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Andrea Ocampo, escritora y comunicadora feminista: “La gorda no puede terminar siendo esclava de su cuerpo por ser gorda” BRAGA

Andrea Ocampo, escritora y comunicadora feminista: “La gorda no puede terminar siendo esclava de su cuerpo por ser gorda”

Catalina Hernández
Por : Catalina Hernández Periodista El Mostrador
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Después de un reportaje televisivo que la etiquetó de esa forma, Andrea es para muchos y muchas “la experta en reggaetón”. Ella lo asume y en esta entrevista con El Mostrador habla sobre cómo hizo el cruce entre ese vilipendiado ritmo y las teorías de los estereotipos y cuerpos, el feminismo gordo y la relación con el mundo adolescente que la sigue.


“En los 70’s el término bajó a Latinoamérica de la mano de unas poetas que hacían una defensa de los cuerpos desde la libertad y desde el goce, el placer”, comenta la escritora y comunicadora Andrea Ocampo, sobre el feminismo gordo, una vertiente del feminismo que lleva más de 40 años desarrollándose.

La autora del libro «Ciertos ruidos: nuevas tribus urbanas chilenas» continúa con el dato de que “en Chile tenemos a una gran exponente que es la Cerda Punk. Ella hizo uno de los libros que considero de las rocas duras del feminismo gordo porque tiene una perspectiva disidente, más queer y punky.

“Todo va de la mano con una frecuencia estética que retoman músicas raperas, por ejemplo, que hablan desde la apropiación y el habitar un cuerpo gordo desde una mirada política y cultural y no solamente de estética no solamente desde que me quedan los pantalones apretados sino que si me quedan apretados no es un problema mío, es un problema de la ropa. Porque no nos quieren hacer caber en el mundo” añade.

La licenciada en Filosofía y experta en ritmos confiesa saber que el Body Positive cruza esa línea que separa o confunde al feminismo gordo con la misma corriente. “Hoy en día el concepto body positive, que está muy de moda para hablar de los cuerpos talla grande -que siguen teniendo talla, por lo tanto no incomodan demasiado- es acéptate, ámate, quiérete. Yo no digo que no te aceptes, todo lo contrario, pero con la conciencia de que esa aceptación tiene que integrarse a lo que ya eres”.

Las mujeres que tienen este cuerpo que pide la sociedad terminan siendo esclavas de sus cuerpos y también esclavas de sus inseguridades. Al menos así lo define Ocampo, quien afirma que “la gorda no puede terminar siendo esclava de su cuerpo por ser gorda.  Y esa resistencia sólo se da en la medida que tú avanzas tres pasos más la discusión y te das cuenta de que amarse no sólo se trata de integrarse a lo que ya hay, sino que tienes que transformarlo mediante una conversación con tu amiga o las stories en Instagram. Yo sé que el activismo no tiene que reducirse a Instagram, pero tampoco podemos hacernos los lesos y negar que las redes sociales son el modo en que los adolescentes se están relacionando”.

¿Cuál es tu relación con el mundo adolescente que te sigue?

Yo sigo siendo esa adolescente que tuve al frente los “Trágame Tierra” de la Revista Tú, en que trágame tierra significa desaparecer porque “qué vergüenza, menstrúo”, “qué vergüenza, se me ve el rollo”, despolitizando también la vergüenza. Ahí cuenta que en ese Bodyshame como le dice la gente del BodyPositive lo que tienes es la sensación corporal del golpe que te da la sociedad con respecto a tu cuerpo. Yo la viví y la vivo.

¿De qué forma la vives?

Por ejemplo, cuando voy al gimnasio me gusta y lo hago mucho porque loca y obsesiva. Pero me pasan cosas, empiezo a conocer a las personas y algunos se ríen, comentan con la amiga. Me han sacado fotos sudando. Hasta ese punto, pero una va al gimnasio porque los cuerpos gordos tenemos derecho a movernos, a bailar, a hacer ejercicio, a nadar y eso tiene que saberlo la sociedad, porque cuando una va a mover el cuerpo te exigen no hacerlo porque molestas.

Además, las adolescentes se parecen a las inseguridades de los cuerpos gordos porque se capitalizan para usufructuar del mercado. Pero cuando un cabre es capaz de saber que su diferencia puede ser su potencial y que le puede dar múltiples destinos se termina con la idea que te entrega la sociedad sobre tener una carrera, ser flaca y casarte. El punto es que la mayoría de las adolescentes no tiene esa capacidad de plantear “si el problema es la ropa, hay que hacerse la ropa, si el problema es el pololo, hay que cambiar al pololo”.

“Todas deberíamos tener acceso a un sostén. Porque si no le das acceso a una mujer a unos sostenes o un pantalón como la gente precarizas su existencia no solamente desde un empobrecimiento económico, sino que también desde la autorepresentación”.

¿Qué ocurre en el entorno familiar cuando desde tu círculo cercano imponen estereotipos y márgenes que pueden afectar directamente a ese corazón adolescente sensible a las críticas?

Una tiene que alejarse y empezar a cortar, como cuando cortamos esas relaciones tóxicas amorosas o amistosas. Y eso no quiere decir que te vuelvas un ermitaño, sino que trabajes y hagas redes, pero con la familia que tú eliges.

«Yo he vivido el abuso sexual de su forma más cruda que es la violación y puedo decirte que es doloroso y no termina de pasar nunca. Se cruza al medio de toda tu vida y tu identidad. Tienes que ser lo suficientemente flexible y sólida para poder levantarte luego de todo eso».

Qué tiene que ver el reggaetón en todo esto

Andrea es para muchos y muchas “la experta en reggaetón”, esto después de un reportaje televisivo que la etiquetó de esa forma. Y aunque tan alejado de la realidad no estaba, ella nos explica que hoy en día, su relación con este ritmo popular tiene mucho que ver con los trabajos activistas que está gestionando.

“Hago talleres de feminismo y reggaetón con harta frecuencia y la pregunta que siempre aparece es ¿cómo puedes ser feminista si te gusta el reggaetón?, porque es machista, porque muchas cosas. Pero nosotras trabajamos con los estereotipos de qué es lo que estamos pensando cuando pensamos el feminismo. ¿El feminismo no puede perrear? ¿por qué no puede perrear? Necesitamos mover el cuerpo y por qué no hacerlo con el reggaetón que es sexual y habla de nuestros placeres.

¿En qué minuto quisiste trabajar esa cruza entre el reggaetón y las teorías de los estereotipos y cuerpos?

Desde la investigación de los pokemones, de los otaku, los visual o las pelolais que eran las niñas más privilegiadas. Cuando esos cuerpos empezaron a tener correlatos digitales fue una bomba. Yo era grande con 22 años y ahí apareció toda esa Andrea que se conectó con la adolescencia que me perdí por estar estudiando en vez de estar perreando o poniéndome petos.

Escuchen Gata Fiera, finaliza Andrea, asegurando que este podcast que tiene a través de Es mi Fiesta, es uno de los imperdibles de este verano.

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