Opinión

Recordar lo esencial, para avanzar

En estos días de gran dificultad y crisis multidimensional, a nivel de país y global, han surgido naturalmente cuestionamientos ciudadanos sobre la forma en que nos estamos organizando como sociedad, sobre como estamos conduciendo y estableciendo prioridades, y defendiendo los intereses de todas(os), en miras del Chile de mañana. Dicho sentido crítico, sin duda es clave para abordar los numerosos problemas y desafíos a los que nos vemos enfrentados hoy, como también para planificar y aprender de los errores; a su vez, es una llamada de atención a las injusticias, negligencia, y descoordinación que persisten en diversos ámbitos de la sociedad.

Sin embargo, junto con el sentido crítico que hemos desarrollado, también necesitamos luces, para volver a desarrollar un sentido de confianza colectivo y que nos recuerde que como chilenas(os), sí contamos con las capacidades y elementos para avanzar hacia un país construido entre todas(os), por el cual sentirnos orgullosas(os).

¿Cómo construimos ese sentido de confianza? Primero, no olvidando aquello sobre lo cual ya hemos construido consenso y segundo, reconociendo y trabajando aquello que creemos que nos destaca como sociedad. Por una parte, lo primero se refiere a un conjunto de valores que nos representan transversalmente, y que son resultado de un largo proceso de sucesos, problemáticas y oportunidades que como país hemos experimentado. Son los valores que hoy nos permiten vivir en democracia, tener libre expresión y que nos urgen a reaccionar frente a las injusticias. A ello debemos sumar valores que están aún en proceso, con los que aún estamos en deuda, como por ejemplo el respeto a la diversidad, la importancia de la integración social, la condenación al abuso de mujeres y niños, entre otros tantos temas.

Por otra parte, lo segundo se refiere a tener presente aquello que nos identifica y destaca como sociedad, algo clave para armarnos de fuerza para avanzar. Me refiero a que adoptemos una aproximación en que tengamos clarísimo lo que hacemos bien, en tiempos en que nuestros problemas como sociedad son numerosos y urgentes, y los desafíos múltiples y variados, desde lo ambiental, la cultura, el desarrollo (y no solo el crecimiento económico), la inequidad, entre tantos otros.

Entonces, ¿cuál es el Chile al cual nos debemos aferrar? ¿Para trabajar inspiradas(os) en lo mucho que hay por hacer? Las respuestas pueden ser diversas; personalmente me ha conmovido el sentido de solidaridad que ha surgido en gran parte de la población, de manera transversal frente a la actual crisis sanitaria y las necesidades urgentes. Es un sentido solidario local, de organización y diálogo en los barrios, vecindarios, presente desde octubre del 2019 mediante los cabildos auto convocados, y en el presente mediante ollas comunes. Otro ejemplo más puntual, es la iniciativa Tenemos que Hablar de Chile, que promueve el diálogo entre personas desconocidas y donde se espera que miles de personas a lo largo de nuestra angosta faja puedan participar.

Por tanto, éstas son las notables iniciativas a las cuales nos debemos aferrar y mediante las cuales desplegar el abanico de valores para guiar el diseño de nuestras políticas públicas; sociales, económicas, medioambientales, entre otras. Avancemos con liderazgo ciudadano, colaboración y solidaridad, tenemos mucho que hacer, pero será más fácil sabiendo nuestras fortalezas y aquello que nos caracteriza y nos une como ciudadanas y ciudadanos.