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Soledad: dulces melodías y puñaladas al corazón

El sonido de la geografía morena debutó en Santiago recordando a los pueblos originarios de América que al ritmo de la chacarera, la zamba y el chamamé tomaron forma de mujer, en el recital que la argentina brindó anoche como parte del ciclo "Latinas en Vivo".


La veinteañera de Arequito, Santa Fe, cruzó la frontera y cantó, haciendo gala de su voz privilegiada en un recinto colmado de publico entusiasta, que le ofreció presentes sin dejar de abalanzarse sobre ella mientras la artista entonaba dulces melodías a la lunita y se atrevió a compartir el hit de Los Ángeles Negros, Y Volveré, con Douglas.



Soledad Pastorutti vino a presentar su nuevo disco sin alejarse una centímetro de la línea de raíz folclórica que viene desarrollando desde que César Isella la impulsó en una carrera profesional sellada con millones de copias vendidas.



Al compás del bombo, dos guitarras, teclado y batería empezó el espectáculo condecorado por bailes espontáneos de la chica que figuraba en el escenario vestida con un delicado pantalón claro, blusa blanca, botas color manteca y una manta a lo gaucha, pidiendo fuerza a los asistentes, que colgaron pancartas en los balcones del teatro.



El itinerario de temas contempló «Luna Cautiva», «El Que Toca Nunca Baila», «Punta Cayasta». "No les voy a permitir que aplaudan a otro artista porque los considero a ustedes Mi Propiedad Privada, dijo y siguió el palmoteo y el rito colectivo y el chamamé «Puerto Tirol».



Siguió el recorrido con repiques y punteos cuerdas acústicas matizadas con un bajo eléctrico. Intercambió palabras, contestando los piropos y demostraciones de afecto con la espontaneidad de un artista que domina la escena y se toma el tiempo para comentar la historia de su pueblo.



"En toda Latinoamérica hubo comunidades indígenas despojadas de sus tierras. En Argentina se llamó la conquista del desierto. Un general hace un tiempo atrás, echó a la comunidad Mapuche hacia el sur, intentándola matar, cosa que atenta contra la vida. Entonces, un hombre escribe una canción que nace cuando una abuelita de la comunidad intenta vender mercaderías en el pueblo, donde la gente conmemoraba la conquista del desierto, y ella empieza a gritar: Amutuy Soledad, vámonos con nuestra soledad, ese el tema", dijo la jovencita.



"Huasito"



La nena dedicó piezas a los enamorados, puñaladas en el corazón que siguieron con «Si de Cantar Se Trata», «Entré a Mi Pago Sin Golpear», «Cantaré y Cómo Será», «Chacarera del Cardenal», «De Mi Madre». Proseguía el festejo a dúo con su hermana, Natalia, que participó en solos y segundas voces en casi todo el encuentro.



La inclusión de una obra compuesta por Patricio Manns y Roberto Márquez, «Si Queremos», dio la nota chilena al concierto destinado a promover el estilo menos comercial.

"Como sabrán la música folclórica no es la que suena todo el día en las radios, no es la fácil de vender", aclaró bajo el reflector cenital.

Hubo destreza, pasión latina y dulzura que homenajeó sueños de altos vuelos en letras, predicando la igualdad de todos ante el Sol. La velada avanzaba con la historia de amor de la enamorada de «Aquel Bahiano» y los sonidos altiplánicos de «El Humahuaqueño» hicieron volar cóndores imaginarios sobre las butacas. Fue un recital suelto en que, a pedido de los presentes, regaló una versión, «El Cautivo de Til Til».



Nacida en 1980, a los 15 años de edad comenzó su carrera como folclorista, la que pronto le dio el reconocimiento en su país. Dice que dejará el folclore, ni cesará de llamar a los jóvenes a que se prefieran el folclor.



El primer álbum Poncho Al Viento certificó como décimo disco de platino en Argentina y séxtuple en Uruguay. En el siguiente producto La Sole, alcanzó sobre las 440.000 unidades vendidas. Luego de giras apareció una nueva producción, con testimonios de conciertos en vivo, A Mi Gente. El cuarto título fue Yo Sí Quiero a Mi País.



En su primera visita a Chile compartió el escenario de Viña del Mar con Juan Luis Guerra, Chayanne, Elvis Crespo y Celia Cruz. Más tarde recorrió Miami, México, y España, apoyando el lanzamiento de uno de sus cedés.



Soledad se gana la vida con el canto y además, de Chile se llevó un buen zoológico de peluches que lanzaron a las tablas y una delicada manta de Huaso chileno. "Huasito", pronunció y la beso.



En medio de la ovación y acompañada de delgados guardaespaldas que tuvieron que protegerla de tanto fanático intentando lograr un autógrafo o abrazo, se despidió de los jovencitos y jovencitas, argentinos y argentinitos, que vibraron unas horas con la voz de la heredera de las melodías y contratiempos latinos.



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