PAÍS

Cruda desigualdad: número de infectados en comunas pobres se dispara, su tasa de crecimiento se acelera y camas UCI llegan al límite

Dieciséis comunas de la Región Metropolitana, que coinciden en tener las poblaciones de más bajos recursos, se encuentran en el peor escenario posible, ya que la mayoría de estas concentra una prevalencia muy alta, con un gran número de infectados, una tasa de crecimiento por sobre el 40%, que implica que cada dos días la cifra de contagios se duplica, y una fuerte presión sobre el sistema sanitario, con disponibilidad de camas críticas cercana al 90 por ciento de ocupación. Estos datos, que constituyen una de las fotografías más claras del avance del contagio del coronavirus en la capital, fueron entregados en un informe al ministro Jaime Mañalich, este martes, por un grupo de expertos pertenecientes a la Mesa de Datos COVID-19. Comunas como Independencia, Renca, Recoleta, La Pintana y varias otras, se hallan en una situación dramática. Dado el sistema de salud en Chile, el virus estaría reproduciendo el patrón de desigualdad socioeconómica del país.

Miércoles 6 de mayo

«Residente de UCI a la comunidad médica:
Informo que a partir de las 20:00 de hoy me encuentro solo de turno por las siguientes 12 hrs. con 11 pacientes críticos, 10 covid + (positivo) al no haberse encontrado otro residente que cubriera este turno.
Situación que era de conocimiento de la jefatura y directiva del hospital.

Ya se han tenido que externalizar casos COVID (+) y sospechosos, desde nuestro Hospital por falta de recursos internos…

Hoy es una noche negra para nuestro Hospital por una decisión de ‘contención de gastos’ .
Contener gastos con los reemplazos. Hoy faltan 3 especialistas en Unidades Críticas del Hospital. UPC y Pabellón.

Mes de mayo va de mal en peor cuando la curva de contagios sube vertiginosamente».

Ese mensaje de WhatsApp enviado este miércoles por un doctor del Hospital San José a toda la comunidad médica fue un llamado de auxilio, que describe la situación crítica a la que están llegando en los últimos días los hospitales públicos de una buena parte de la Región Metropolitana (RM) por falta de personal médico. Las licencias por contagio de coronavirus, en este hospital, alcanzan a 20 doctores y 35 funcionarios, la mayoría de las áreas más críticas, como los servicios de urgencias y pabellón quirúrgico, que constituyen la puerta de entrada del virus.

La falta de médicos, la carencia de insumos que impiden realizar los exámenes PCR para detectar a los positivos, la sobrecarga del funcionarios clínicos debido a la horas extras que el personal debe realizar para cubrir a los que están contagiados o en cuarentena preventiva, constituyen apenas un botón de muestra de la crítica situación que se está experimentando en la comuna de Independencia, donde el número de personas infectadas está comenzando a crecer exponencialmente, tras duplicarse cada día.

Este martes 5 de mayo, un día antes del llamado de auxilio del médico residente del Hospital San José, el ministro de Salud Jaime Mañalich recibió el informe «Impacto de la pandemia COVID-19 en Chile. Reporte al 05/05 Semana epidemiológica 19» de parte del grupo de expertos del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso y de la Fundación Ciencia y Vida, que forman parte de la Mesa de Datos COVID-19, la misma de la que hace pocos días renunciaron los expertos del Instituto Milenio de Fundamentos de los Datos por desavenencias con el Minsal.

En este informe, la comuna de Independencia aparece número 1 en el factor de prevalencia (cantidad de infectados por cada 10 mil habitantes) de la Región Metropolitana, en una proporción que supera por lejos los malos pronósticos, con una tasa de crecimiento más rápida que el resto del país y una disponibilidad de camas UCI que estaría a días de llegar a la saturación.

Lo más preocupante para los expertos, y el personal médico y clínico que está en el día a día en los hospitales públicos, es que lo detectado en Independencia está sucediendo exactamente igual o peor en San Ramón, San Joaquín, Pedro Aguirre Cerda, La Granja, San José de Maipo, La Pintana, Lo Espejo, El Bosque, La Florida y La Cisterna. Y le siguen muy de cerca Recoleta, Cerrillos, Santiago, Lo Prado, Quilicura y Conchalí.

A estas 16 comunas las cruza un común denominador, al concentrar la mayor cantidad de población en condición de vulnerabilidad y pobreza. Debido al sistema de salud en Chile –declaran expertos–, el virus, en su expresión de casos de mayor gravedad, está siguiendo el mismo patrón de desigualdad socioeconómica del país.

El informe en rojo

Para detectar el grado de criticidad de las comunas de todo el país ante la expansión del COVID-19, los expertos a cargo del informe correlacionaron cuatro factores: prevalencia y tasa de crecimiento, con datos aportados por el Gobierno a la Mesa de Datos COVID-19; y disponibilidad de camas UCI y de ventiladores mecánicos invasivos de los seis servicios de salud metropolitanos (Norte, Sur, Oriente, Occidente, Sur Oriente y Central), con datos frescos proporcionados por la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi), entidad encargada de hacer el seguimiento de las camas para Cuidados Intensivos en todo el país.

El factor de prevalencia establece el rango de 4 por cada 10 mil habitantes como la media. Si es menos de 4, las comunas son ubicadas en color verde, que significa que la cantidad de contagios es menor a la media oficial. Si es mayor a 4 pero menor a la prevalencia país (4.14), las comunas se ubican en color amarillo. Ahora, si son mayores a la prevalencia país, estas se ubican en color rojo, que implica que la situación es crítica, debido al alto número de contagios. Es en este rango que se ubican las comunas de Independencia (24,92), Recoleta (20,36), Cerrillos (19), San Ramón (16.88), San Joaquín (13,14), Estación Central (12,19), Lo Prado (11.30), Quilicura (10.92), Conchalí (10.78) y Pedro Aguirre Cerda (1o.39). Hacia abajo y en números rojos le siguen: La Granja, San José de Maipo, La Pintana, Lo Espejo, El Bosque, La Florida, La Cisterna y Santiago, entre otras.

La tasa de crecimiento, que establece el promedio diario de nuevos infectados, tiene tres parámetros y sigue la lógica de que, como cada cuatro días el valor se va a duplicar, existe igual cantidad de días para que la autoridad tome decisiones, de modo que la medida puede demorarse, por ejemplo, dos días, pero se sabe que aún así el número de infectados no se va a ver duplicado.

Si la comuna tiene una tasa inferior al 25%, está en color verde; si supera ese rango hasta la tasa país (40.37%), está en color amarillo; y si es superior a la tasa país, la comuna está en color rojo, lo que significa que su tasa de crecimiento de contagios es más rápida que el resto del país. En esta situación se hallan las comunas de San Ramón, San Joaquín, Pedro Aguirre Cerda, La Granja, San José de Maipo, La Pintana, Lo Espejo, El Bosque, La Florida y La Cisterna, Recoleta, Cerrillos, Santiago, Lo Prado, Quilicura y Conchalí, entre otras.

Los dos últimos factores, el de la disponibilidad de camas UCI y de aquellas con conexión a ventilador mecánico invasivo, están medidos por el promedio de estas camas que existen en los hospitales de acuerdo al Servicio de Salud Metropolitano al que pertenece cada comuna. El rango crítico está medido por una ocupación promedio superior al 75 por ciento. En rojo, con un promedio de ocupación cercano y superior al 90%, aparecen las comunas de Independencia, Recoleta, Cerrillos, San Ramón, San Joaquín, Estación Central, Lo Prado, Quilicura, Conchalí, Pedro Aguirre Cerda, la Granja, Renca, La Pintana y la Florida, entre otras.

Al límite de la saturación y en condición estable

Tener las cuatro variables en color rojo constituye –según los expertos– el peor escenario posible, porque significa que estas comunas tienen una prevalencia muy alta, con un gran número de infectados, una tasa también elevada, por sobre el 40%, que implica que están creciendo mucho y que cada día la cifra de contagios se duplica, y finalmente una fuerte presión sobre el sistema sanitario, que en cualquier instante amenaza con desbordarse. En este rango se ubican las comunas de San Ramón, San Joaquín, Pedro Aguirre Cerda, Pirque, La Granja, San José de Maipo, La Pintana, Lo Espejo, La Florida y La Cisterna.

La situación de estas comunas, de acuerdo al informe, se separa de aquellas que están en verde en el indicador de prevalencia –uno de los más sensibles, porque indica la cantidad de infectados– y en amarillo los tres factores siguientes. En la Región Metropolitana, se encuentran las comunas del sector oriente de la capital, a excepción de Lo Barnechea (Cerro 18). Esto es: Nuñoa, Providencia, Las Condes y Vitacura.

Esta situación de estabilidad, a juicio de los expertos que elaboraron el informe, se debe al efecto de la cuarentena, decretada en estas comunas antes que en cualquier otra. El otro factor que colabora es que en tales comunas se concentra el mayor número de test (PCR) realizados en la Región Metropolitana.

De acuerdo a este análisis, los test no están dirigidos homogéneamente a toda la población del país, siendo distribuidos de mejor manera en las comunas de mayores ingresos. Esta situación produce un efecto de sobrerrepresentación de las comunas más ricas en las estadísticas oficiales, siendo, por consiguiente, subrepresentadas las comunas de bajos ingresos, al practicarse menor cantidad de exámenes, debido a que la gente no posee los recursos para hacerse los test PCR, y a que los hospitales públicos no poseen todos los recursos e insumos para realizarlo, siendo muchas de estas muestras derivadas a otros hospitales de distintos servicios de salud, los que se hallarían en la misma situación.

Normalidad y Patrón de desigualdad

Luis Morales, funcionario del Hospital San José, dependiente del Servicio de Salud Metropolitano Norte, y dirigente gremial de la Fenats, refiere que el rápido crecimiento de la taza de enfermos en Independencia se ve reflejado en la falta de insumos, tanto de PCR –que detecta la positividad del virus– y del IGG –que debe practicarse a todas aquellas personas que se les da el alta y que detecta anticuerpos, es decir, las defensas que el organismo desarrolló para combatir la infección de coronavirus–.

«Para los test PCR no hay capacidad de análisis porque se acabaron los reactivos, por eso es que están siendo derivadas las muestras a los hospitales Lucio Córdova y Roberto del Río. Y de los IGG, de esos no se hace nada. La autoridad dice que se está haciendo, pero la realidad es distinta. A los pacientes recuperados, se les da el alta por el hecho de no presentar síntomas, pero no se está practicando el examen, de modo que no tienes cómo saber si el virus sigue activo en sus cuerpos. El examen debiera ser obligatorio, y la verdad es que, aunque la autoridad sanitaria diga que se están haciendo, la realidad, al menos del San José, es que no y yo creo que debe ser una realidad de la mayoría de los hospitales públicos», señaló.

Para el doctor Hernán Sandoval, de amplia trayectoria en la salud pública, exembajador de Chile en Francia y decano de la Facultad de Salud de la U. de Las Américas, una de las razones subyacentes que explican por qué el sistema estaría llegando a la saturación y multiplicándose los enfermos graves en el sector norte, sur y poniente de la capital, radica en que la enfermedad está siguiendo los patrones de «la enorme desigualdad socioeconómica que existe en el país».

«En el caso de esta pandemia, donde teóricamente el 100 por ciento de la población es susceptible de enfermar, probablemente, la distribución de la frecuencia con que se contagia la gente podrá ser semejante en los distintos estratos socioeconómicos, sin embargo, la gravedad de las manifestaciones clínicas y los resultados finales, tanto en las secuelas que puedan generarse como también en el fallecimiento de los casos más graves, va a tener, sin duda, una distribución totalmente desigual, afectando a las personas de los niveles socioeconómicos más bajos del país», subraya.

Y añade: «No nos olvidemos que tenemos desigualdades muy graves. En Santiago, hay comunas vecinas donde la esperanza de vida promedio de la población tiene 7 años de diferencia, es decir, viven menos los que tienen un nivel de ingreso menor y menos nivel de educación».