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Por qué Francia podría embarcarse en la guerra contra Irak

Un ataque químico por parte de Sadam -genuino o »producido» por agentes de inteligencia- es el tipo de episodio que Francia está esperando como argumento para revertir lo que a estas alturas está apareciendo como un error: no sumarse a la ofensiva bélica y quedar fuera de los negocios de la reconstrucción.


Irak y la propaganda en contra de Sadam como amenaza a la paz mundial ya afectó tres elecciones: la alemana, la de los propios Estados Unidos y la de Israel. Así también está afectando las relaciones con un aliado importante que no puede quedar fuera de la reconstrucción: Francia.



Pocos han creído en el humanitarismo francés cuando amenazó con su veto. La mayor parte de los europeos piensa que Francia está en una postura contraria a la norteamericana sólo por negocios, lo mismo que Rusia. El Degaullismo que se le atribuye a Chirac es una bengala que se esfuma apenas suena el gatillo del dinero, afirma un periodista francés que está en la zona del conflicto. Cuando Francia afirmó que entrará en la guerra si Sadam dispara armas químicas, son muchos los que cruzan los dedos para Sadam no cometa semejante estupidez.



Este es el tipo de episodio que Francia está esperando como argumento para revertir lo que a estas alturas está apareciendo como el error de haber tenido la postura humanista del comienzo: las multinacionales francesas han criticado la postura a ultranza de Francia en el Consejo. Los periódicos europeos como Le Monde, The Guardian y hasta el Daily Ttelegraph se han extendido sobre este tópico.



Es la noticia y el análisis que está apareciendo con más frecuencia: hay reacciones al interior de Francia por haberse automarginado de un botín -la reconstrucción- que surgirá de la caída de Bagdad y todo lo que eso implique.



Por otra parte, desde Gran Bretaña y los EEUU se nos alerta que los órganos de inteligencia de ambos países están operando con la inteligencia francesa para "detectar posibles autoatentados de las fuerzas de Sadam, como el del mercado de Bagdad del 28 de marzo y otras maniobras de pre capitulación como el uso de armas químicas.



No se descarta, según informaciones recogidas en la zona y emanadas desde Bagdad, que estos operativos de inteligencia de los Estados Unidos y el Reino Unido estén siendo preparando con elementos infiltrados en el gobierno iraquí para agitar la alternativa del uso de armas químicas. La idea central es culpar a Sadam y su desesperación para usarlas. De esa forma toda la intervención bélico habrá quedado justificada, Francia entraría tranquilamente a jugar su papel en el frente y las diferencias profundas entre aliados de la OTAN empezarían a sanarse. Eso explica que se haya retardado la entrada a Bagdad.



Esta operación de inteligencia ha sido reportada por la BBC y por medios como el New York Times, pero en el sentido que están allí para impedir que Sadam haga el uso de las armas químicas.



Más que una decisión de replantear la estrategia, las fuerzas de ocupación están preparando el golpe definitivo con un mecanismo de efecto propaganda, que no provoque mucha destrucción y víctimas, pero que al final, deje a Sadam el responsable definitivo.



Las elecciones que vienen



En el frente político, Estados Unidos se apronta para el próximo año a unas elecciones presidenciales cuyas campañas ya comenzaron, pero que enfrentan este obstáculo mayor de la guerra con Irak Hay problemas de presupuesto para costear la guerra y también para costear las campañas, y las escaramuzas financieras alrededor de la reconstrucción de Irak entran a tallar en esta elección.



Las arcas no son abundantes como se pensaba cuando se planificó esta guerra hace veinte meses atrás. Hoy, se está llegando al final de un acto que nadie pensaba que iba a tener el escenario que se observa: en primer lugar, un régimen que no colapsó y en caso de que lo haga, no será por las campañas aéreas ni por la inmediata toma de Bagdad; en segundo lugar, si el régimen de Hussein colapsa, no significa el fin de la guerra.



El periodo que teóricamente se llamó "de estabilización" tomará probablemente el tiempo que refleje una resistencia que no amaina para aceptar una ocupación extranjera.



Por otra parte, para que las elecciones presidenciales norteamericanas funcionen como antes, más allá del efecto de una guerra como factor de propaganda, el drenaje económico va a causar un escollo aun mayor a todas las iniciativas.



"Simplemente, no hay tanto dinero para solucionar tantos problemas, todos graves" dice un funcionario de una agencia internacional. Las elecciones presidenciales en los Estados Unidos no podrán montar sus discursos, con un Sadam derribado y una administración militar basada sobre la "victoria" en Irak, ni en la expectativa de un mundo más seguro y más cohesionado.



Si es eso lo que los estrategas republicanos van a ofrecer a los norteamericanos y estos lo creen, habrá dos obstáculos: el primero, diseñadores muy pobres en la concepción y en segundo lugar, lo más grave, estaríamos frente a una población que ha retrocedido culturalmente a pasos agigantados respecto a lo que el sueño americano planteaba.



Alli está la gran vulnerabilidad de la nación norteamericana: la incapacidad de su vasto público para entender los fenómenos propios en conexión con la realidad exterior. Esto sería muy grave y el golpe más rotundo a la seguridad global: tener a un Presidente en pie de librar varias guerras, apoyado por una masa de votantes que no sabe por qué políticas está votando.



Ley de la selva



Columnistas del New York Times, como William Pfaff, Paul Krugman y Maureen Dowd vienen desde hace un tiempo apuntando a esta aterradora verdad de una población que no evoluciona en la clave de la globalización que aspiraban sus más entusiastas teóricos.



El profesor Roger Burbach del CENSA confirma esta tesis diciendo que "Bush con esta Guerra ha roto el pacto de la globalización", y se le podría agregar que rompió cualquier atisbo de una gobernabilidad razonable en el futuro cercano.



"Bush ha implantado la ley de la selva, que es la única forma de salvar el sistema financiero", según un economista de una empresa de seguros. "Estaremos cuatro años más en este infierno, con crisis coreanas, chinas, indo-pakistanas, así se arreglarán algunos sistemas financieros en el eje seguridad-finanzas. Habrán un par más de pequeños Iraks, y se volverá a reestabilizar todo, después de una buena dosis de caos. Se necesitan estos shocks para que la economía siempre esté en movimiento. No hicimos caer al régimen comunista para estar en la inercia. Pero volverá esa estabilidad que tanto adulan los liberales", agregó este economista.



Aparte de la profunda desdicha de los iraquíes, en esta zona geográfica es posible encontrarse con parte de la flor y nata de los "analistas de la Zona del Golfo" como se les llama. Irak es una palabra casi mágica que tiene una resonancia que se expande a varios intereses.



Hay quienes piensan que el mundo sin Sadam se comprobará aun más inseguro, aunque los medios de comunicación norteamericanos que han sido afines a la administración Bush intentarán de demostrar que no es así para que Bush gane la elección.



Los demócratas están desacreditados de partida porque apoyaron al Presidente a medias tintas y eso de no ser ni chicha ni limonada les ha pesado históricamente. "Si los demócratas son medias tintas, los republicanos son incompetentes", nos dice un periodista de un medio americano que tuvo que salir de Bagdad y se quedó fuera del cuoteo con que se está definiendo quiénes pueden reportear en el frente.



Líderes del partido republicano que observan las elecciones del próximo año y apuntan para la reelección de Bush Jr. cierran filas en torno a su presidente con vítores de apoyo. "Todos estamos detrás del Presidente y confiamos en él", recogió la radio BBC el sábado en una reunión del Partido Republicano en Washington. La retórica es punzante e incluso agresiva en contra de Alemania, Francia y todos aquellos que no apoyan la guerra.



"Boicotearemos cualquier intento de que ellos participen en la reconstrucción del Irak, y también sus productos", dijo un congresista republicano a la BBC, lo que coincide en parte con la postura adoptada por la administración Bush de no hacer participar en la reconstrucción de Irak a los países que no apoyaron la guerra.



Pero antes de que se consume esta repartición de botín, hay problemas por resolver. El botin no generará recursos de inmediato. Caerá Sadam y la estabilización y reconstrucción será un ejercicio que demandará recursos que no están bien contabilizados.



Si fallaron en los cálculos de la guerra en todo sentido, esa falla de origen puede repetirse en los cálculos financieros. Con más o menos recursos provenientes del petróleo iraquí y de los sectores económicos que financian esta guerra, todo apunta a que Francia, Alemania, Bélgica y China y Rusia -aun con arcas de poca liquidez-, deberán estar en la fase de la reconstrucción más temprano que tarde.



Sin embargo, el acuerdo político debe surgir antes y ese antes es el período eleccionario en los Estados Unidos, nunca antes una elección dependió tanto de una situación de negociación externa como ahora.



La retórica electoral de demócratas y republicanos, después del bombardeo propagandístico en contra de la Europa por el No a la guerra, deberá estirarse hasta límites insospechados. Cualquiera que gane deberá contar con Francia, Alemania, Rusia, China, y Bélgica para la reconstrucción del Irak y para recomponer la economía de los Estados Unidos. Esto lo ha reconocido en más de una oportunidad el Senador Charles Byrd, el único que ha levantado la voz en toda esta parodia a la diplomacia y la política.



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