Chilenos y argentinos figuran con novelas, cuentos y poesía
Compuesta por más de una treintena de casas editoras, entre los textos publicados más destacados de 2014 se encuentran estos seis: Apache (Sangría) de Antonio Gil, Fanon city meu (Das Kapital) de Jaime Huenún, Flores nuevas (Montacerdos) de Federico Falco, Cosas simples (La Calabaza del Diablo) de Raúl Hernández, Ejercicios de encuadre (Cuneta) de Carlos Araya y La imaginación del padre (Lolita Editores) de Luis López Aliaga.
Las editoriales independientes, representadas por la Furia del Libro, presentaron su propio ranking literario de los mejores libros del año, tras una consulta interna y un listado al que tuvo acceso El Mostrador Cultura+Ciudad.
Para la entidad, compuesta por más de una treintena de casas editoras, entre los textos publicados más destacados de 2014 se encuentran estos seis: Apache (Sangría) de Antonio Gil, Fanon city meu (Das Kapital) de Jaime Huenún, Flores nuevas (Montacerdos) de Federico Falco, Cosas simples (La Calabaza del Diablo) de Raúl Hernández, Ejercicios de encuadre (Cuneta) de Carlos Araya y La imaginación del padre (Lolita Editores) de Luis López Aliaga.
Apache (Sangría) de Antonio Gil
Otros mencionados, de una lista con un total de 30 textos, incluyen Cuentos de canto, un libro de las ilustradoras Virginia Herrera y Mariel Sanhueza basado en poesía del poeta mapuche Lorenzo Aillapan, la novela Goo y el amor (La Calabaza del Diablo), de la escritora rancagüina Claudia Apablaza, y Nascimento, el editor de los chilenos (Mínimo común), la biografía del escritor Felipe Reyes sobre el legendario editor homónimo.
En el primero de los libros nombrados, el renombrado escritor Gil (Santiago, 1954) “investiga el paso por Chile del anarquista español Buenaventura Durruti y su grupo Los Errantes, que conmocionó las viejas estructuras de la sociedad de entonces”, según la reseña de su editorial Sangría.
Flores nuevas (Montacerdos) de Federico Falco
Para Diego Mellado, de Nadar Ediciones y Editorial Eleuterio, esta no sólo es una novela “construida mediante ejercicios narrativos interesantes, sino también el rescate de uno de los acontecimientos más peculiares de nuestra historia local, a saber, el primer asalto bancario en Chile por parte de un grupo de anarquistas”.
“Camuflados con antifaces e impulsados por el militante ácrata de León, España, Buenaventura Durruti, este asalto tiene todos los componentes de una ficción que Antonio Gil supo leer y descifrar. Además, aparece un Santiago antiguo reconstruido en las rutas de los rebeldes”, destaca.
La poesía de Hernández (Santiago, 1980), en tanto, está representada por “Cosas simples”, con un prólogo del escritor Ramón Díaz Eterovic para quien “Raúl Hernández nos remite a momentos de la vida que bien podrían caer en la simple imagen anecdótica, pero en sus palabras hay una interpelación profunda a la vida de nuestros días”.
Se trata de un volumen en que se reúne gran parte de la obra de este destacado poeta nacido, cuenta Rodrigo Hidalgo, coordinador del área de literatura del centro cultural Balmaceda 1215 y su editorial homónima.
“Raúl Hernández ha sabido mantenerse al margen de la farándula lírica, destilando gota agota en cada uno de sus libros una elegancia y sencillez ejemplar”, dice. “Sus poemas cautivan desde la simpleza, evitando -valga la aclaración- caer en cualquier asomo de arjonismo. La delicada nostalgia que tiñe su mirada al cotidiano permite que arriesguemos incluso la tesis de ha inventado o descubierto la veta lárica de la urbe metropolitana”.
La novela “Ejercicios de encuadre”, en tanto, habla de un hombre que sale de la cárcel y ha sido contratado como guardia de seguridad.
Cosas simples (La Calabaza del Diablo) de Raúl Hernández
“Las cintas donde se filmó Ejercicios de Encuadre se extraviaron y lo que contemplamos es un relato vuelto jirones”, comenta Guido Arroyo, director del sello Alquimia Ediciones.
“Lo que apasiona de esta novela anómala, es el montaje fragmentado que va urdiendo con un estilo directo y neutro pequeñas tramas urbanas, transcripciones de Wikipedia, reflexiones sobre videos de youtube o acciones mínimas cargadas de sentido, como la caída de una fruta sobre el piso. Detrás de esos recursos, tras las costuras de sus páginas, la historia de una obsesión por Marcia, un amor imposible como todo amor, sirve de excusa para unir estos fragmentos y desplegar una trama que perturba y no deja contemplaciones para la inocencia”, analiza.
Para Arroyo, se trata de “una obra sólida que sorprende pues parece salida de otra parte. La obra a ratos parece ser la filmación experimental de una larga carta que aspira el perdón, o una película que intercala un cuaderno de notas y cortometrajes urbanos. Para cerrar con honestidad brutal: es una novela que hubiese querido escribir, y la única de las que leí este 2015 que hubiese querido editar”.
Ejercicios de encuadre (Cuneta) de Carlos Araya
Los otros libros destacados además han sido reseñados en diversos medios, como es el caso de “La imaginación del padre” de López-Aliaga (Santiago, 1968), donde el autor indaga sobre su progenitor, un exiliado político peruano.
“Es un libro hermoso e inclasificable”, ha señalado Hidalgo en una crítica para el sitio El Guillatún. “Ni novela ni crónica, ni ensayo ni autobiografía, un libro muy a lo Vila-Matas, a lo Piglia, en ese registro ambiguo que permite cabos sueltos y pasadizos inconclusos, como una conversación que fluye cerveza en mano. Un libro donde lo meta-literario está presente todo el tiempo, donde importa y ocupan el mismo lugar, se intersectan y yuxtaponen los recuerdos personales, las obras y escritores favoritos del autor, y las referencias sistemáticas al ejercicio mismo de estar escribiendo un libro con ese magma, esa materia”.
La imaginación del padre (Lolita Editores) de Luis López Aliaga
El poeta Huenún (Valdivia, 1967), en tanto, crea en su libro una ciudad ficticia con el nombre del psiquiatra Frantz Fanon. El ensayista y crítico Grinor Rojo, en un texto que la Furia del Libro hizo llegar a este medio, dice que “en este libro el horizonte de su poesía y el de la poesía chilena se expande como nunca antes, se torna planetario”.
“Las luchas de la periferia, encarnadas en la figura epónima de FrantzFanon, constituyen el telón de fondo. Sobre él se proyectan las transformaciones que el centro capitalista ha forzado sobre el mundo pre o no capitalista desde el siglo XVI, no pocas veces a sangre y fuego, y la respuesta actual y necesaria”, mientras se sucede “la conversión de los negros, los zambos, los mulatos, los indios altiplánicos y los indios mesoamericanos en obreros; la conversión de los mapuche en obreros”.
Simultáneamente está “el vaciamiento correlativo de la memoria ancestral, borrada por el sudor de unos trabajos degradantes como una más de las consecuencias del asalto. Entre tanto, los viejos revolucionarios envejecen o están muertos. (…) Poesía robusta y honesta, como yo no leo otra semejante en el flácido Parnaso chileno de hoy”.
Por su parte, el argentino Falco (General Cabrera, 1977) presenta en su texto seis cuentos para hablar de la vida cotidiana cordobesa.
“Cómodo en el género, Falco logra trascender la misma provincia en el que transcurren sus historias”, escribió en una reseña reciente para el sitio dosdisparos.com el autor Francisco Ovando. “En tanto el mecanismo que da cuerda a sus relatos se rige bajo las leyes, en apariencia ilógicas, de eso vagamente entendido como vivir, sus historias resultan familiares. La acertada inclinación al cuento largo resulta parte primordial de esta propuesta. El paisaje y el movimiento, la naturalidad de los hechos y la vitalidad migratoria de los personajes hacen funcionar y brillan gracias a un relato de largo aliento. Si para Cortázar los cuentos ganan por knockout, para Falco lo hacen por un mecanismo más lento y también despiadado: un licor lento, destilado de la vida y sus escollos”.
