Yo opino

La violencia policial a cuerpos disidentes

El día de ayer como cada 17 de mayo desde el año 1990 se conmemoró el Día Internacional contra la Homo/Lesbo/Bi/Trans fobia. En Chile, no cabe duda que la comunidad LGTBIQ+ es víctima de múltiples violencias que parten desde el no reconocimiento, hasta la violencia física y los crímenes de odio.

En la revuelta social se dio cuenta de múltiples hechos de violencia que afectaron a disidencias sexuales y de género que participaron de la movilización. Es pertinente analizar esta violencia ejercida por parte del aparataje estatal hacia los cuerpos disidentes, pues deja en manifiesto la violencia estructural que deben vivir en el día a día. Sin duda, los registros masivos de violaciones a los derechos humanos desde octubre de 2019 en adelante dan cuenta de que el orden estatal e institucional no es representante de todas las personas, provocando diferencias que han definido cuáles cuerpos e identidades importan y cuáles no importan al Estado[1].

[cita tipo=»destaque»] Reparar a las víctimas del estallido social es sin duda una de las más grandes deudas del Estado [/cita]

El odio hacia las disidencias sexo-genéricas ha sobrevivido de diversas formas hasta el día de hoy. En el afán por acallar a quienes rompen la norma establecida y se ven como una amenaza al sistema, se muestran parámetros comunes en el actuar policial durante la revuelta, dirigido a intimidar y violentar a estas personas.

Esta violencia por parte de las policías hacia las disidencias sexuales no es un caso nuevo del estallido social. Los vejámenes causados por agentes policiales se han convertido en una práctica sistemática con el fin de acosar y atemorizar a las víctimas, como evidencian quienes sufrieron detenciones en contextos de manifestación social.

¿Es entonces esta violencia ejercida por las fuerzas policiales una conducta reiterada y sustentada en el abuso de poder, donde el cuerpo policial violenta física y psicológicamente a las disidencias con el afán de minimizarlos y humillarlos por su orientación sexual? Según evidencia el Mapa de Violencia Policial de OPIP, estas acciones son frecuentes por parte del cuerpo policial, donde la mayor parte de las denuncias que se hacen por este tipo de violencia terminan sin llegar a una causa judicial, por lo que los culpables de estas acciones no tienen sanciones y las víctimas por cierto no reciben reparación.

Según datos de los Reportes de Violencia Policial a Cuerpxs Disidentes,[2] entre octubre del 2019 y marzo del 2020 se evidencian 62 casos de violencia policial hacia la comunidad disidente, donde las víctimas señalan haber sufrido diferentes tipos de agresiones por parte de las policías, como golpes, desnudamientos, violencia psicológica, hostigamiento, amenazas de violación y abuso sexual. Por ejemplo, el 20 de octubre del 2019, A.F. fue detenido arbitrariamente por Carabineros en la comuna de Lo Espejo, acusado de “robo en lugar no habitado”. Los funcionarios al enterarse de su orientación sexual procedieron a acosarlo, gritando “hay un maricón acá adentro”. Luego lo golpearon, obligaron a desnudarse y no le permitieron hacer constatación de lesiones. Finalmente se decretó en su contra la medida cautelar de prisión preventiva.

Otro caso de violencia es el que sufrió J.M., quien fue víctima de tortura sexual por parte de Carabineros cuando fue detenido mientras prestaba primeros auxilios a personas heridas. Estos lo detuvieron y golpearon hasta perder el conocimiento, rompiendo su nariz. Al volver a la comisaría siguieron las agresiones por parte de carabineros y carabineras, para luego ser trasladado a una celda donde cinco funcionarios abusaron de él con un bastón policial.

Incluso remontándonos a un período previo al estallido podemos ver que existen casos de violencia hacia las disidencias, como el ocurrido en julio del 2016, donde W.M. denunció haber sufrido agresiones físicas y psicológicas por parte de carabineros luego de que su pareja participase en un choque en Santiago. Los efectivos policiales, al descubrir que además era extranjero, le golpearon e insultaron, perdiendo la conciencia, para ser trasladado en un carro policial y apuntado con una escopeta mientras se le agrede verbalmente por su orientación sexual.[3]

Reparar a las víctimas del estallido social es sin duda una de las más grandes deudas del Estado. Esta deuda se profundiza aún más cuando se trata de aquellas personas que no solo han sido violentadas por efectivos policiales, sino de forma estructural por un Estado que niega identidades y que no permite un acceso eficaz a la justicia.

[1] Informe de OTD.

[2] Violencias a Cuerpxs Disidentes en Chile. El pre, durante y post estado de emergencia del gobierno de Sebastián Piñera. (Abril, 2020)

[3] Mapa de Violencia Policial, Movimientos Sociales e Hitos Institucionales

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