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Se agudiza la guerra de la leche: empresas extranjeras se suman a la pelea en medio de debate por ley de etiquetado MERCADOS

Se agudiza la guerra de la leche: empresas extranjeras se suman a la pelea en medio de debate por ley de etiquetado

Andrés Cárdenas
Por : Andrés Cárdenas Periodista El Mostrador
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En los últimos días, a través de distintas estrategias de marketing, Soprole comenzó la campaña «Gente buena leche» y Surlat instaló la consigna «100% natural» a través de sus redes sociales y envases en los diferentes supermercados del país. Estos dos nuevos actores se añaden al conflicto de la leche que partió con las denuncias de Watt’s sobre la pérdida de estatus de Colun como cooperativa. Resultará clave, en el debate, la ley que busca regular el etiquetado de la leche, respecto de la cual ya se acusa lobby de las diversas empresas, ante lo que los gremios del rubro han tenido que salir a poner paños fríos.


Todo partió con las sospechas de Watt’s sobre la estrategia de la Cooperativa Agrícola y Lechera de La Unión Limitada (Colun) y su camino por hacerse conocida como la «esperanza blanca», la única con leche no reconstituida y que está dejando en vergüenza a las demás marcas. Una táctica que hizo ruido en la compañía detrás de Danone y Calo, para la cual «toda la magia del sur» suena más a una maniobra para desviar la atención de lo que consideran una falta de igualdad de condiciones, porque, en la práctica y no en la legalidad, hace rato que la competencia dejó de ser una cooperativa.

Eso hasta hace solo unos días, porque la pugna ha escalado, ya que la denominada «guerra de la leche» está sumando nuevos contrincantes y cada cual con estrategias de marketing e imagen que muestran una derecha disputa con la cooperativa de La Unión. Ahora, la firmas controladas por capitales neozelandeses, Soprole y Surlat, de la suiza Emmi, mediante una verdadera guerra publicitaria, están haciendo todo lo posible por demostrarle a la gente que tienen el mejor producto de la góndola. Hasta ahora la pelea solo se había centrado en actores locales y las empresas extranjeras de habían mantenido al margen.

«Para la gente buena leche» es el nuevo eslogan de la compañía controlada por el grupo Fonterra, la que mostrando paisajes y familias en sus comerciales asegura que «la leche es leche, no le agregamos nada». A esto han sumado un mensaje en cada una de sus cajas: «¿Qué significa que nuestra leche no sea reconstituida? Significa que es pura leche fluida 100% natural, pura y fresca, que cumple con los estándares de calidad nacionales e internacionales», agregando que se extrae y se lleva a su planta de San Bernardo en Santiago, a lo añaden franjas pagadas en varios programas del dial nacional, pagando espacios incluso por intervenciones urbanas bajo el eslogan de «gente buena leche».

Un caso similar es el de Surlat. «No reconstituimos la leche, la envasamos en nuestra planta de Pitrufquén, y eso hace que además de rica, sea 100% natural», rezan sus publicaciones estos días en redes sociales. Más que claro lo deja la empresa con sede en la Región de La Araucanía, que se defiende también de los cuestionamientos afirmando, a través de su página web, que su producto es no procesado y envasado en origen.

Colun y el MSP

Para atizar más el fuego de la disputa, surgió una campaña en redes sociales para apoyar a Colun. La semana pasada el Movimiento Social Patriota (MSP), el mismo que apoya a José Antonio Kast, hizo un llamado a sabotear Soprole. ¿Las razones? “Por ser antinacional, por promover el descontrol migratorio, por vender leche reconstituida, por dañar a los productores chilenos. Prefiere los productos nacionales como Colun y Surlat”, escribió en Twitter el grupo de ultraderecha y luego pegaron carteles en los supermercados con el mismo llamado.

El hashtag #BoicotASoprole y #YoPrefieroColun rápidamente se tomaron Facebook y Twitter con cientos de mensajes en defensa de los productos de la Cooperativa de La Unión, la mayoría sobre el origen de las leches y la condición de reconstituidas que tienen marcas como Soprole, Nestlé y Loncoleche. Ello, en conjunto con la creencia cierta en redes de que el resto de la leches no provendrían de fuentes naturales, pese a que hasta ahora no se han exhibido estudios de laboratorio o academias que demuestren la tesis que ha corrido como una bola de nieve y que se suma a la disputa que abrió Watt’s con Colun, acusando a esta última de no transparentar el listado de sus cooperados, el nivel de sus utilidades y la concentración de su propiedad.

“Creo que no corresponde ese tipo de campañas, porque hay maneras y maneras de conquistar su público y nosotros apostamos a la calidad y a nada más que a eso. En eso hemos estado concentrados”, dijo el presidente de Colun, Augusto Grob, quien se mostró sorprendido por la campaña «viral» del MSP, según consignó Pulso. “Estamos muy agradecidos que nuestro público reconoce la calidad de nuestros productos. Estamos presentando nuestros mejores esfuerzos al mercado y nuestros clientes aparentemente nos están reconociendo y eso es positivo”, concluyó el directivo.

Grob descartó que la Cooperativa de La Unión esté en riesgo de quiebra. «Es un rumor que no sabemos quién ha difundido, no me consta para nada. No tenemos ningún síntoma interno que avale una posición como esa. Son comentarios infundados que no tienen ninguna base”, recalcó.

Soprole –a través de su gerenta general Valeria Flen– declaró que llevan 70 años cumpliendo su compromiso «de nutrir a los chilenos» y que, por eso, «nos parece justo aclarar y rechazar tajantemente las aseveraciones anónimas, falsas y cobardes que han aparecido en redes sociales y que pretenden enlodar nuestra historia, trayectoria y profundo compromiso que como profesionales, padres y madres, sentimos por el bienestar de la familia chilena».

Flen se defiende recalcando que su proceso de elaboración cumple con los más altos estándares de calidad nacionales e internacionales: «Cada día, desde los campos de nuestros productores, recolectamos leche para la elaboración de los productos que llegan a lo largo de Chile», señala.

La redes han explotado de posteos a favor de la cooperativa, que también tenía material en sus plataformas como contenidos 360°, donde insistía en que sus vacas pastaban libremente y en lo natural de sus procesos de producción. Las RRSS también se llenaron de comentarios en que se decía que los mismos usuarios apoyaban motu proprio a la cooperativa, pues los comerciales de esta habían sido sacados del aire. Algo a lo que tampoco se ha referido oficialmente Colun.

Se fue de las manos 

La intervención del MSP en la pelea elevó la disputa a un escalón al que las empresas no querían llegar, al menos porque la asociación a este tipo de radicalizaciones podría terminar perjudicando sus marcas. Además de Grob, la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO, salió a poner paños fríos del debate con tono belicoso. El presidente del gremio, Christian Arntz, manifestó que «no vaya a ser que por esta maraña no vayamos a hacer toda una desinformación (…) queremos llamar a la calma, no existe una cacería de brujas».

“Efectivamente existe una coyuntura de bajos precios pagados a productor, sin embargo, de la misma forma de como es errado el ataque que recibe Colun de parte de la competencia por su condición de cooperativa, también resulta injustificado cuestionar a una empresa por la nacionalidad de sus controladores”, manifestó a la radio del mismo gremio.

El debate ahora deberá concentrarse en una nueva discusión: el etiquetado de la leche. La idea es que esta cuente con etiquetas más claras, precisamente para salir de este debate. Pero, si bien el espíritu de las empresas es aclarar los componentes del alimento, para otras se ha experimentado un fuerte lobby en favor de Colun. Sabido es que la compañía cuenta con un apoyo político transversal en autoridades de la zona.

La SAGO advirtió, respecto del proyecto, ya aprobado por la Comisión de Agricultura en general, que «Vemos con preocupación, sin embargo, que la iniciativa que se está comenzando a discutir ha ampliado en demasía sus objetivos, corriendo el riesgo de transformarse en un proyecto que más que ayudar a informar al consumidor, termine generando el efecto contrario. En otras palabras, se debe legislar sin demonizar artificialmente productos ni procesos que cumplen con toda la normativa sanitaria, gravándolos con costos que pagarán los propios productores en el futuro, sobre todo al asumir el desafío industrializador o exportador».

El gremio agregó, en un editorial que publicó en su página web, que «una denominación de origen llevada al detalle de la comuna de procedencia de la leche, como la que algunos promueven, puede generar una falsa idea de calidad en el consumidor –la leche de Llanquihue es tan buena como la de La Unión– pero sobre todo es inaplicable: plantas como las de Colun, Watt’s o Nestlé recolectan en campos de decenas de comunas, la que luego se mezcla obviamente previo chequeo de calidad e inocuidad, y por lo tanto es imposible separarlas por ciudad, provincia o región».

Surlat también ha dado su opinión en la comisión, apuntando al argumento de SAGO. «Puede ser más nocivo que ayudar si es que se implementa de mala forma”, planteó la empresa. El problema, explicó la compañía, es que si la leche se distingue por regiones, será difícil seguir trabajando con productores de algunas zonas que no van a cumplir con las cuotas para completar ciertos niveles de producción. En rigor, si se aprueba la ley exigiendo un etiquetado que indique región de origen, compañías que mezclan leches de diferentes zonas deberían dejar de hacerlo y, de paso, podría generarse un debate tenso entre diferentes comunidades que producen leche.

Para muchos esta regulación será la verdadera prueba de fuego para medir si las empresas, locales o extranjeras, tienen intenciones de ejercer su influencia en el Parlamento.

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