cómo se habrán redimido o se redimirán los ‘pecadillos’ de aquellos ‘Arquitectos’ de “El Ladrillo”, que cayeron en terrenales tentaciones y abandonaron el árido y difícil, pero espiritualmente gratificante campo del servicio público?

Una respuesta a esta pregunta se podría deducir, de lo que nos relata el profesor Fermandois en relación a la personalidad de Sergio De Castro: “Hay algo de desenfado y hasta de desparpajo en él que hace que toda crítica le resbale y la pueda calificar tranquilamente de error. Razón tenía el padre de su amigo Ernesto Fontaine en que ‘al Tejo no le entran balas. Quizás al propio De Castro no le molestaría que este sea su epitafio: ‘Al Tejo no le entran balas”.

*Graciela Galarce es economista.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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