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Mesa de debate sobre sexo y censura promete levantar polvareda en feria de editoriales independientes Será este viernes en el marco de la X Furia del Libro, que se extiende hasta el domingo en el GAM

Mesa de debate sobre sexo y censura promete levantar polvareda en feria de editoriales independientes

La escritora colombiana Pilar Quintana, que conversará con Juan Pablo Sutherland y Alejandra Costamagna, causó un escándalo en 2015 por el contenido erótico de su libro «Caperucita se come al lobo» (Editorial Cuneta), que fue distribuido por el Ministerio de Educación en bibliotecas escolares de todo Chile.


Este jueves comenzó la X Furia del Libro, a esta alturas ya un clásico de las editoriales independientes, que se celebra hasta el domingo en el centro cultural GAM (Metro Universidad Católica), con una serie de actividades de acceso gratuito.

Cientocincuenta editoriales, de las que diecisiete son internacionales, mostrarán sus obras de narrativa gráfica, fanzine, cómic, arquitectura, literatura infantil, fotografía, artes visuales, ilustración, literatura de género, anarquismo y narrativa, poesía, ensayo y ciencias sociales.

Como invitados internacionales estarán en La Furia del Libro, el editor José Luis Bobadilla, de MaNgOs de HaChA (México); Santiago Caruso, ilustrador argentino; la novelista y crítica argentina Sylvia Molloy; y la escritora argentina Rosario Bléfari, escritora, actriz y cantante de la mítica banda Suárez.

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Mesa de sexo y censura

Uno de los eventos más esperado será este viernes, a las 19:30. La escritora colombiana Pilar Quintana, junto a sus colegas locales Alejandra Costamagna y Juan Pablo Sutherland, conversarán sobre «Sexo y censura».

Allí abordarán entre otros la polémica del libro Caperucita se come al lobo (Editorial Cuneta), ocurrida en 2015. Tras ser adquirido por el Centro de Recursos para el Aprendizaje (CRA) del Ministerio de Educación, y distribuido en 283 bibliotecas escolares de todo Chile, llegó a las manos de un niño de 12 años. Sus padres se quejaron al colegio por el contenido del libro, que fue luego denunciado por el alcalde de la localidad de Río Bueno, reelecto en octubre pasado, Luis Reyes. El edil pidió su retiro, lo que finalmente ocurrió. Se trata de una colección de cuentos que aborda temas como el deseo, los celos, el abuso y la violencia.

«Supongo que hablaremos de las diversas formas que puede adoptar la censura, empezando por la autocensura, y cómo o por qué el sexo es un tema tan susceptible de ser censurado», anticipa Quintana.

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No sólo en Chile

No es la primera vez que Quintana (Cali, 1972) tiene problemas por su literatura. Comenta que en 2012 fue a Hong Kong y China, invitada por la Universidad Bautista de Hong Kong como escritora residente, pero que no le dejaron leer en público ninguno de los cuentos de Caperucita se come al lobo con el argumento de que «no eran apropiados para la cultura china».

«En Hong Kong me preguntaron, muy diplomáticamente, si no tenía historias más ‘suaves'», cuenta. «Yo les había enviado las que pensaba que eran las menos controversiales, así que tuve que decirles que no, y tampoco me dejaron leer dentro de la universidad».

«En Colombia nunca he tenido ningún problema de censura o por lo menos no que yo sepa. Una vez me contaron que una profesora de literatura en un bachillerato había dicho que mi cuento ‘Violación’ era pornografía. Pero la persona que me lo contó también era una profesora de literatura en un bachillerato y a ella le gustaba mucho ‘Violación’. Lo usaba para hablar con sus alumnos de último año sobre abuso sexual. Otra vez unos psiquiatras me dijeron que había retratado con mucha exactitud la mente de un violador».

Escritura erótica

Quintana ha escrito textos de alto voltaje.

«He escrito literatura donde la gente tiene sexo, pero no estoy segura de dedicarme al género ‘erótico'», comenta Quintana. «Más bien creo que ha sido una tendencia de buena parte de mi literatura. Yo siempre dije que el sexo me interesaba como tema porque es ahí donde las personas somos más animales: estamos desnudos, sometidos por el deseo y reducidos a nuestros instintos, es un lugar donde somos sinceros. Pero tal vez ese fue un rollo que me armé para justificar que me gusta hablar de sexo porque me gusta el sexo y no le veo ningún problema a hablar de él».

-¿Cómo interpreta el éxito de obras como 50 sombras de Grey?
– Leí el primer capítulo de Cincuenta sombra de Grey y me pareció muy malo. Se trata de un ratoncito de biblioteca, una universitaria de veintiún años virgen, que anda en un escarabajo y se viste mal. Ella va a entrevistar a un multimillonario de 27 años, guapísimo, y resulta que el tipo se enamora de ella. Es una historia muy cliché, como las que escribía Corín Tellado, pero con sexo. Las historias de Corín Tellado también tenían mucho éxito. Supongo que hay algo en esas historias llenas de lugares comunes que le gusta muchísimo al gran público. ¿Tal vez que ponen en escena deseos inconfesados?

Polémica en Chile

Quintana no olvida el escándalo del año pasado y lo atribuye «a la pacatería». «En Chile el escándalo fue por las escenas sexuales que había en los cuentos, pero nadie dijo nada sobre el contenido de violencia de los mismos».

«Parecía un episodio sacado de una comedia de equívocos. Pero al mismo tiempo es trágico. No me gusta pensar en la reacción del pobre niño que leyó ese libro pensando que se trataba de un material apropiado para su edad».

La polémica tuvo duras repercusiones al interior del CRA. En octubre de 2015 el Mineduc abrió un sumario y el libro fue finalmente retirado de las bibliotecas escolares. Al parecer la polémica fue luego una de las razones de la renuncia a su cargo de la directora del CRA, Constanza Mikis, en febrero de este año, tras dos décadas en el cargo, que sigue vacante hasta ahora.

Esa entidad sumó una nueva polémica en agosto de 2016. Debido a las compras que realiza una vez al año para las 10.000 bibliotecas escolares de todo el país, el CRA es clave para las editoriales, tanto las transnacionales como las independientes. Sin embargo, en agosto de este año, cuando se dio a conocer el listado de títulos adquirido, se denunció que el Mineduc invirtió $5.600 millones en lugar de los $7.150 millones disponibles, y que tampoco hubo licitación pública.

 

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