«Hicimos muchas detenciones. Pero no era que nos ensañáramos; era ver la gratitud de las víctimas y que te dijeran ‘gracias por lo que hiciste'», relata el universitario.
Juan Pablo Ruiz Dupré tiene 20 años, estudia Educación Física en la Universidad de las Américas y es uno de los dos jóvenes, sin antecedentes penales, que fueron detenidos por la Policía de Investigaciones (PDI) por usurpación de funciones y uso de tarjetas policiales falsificadas.
Durante cuatro meses se convirtió junto a su amigo Fabrizio Ruiz de Gamboa Navarro, también de 20 años, en «Los Vengadores».
En entrevista con El Mercurio, Juan Pablo cuenta que durante ese tiempo patrullaron las calles en un vehículo azul con sirena y baliza, haciéndose pasar por detectives de la PDI. Junto a Fabrizio detenían a los delincuentes y los entregaban a la policía. Esto, hasta que fueron sorprendidos por la verdadera PDI.
Dice que desde siempre «sabía que no iba a ser como el resto de la gente. Tengo el deseo de destacar, que no es lo que me llevó a hacer esto».
Respecto a su amigo Fabrizio, recalca que «si nos caemos, nos caemos al hoyo los dos. Y si tenemos que salir, salimos los dos. Los dos compartimos el tener sueños muy altos. Yo tengo sueños súper imposibles: quiero llegar hasta donde nadie ha podido hacerlo. Por ejemplo, soy fanático del cine de acción: «Tango & Cash», «Duro de Matar», «Rambo»… Y eso lo heredé de mi tata; crecí viendo películas de ese tipo de héroes con mi tata. Pero aun así, admiro a la persona que está detrás del personaje. Me encantaría llegar donde están ellos y codearme con los grandes».
Relata que el postuló al Ejército y su amigo a la PDI. Él quedó, Fabrizio no.
«Estoy siguiendo los pasos que quiero seguir. Aprendí en el Ejército (…) terminé mi curso como Tropa Profesional. (Fabrizio) postuló a la PDI porque admiraba esa institución, pero no quedó. Después entramos los dos a la universidad. Tengo que continuar, porque el Ejército es para vivir por y para esa institución, pero yo voy detrás de mis sueños. Ahora tengo que sacar mi carrera en Educación Física, que me va a ayudar a conocer más los límites que tiene mi cuerpo. Para mí el cuerpo es súper importante», señala el joven.
Consultado por si a él se le ocurrió la idea de salir a patrullar las calles haciéndose pasar por detectives, afirma que «fue algo de los dos» y declara: «Para nosotros era más importante ayudar, antes que los problemas que nos pudo haber traído. Es que esa sensación alguien tiene que vivirla para poder entendernos. ¡Para ellos (los asaltados) éramos su segunda oportunidad en la vida!».
«Hemos hecho muchas detenciones. Pero no era que nos ensañáramos con los delincuentes. Era ver la gratitud de las víctimas y que te dijeran «gracias por lo que hiciste». Eso, para nosotros, ha sido el mejor pago», insiste.
Sobre sus planes a futuro, comenta: «Hay ciertas películas, ciertos actores que marcan la pauta y van a quedar en la historia. Ciertamente me gustaría ser como uno de ellos».
Por su parte, un tapicero vecino de la casa de Fabrizio aporta: «Es un cabro chico. Mucha tele. Recuerdo que había una película de Charles Bronson, que se llamaba ‘El Vengador’. A un hombre le mataron a su familia y en las noches salía a enfrentar a los delincuentes…».
Juan Pablo, quien debe firmar cada 15 días y tiene orden de arraigo nacional mientras la fiscalía investiga, recuerda cómo fue la primera detención: «Unos flaites arrastraban a un inválido. Lo arrastraron como 10 metros, para sacarle lo poco y nada que tenía. Cuando lo rescatamos, él nos decía que podía ver el aura de las personas. Estando ahí carabineros, me decía que tenía un aura muy radiante. Y él nos veía como ángeles. Quizás él nos vio como unas personas que le podían dar una segunda oportunidad. Él estaba oponiendo resistencia, de hecho. Eso que nos dijo fue gratificante. Nos dio para pensar muchas cosas».
