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Analista critica  a Longueira y dice que a la UDI le «corresponde condenarlo y de no hacerlo es volver a transformarse en cómplices pasivos» Francisco José Covarrubias sostiene que la vida política del ex ministro se ha terminado

Analista critica a Longueira y dice que a la UDI le «corresponde condenarlo y de no hacerlo es volver a transformarse en cómplices pasivos»

«Durante años se ha enaltecido su gesto de «estadista» cuando, como presidente de la UDI, logró el acuerdo con Lagos para encapsular el caso MOP-Gate. Con la perspectiva del tiempo y conocidos los antecedentes que conocemos, ese gesto parece ir adquiriendo otra explicación. Longueira le tendió la mano a Lagos sabiendo que el día de mañana la podría necesitar de vuelta. Pero ello ya no es posible. Chile ha cambiado demasiado en 12 años», explica el decano de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez.


El ingeniero comercial de la UC y decano de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez, Francisco José Covarrubias, disparó con todo contra la UDI y el ex ministro de Economía, Pablo Longueira, afirmando que a su colectividad le corresponde condenarlo, ya que si no lo hace se transformaría nuevamente en cómplices pasivos.

En su columna en El Mercurio, Covarrubias sostiene que la explicación dada por Longueira al salir a defender a los políticos que están siendo denostados por el financiamiento irregular en sus campañas pierde veracidad al salir nuevos correos de su relación con el ex gerente de SQM, Patricio Contesse.

«Paradójicamente, tres días después de esa columna se conocieron nuevos correos. Esta vez -cuatro años más tarde- ya no le mandaba información a Contesse sobre el royalty , sino que sobre la reforma tributaria que él mismo estaba negociando. «Solo para ti, con la máxima reserva. Lo acabamos de terminar. Un abrazo. Pablo», le escribió al gerente de SQM», menciona el decano.

Agrega que tras dar a conocer esos nuevos mails, también se han ido sabiendo de los «cientos de millones que recibió el propio Longueira de la empresa SQM, a través de familiares, testaferros y fundaciones de papel, no solo en el período de campaña, sino que además en forma permanente».

«No hay duda: la vida política de Longueira ha terminado. El mismo Longueira que fue presidente designado de la federación de estudiantes de la Universidad de Chile en la dictadura. El mismo Longueira que comandó, en 1986, una turba para atacar a Ted Kennedy cuando vino a Chile. El mismo que, dos años más tarde, comandó otra turba para amedrentar a los nuevos dirigentes elegidos en RN. El mismo al que se le apareció Jaime Guzmán. El mismo que como ministro de Piñera desactivó la agenda procompetitividad que elaboró Fontaine. Ese Longueira. El diputado, el senador y el precandidato presidencial. El político al que «no le gustaba la política»», precisa.

Sostiene que muchos, en forma transversal, reconocen su capacidad, inteligencia y liderazgo, pero que «a estas alturas poco importa».

En ese sentido, menciona que «durante años se ha enaltecido su gesto de «estadista» cuando, como presidente de la UDI, logró el acuerdo con Lagos para encapsular el caso MOP-Gate. Con la perspectiva del tiempo y conocidos los antecedentes que conocemos, ese gesto parece ir adquiriendo otra explicación. Longueira le tendió la mano a Lagos sabiendo que el día de mañana la podría necesitar de vuelta. Pero ello ya no es posible. Chile ha cambiado demasiado en 12 años».

Sin embargo, explica que resulta injusto circunscribir el problema al ex timonel de la UDI, ya que la transversalidad de la «relación incestuosa entre política y empresas hace que, probablemente, no haya político al margen de financiamientos ilegales de campañas. Muchos de los que apuntan con el dedo, con la otra mano buscan esconder sus propios problemas».

El académico sostiene que no todos los hechos son iguales, ya que en el caso del financiamiento ilegal de campañas «se trataba de platas que las empresas pasaron a candidatos para «ayudarlos» a solventar gastos electorales, que en vez de hacerlo por la vía legal lo hicieron por la otra vía. Por cierto, todo revestido de la hipocresía propia de Chile de una suerte de legalidad. Boletas, cheques, mails y vale vistas reemplazaron a los maletines de dinero utilizados en el pasado».

«Si la transacción se corta en el período de campaña puede ser antiestético, indebido e ilegal. Pero distinto es cuando las relaciones se mantienen en el tiempo. Ello es lo que ocurrió con Orpis, por ejemplo, que se terminó transformando en un empleado de Corpesca. Sueldo a cambio de información. Y eso mismo es lo que ocurrió con Longueira», afirma.

En ese aspecto, Covarrubias señala que lo que le corresponde hacer a la UDI es condenar a Longueira, ya que de no hacerlo «es volver a transformarse en cómplices pasivos. Transferir información reservada con una contraprestación de dinero es una práctica derechamente inmoral. El que haya más en el ruedo no es excusa. El que la política sea distinta a como parece (como decía Maquiavello), tampoco».

Menciona que si el partido de calle Suecia quiere sobrevivir a este nuevo trance, se tiene que renovar de verdad y «Bellolio, Silva, Ramírez, Macaya y otros tienen que hacerse cargo del partido y romper con el pasado. Mal que mal, no están manchados con la actuación del partido en dictadura ni con el obstruccionismo de la transición. Más allá de sus posturas conservadoras o excesivamente dogmáticas en ciertos aspectos, representan a la generación nueva, tienen la capacidad y son los únicos que pueden romper con un pasado que a estas alturas hace agua por todas partes».

Finalmente expone que «se dirá que es injusto que a la UDI le haya tocado más que al resto en un problema que es generalizado. Otros dirán que es un complot. Puede que tengan razón. Pero sea como fuere, esta es la realidad. Y los hechos deben condenarse enérgicamente. Algunos consideran que si la crítica viene del mismo sector es traición. La realidad, sin embargo, es justo lo contrario».

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