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Que Piñera devuelva el auto: RD recurre a Contraloría por infracción al principio de probidad

Durante la misa fúnebre del cabo de Carabineros fallecido en La Pintana, el mandatario se robó todas las miradas tras llegar al lugar en el nuevo auto presidencial. Se trata de un Hyundai Génesis G90 entregado gratuitamente por la marca, en comodato, al Gobierno para su uso. Es un auto de lujo con un valor de venta en Estados Unidos que iría desde los US$68.350, lo que equivale a unos 43 millones de pesos.

Los diputados Renato Garín, Natalia Castillo y Jorge Brito, todos de Revolución Democratica, recurrieron a la Contraloría para que se pronuncie respecto a la entrega, en comodato, de un vehículo al Presidente Sebastián Piñera por parte de la empresa Hyundai.

Fue precisamente el pasado jueves, cuando el mandatario llegó hasta la misa fúnebre del cabo primero de Carabineros, Óscar Galindo fallecido en La Pintana, que la prensa se percató del nuevo auto presidencial.

Se trata de un Hyundai Génesis G90 entregado gratuitamente por la marca, en comodato, al Gobierno para su uso presidencial. Es un auto de lujo producido desde 2008 por el fabricante surcoreano con un valor de venta en Estados Unidos que iría desde los US$68.350, lo que equivale a unos 43 millones de pesos.

Cabe mencionar que con esto, Piñera evitará utilizar un auto propio, como había indicado tras dejar atrás la polémica del Lexus LS500.

En ese contexto, los parlamentarios del Frente Amplio solicitaron al contralor Jorge Bermudez, que «dictamine infracciones al principio de probidad y a la normativa de donativos ventajas o privilegios» fijadas en la ley.

Sin embargo, Piñera no ha sido el único que se ha visto envuelto en una polémica tras recibir un lujoso regalo. En febrero del año pasado, al ex canciller Heraldo Muñoz le llegó un particular obsequio del embajador de Emiratos Árabes Unidos, Abdulla Mohamed Almaainah.

Se trataba de un reloj Longines. Era un presente de alto costo. Los precios más bajos para un instrumento de la marca suiza parten en los $ 700 mil pesos y pueden llegar hasta los $ 8.000.000.

En la oportunidad fue el propio canciller Muñoz quien hizo uso de los canales correspondientes y consultó a la Contraloría respecto de si procedía aceptar el donativo, considerando que su costo parecía «excesivo» a su juicio.

En ese entonces, el contralor Bermúdez respondió que «a juicio de esta Contraloría General el referido regalo no puede considerarse como un donativo oficial o protocolar, ni tampoco cabe dentro de aquellos que autoriza la costumbre, en primer lugar, por su elevado valor comercial, y en segundo término, por tratarse de un objeto de estricto uso personal», señalaba en el dictamen.

Ante esta respuesta Muñoz devolvió dicho obsequio al Embajador de Emiratos Árabes Unidos.